ELECCIONES 2019 | LAS PASO

Sin internas ni terceros al acecho, Macri y Fernández adelantan la primera vuelta

El Gobierno puso toda su estructura a presentar las primarias como una elección histórica e incentivar a la participación. Con polarización al 80%, es un mano a mano que apura las definiciones.

Con encuestas que pronostican una concentración del 80% de los votos en las dos fuerzas que compiten con chances de imponer al próximo presidente y sin internas en ningúna de los frentes que postulan candidatos a la Casa Rosada, las elecciones primarias que se celebrarán este domingo en todo el país funcionarán como un adelanto de las elecciones de octubre, con el presidente Mauricio Macri y el peronista Alberto Fernández en un mano a mano sin terceros en discordia.

 

JUNTOS POR EL CAMBIO DE ESTRATEGIA. El 25 de junio, tres días después del cierre de listas, el Gobierno puso en marcha un operativo para desacreditar las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). En lugar de jugar la carta desde el Poder Ejecutivo, el tubo de ensayo lo puso en juego el radicalismo, que, a través de sus principales voceros y algunos de sus referentes parlamentarios más encumbrados, transformó la idea de suspender las elecciones primarias en declaraciones rimbombantes, una oleada de tuits y hasta proyectos de ley. La Casa Rosada, al menos públicamente, se desentendió de esa iniciativa que, era sabido, tenía destino de fracaso.

 

 

Mucho antes del pedido de la gobernadora, el PRO sacó a la cancha, territorial y digital, a toda su estructura para hacer una convocatoria masiva a votar este domingo. Empezaron los funcionarios con avalanchas de mensajes en redes sociales y luego se sumaron los voluntarios embanderados en la plataforma Defensores del Cambio que, en cuestión de días, pasaron de enviar mensajes por WhatsApp alertando sobre el "costo excesivo" de las primarias (4.000 millones de pesos) a inflar la importancia del voto en las elecciones del 11 de agosto.

 

 

“Esta es la elección más importante desde el 83. No podemos quedarnos en casa el domingo. No podemos pensar que esto no importa”, sostuvo el intendente de Vicente López, Jorge Macri, anfitrión del cierre de campaña bonaerense de Vidal y el presidente Mauricio Macri. El martes, en el cierre porteño en Ferro, el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, lanzó: “Vayamos todos a votar. Llevemos a los abuelos, a la familia. Está en juego el futuro”.

 

Días atrás, el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, celebró el Día del Abuelo en redes sociales con este mensaje: “¡Feliz día de los abuelos! Muchos vivieron gran parte de nuestra historia, por eso es importante que charles con ellos para que te cuenten su experiencia. Te propongo que celebren la democracia yendo a votar juntos el domingo 11 para construir la Argentina que nos merecemos”.

 

La campaña anti PASO mudó a un vendaval de acciones y súplicas para que el electorado afín al Gobierno -y el indeciso- vaya a votar en las primarias, generando un efecto mediante el cual el domingo 11 de agosto se transformó en una primera vuelta anticipada. Para semejante movida del oficialismo pesaron las encuestas favorables a la fórmula Alberto Fernández - Cristina Fernández de Kirchner, aunque hace días que  Jaime Durán Barba y su equipo le advierten al jefe de Gabinete y de campaña, Marcos Peña, que Macri recortó la distancia. A contramano de lo que indican los sondeos de opinión, incluso los que miden para Balcarce 50.

 

 

 

Ambas fórmulas pusieron el 100% de su esfuerzo en las PASO, a contramano de lo que sucedió en 2015. Al mismo tiempo, se concentraron en la zona centro. Macri y Fernández pusieron en práctica el mismo esquema: en las últimas semanas visitaron varias veces Santa Fe y Córdoba. En rigor, el precandidato del Frente de Todos fue directamente a buscar el voto en los lugares que Macri ganó en 2015 y donde, razonan en el PRO, la crisis económica dejó una estela de desencantados con la gestión del Gobierno.

 

Por otra parte, en las entrañas del Gobierno, especialmente en el equipo económico, hay pánico por un lunes negro en los mercados si la fórmula del Frente de Todos aventajase a Juntos por el Cambio por una diferencia superior a cinco puntos que, además, abriría la puerta a un triunfo en primera vuelta del kirchnerismo. El operativo remonte se complejiza ante una escalada del dólar.

 

 

 

Bajo esa lógica, el Gobierno salió a la caza del voto útil bajo la dicotomía “pasado” versus “futuro” o, siempre según la versión oficialista, “kirchnerismo” versus “macrismo”, una conceptualización que el PRO ensaya desde que llegó a la Casa Rosada pero que acentúa en años electorales y, también, va en línea con el esquema de polarización propuesto para la campaña.

 

Este último punto también tiene un correlato con la construcción política post PASO: sea cual fuere el resultado de este domingo, Macri y sus candidatos irán por los votantes de Roberto Lavagna, José Luis Espert y Juan José Gómez Centurión para convertir las elecciones de octubre en un cuadro de tanta polarización que, en los hechos, oficie a su vez como un ballotage adelantado. No hay avenida del medio ni tercera vía, solo un mano a mano entre PRO y Todos. Es una estrategia que se cocina al calor de lo que en la Jefatura de Gabinete califican como “voto espanto” o “voto riesgo”. 

 

El lunes, Macri y sus candidatos irán por los votantes de Lavagna, Espert y Gómez Centurión para convertir las elecciones de octubre en un ballotage adelantado.

La participación es clave para los intereses del Gobierno. El factor climático también incide: en las PASO porteñas de 2017, el equipo de Rodríguez Larreta identificó una participación baja en las comunas 2 (Recoleta) y 14 (Palermo). De agosto a octubre de ese año se redoblaron los esfuerzos en esos barrios y la boleta de Elisa Carrió subió un punto porcentual en la elección general.

 

En 2015, Vidal subió más de diez puntos entre las PASO y las generales. La gobernadora se llevó votos del peronista Julián Domínguez, que perdió en agosto con Aníbal Fernández. No obstante, lo determinante fueron los casi un millón de bonaerenses que no votaron en las PASO y sí lo hicieron en octubre, lo que inclinó la balanza por el PRO en un terreno donde no hay ballotage. En dos meses, la participación subió de 74% a 80%.

 

Es una elección diametralmente opuesta a la que soñó el PRO. Meses atrás, Macri juraba, ante íntimos, que perdía la PASO y también la general, pero que empezaba a remontar desde octubre para, finalmente, ganar en la segunda vuelta. Ahora, todos los cañones del macrismo apuntan a un récord de participación este domingo e inclinar la balanza para definir la contienda en octubre, como vaticinó Durán Barba en el último Consejo Nacional de Juntos por el Cambio.

 

Guilllermo Cornaglia. Hasta diciembre fue senador por Belgrano.
Rosario Romero, intendenta de Paraná.

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