“Hay un compromiso de Fernández para avanzar con ese proyecto, si gana en octubre. Son tierras nacionales y hay una franja que está en disputa que son los terrenos de IRSA”, le dijo a Letra P el ex comunero Martín Iommi, uno de los que participó del encuentro con Fernández. “La propuesta plantea que en ese lugar se haga un estudio de título como parte de un proceso de expropiación. Si pueden demostrar la titularidad de las tierras, habrá que negociar con la empresa. Si no pueden, se puede planificar ahí. Lo que no queremos que toquen son las tierras de Ferro y queremos una solución para las 40 familias que hoy viven en esos terrenos”, agregó Iommi, que estuvo acompañado por el autor del proyecto, el arquitecto Rubén Kavanagh, miembro de la Cámara de Comercio del barrio.
Las organizaciones que visitaron a Fernández pretenden transformar las 18 manzanas de la Playa Ferroviaria de Caballito en un parque público, de acceso libre y gratuito en una zona saturada de torres. Es un área que se extiende entre la avenida Avellaneda y las calles García Lorca, Donato Álvarez y Yerbal, detrás del Estadio de Ferro y cerca de la Estación Caballito del Ferrocarril Sarmiento. Según la estimación de los vecinos, son 178.000 metros cuadrados. Pero en el medio está el predio de 23.791 metros cuadrados que pertenece a la empresa IRSA desde hace 22 años: sobre Avellaneda, entre Fragata Sarmiento y Olegario Andrade.
Los promotores del proyecto realizaban este sábado, desde las 13, una jornada cultural en la “Estación de los Deseos”, un centro cultural autogestivo que está pegado a las vías del Ferrocarril y funciona desde hace casi dos décadas detrás del Patio de los Lecheros. En la convocatoria afirman que es “una alternativa vecinal que se opone a los proyectos de Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta de convertir esos terrenos en un negocio inmobiliario, construyendo edificios y un shopping, que destruiría a los comercios afectando a las fuentes de trabajo del barrio, colapsaría los servicios y le sacaría el uso de tierras al Club Ferro Carril Oeste”.
El proyecto del Parque Caballito que impulsa los vecinos del barrio, ahora con apoyo de Alberto Fernández.
DONDE IRSA NO PUDO. Fernández les pidió a los promotores del proyecto que se contacten con Matías Lammens, el candidato del Frente de Todos en la Ciudad. Sin embargo, apenas unos minutos de charla, la promesa de tratar el tema y una foto bastaron para que el candidato más votado en las PASO pusiera la lupa en un conflicto histórico en un predio donde el metro cuadrado no baja de 3.000 dólares y se enfrentan dos conceptos antagónicos de Ciudad. Armonizar intereses en ese territorio nunca fue fácil.
Desde que, en 1997, el intendente Fernando De la Rúa presentó la iniciativa hasta hace poco tiempo, la desarrolladora inmobiliaria intentó sin exito que la Legislatura porteña aprobara una rezonificación de los terrenos para construir un shopping en Caballito. Lo hizo en 2011, 2012, 2014 y 2016. Durante muchos años, IRSA desplegó un lobby intenso para avanzar con la construcción de un centro comercial de 30.000 metros cuadrados: un hipermercado, un complejo de salas de cine y áreas de recreación y entretenimiento. En su página web, aclaraba, incluso, que el proyecto tenía la anuencia del Poder Ejecutivo. Además, había logrado el apoyo de los comerciantes de CAME y de una parte de los vecinos que viven frente al predio donde pensaba edificar el shopping Caballito. Después de casi dos décadas, ese proyecto histórico acaba de naufragar.
El poder formidable de un grupo que en la Ciudad es dueño de Alto Palermo, Abasto, Dot de Saavedra, Patio Bullrich y el Distrito Arcos no alcanzó para doblegar el rechazo de los vecinos de la zona. Tampoco, la presión de Rodríguez Larreta para obtener el apoyo de 31 diputados en una Legislatura que el PRO domina sin problemas desde hace más de una década. Por orden de Elisa Carrió, la Coalición Cívica fue uno de los espacios que objetó desde el oficialismo la iniciativa de Elsztain.
Caballito Chico, el proyecto residencial con el que IRSA reemplaza al del shopping, que nunca pasar el filtro de la Legislatura.
GIRO DIALOGUISTA. En julio pasado, el Grupo IRSA anunció sorpresivamente que desistía de su objetivo más ambicioso y cambiaba de planes para avanzar con la construcción de entre siete y ocho edificios de viviendas de alrededor de diez pisos cada uno. Desde la desarrolladora inmobiliaria confirmaron a Letra P que el nuevo proyecto es más residencial que comercial: “Vamos a hacer lo que teníamos pensado en primera instancia, que era hacer edificios. Durante mucho tiempo, pedíamos una rezonificación. Nosotros teníamos permiso para hacer 80.000 metros cuadrados de departamentos y pedíamos reducirlo a los 28.000 metros del centro comercial. Nunca logramos que la Legislatura lo aprobara y bueno, vamos a hacer una cosa intermedia. No va a haber un shopping, va a haber un zócalo comercial, edificios con locales a la calle”, dijeron.
Desde IRSA afirman que la modificación es acorde con el Código de Planeamiento Urbano y ya fue consensuada con el jefe de Gobierno porteño, de histórica cercanía -personal y familiar- con la empresa y con su principal accionista.
Cercanía. Larreta y Eduardo Elsztain, presidente del Grupo IRSA.
Afectada por urgencias de otro tipo, complicada por el control de cambios que regresó con el macrismo final, en IRSA aseguran que el render todavía no está terminado y que la situación actual del país obliga a postergar por unos meses cualquier definición. Sin embargo, fuente del Gobierno porteño le dijeron a Letra P que la empresa encargada del proyecto de Elzstain es Portland, una constructora a la que se le atribuye sintonía fina con Nicolás “Nicky” Caputo, el hermano del Presidente. Su proyecto ya circula incluso entre funcionarios de Larreta.
Después de dar el brazo a torcer con el intento de construir un shopping que incluía la construcción de 2 mil estacionamientos en dos subsuelos de cocheras, abrir entre 170 y 190 locales e invertir un millón de dólares para abrir la calle Boyacá, la empresa de Elsztain también desliza que está de acuerdo con el proyecto de abrir un espacio público en la zona. Es un giro que coincide con el del propio jefe de Gobierno, ahora también dispuesto a avanzar con una iniciativa de ese tipo. Sin embargo, existe un elemento más que subsiste como eje del conflicto: el origen de los terrenos que compró IRSA, a fines de la década del noventa.
TIERRA EN DISPUTA. Las organizaciones que se opusieron durante décadas al shopping afirman que Alto Palermo, la sociedad de Elsztain, obtuvo las tierras de manera ilegal a través de una empresa off shore, DUNSIDE S.A., con sede en Uruguay, que se esfumó luego de la operación.
La parte de adelante del predio que da sobre avenida Avellaneda fue vendida en 1997 en un proceso cuestionado. La primera irregularidad la cometió el dueño de los terrenos, el Club Ferro, durante la gestión de Marcelo Corso. Ferro le había comprado esas tierras al entonces ONABE, que administraba los bienes ferroviarios, y los había pagado en cuotas con el apoyo de los socios del club que cumplieron durante años con un bono que se llamaba cuota-tierra. Pero con un fin específico: realizar allí actividades deportivas.
Corso, el presidente de Ferro entre 1996 y 1999, fue expulsado del club por ese tema. No sólo por haber cedido los terrenos de manera irregular, sino porque, además, no se sabe qué pasó con los fondos. Fue irregular la venta y fue irregular el manejo de los fondos. Pero Ferro cobró por haber vendido esos terrenos y el grupo Elsztain pagó: el conflicto debería ser, en todo caso, entre IRSA y el Estado argentino porque el destino de los terrenos era otro.
El jefe de Gobierno porteño tiene con IRSA un vínculo que es previo a su cargo actual. Su hermano Augusto fue durante años el Gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Elsztain.
“Esos terrenos son nuestros y están escriturados a nombre de IRSA hace más de 20 años”, le dijeron a Letra P desde la empresa. Parece difícil que puedan ser expropiados por el candidato que intenta consolidar su perfil de moderado y se propone el ambicioso proyecto de cerrar la grieta. Lammens, sin embargo, convirtió en uno de los ejes de su campaña porteña la crítica a la opción de Larreta por los negocios y la especulación inmobiliaria. Los vecinos que promueven el plan que Fernández tiene en sus manos afirman que la iniciativa de Caballito demuestra que existen propuestas distintas a las del macrismo para la Ciudad, algo que acostumbra a negar el sucesor de Macri en la zona franca del PRO.
El jefe de Gobierno porteño tiene con IRSA un vínculo que es previo a su cargo actual. Su hermano Augusto fue durante años el Gerente de Relaciones Institucionales del Grupo Elsztain. También el emprendedor y ministro caído en desgracia Andy Freire fue directivo de la desarrolladora hasta 2015.
Si Fernández repite en octubre el resultado de las PASO, deberá intervenir en ese pulseada histórica entre el gigante inmobiliario y las agrupaciones del barrio. Los terrenos son federales y pertenecen a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE), el ente que reemplazó al viejo ONABE y a la ADIF de los años kirchneristas. Además de los fondos necesarios para transformar una zona que no recibe inversión del Estado, serían necesario un convenio entre la Nación y la Ciudad y una ley de la Legislatura porteña.