Poco después de comenzar la metamorfosis de empresario a político, Mauricio Macri afrontó en 2003 la primera campaña electoral de su carrera. Han pasado 16 años desde aquel estreno. En los tres lustros que lo separan de aquella experiencia fundacional, el líder del PRO protagonizó una docena de elecciones. Su nombre encabezó distintas boletas, siempre calzado en alguno de los tres trajes de candidato que ha utilizado hasta ahora: diputado, jefe de Gobierno porteño y presidente. Sin embargo, las primarias de este domingo encierran una experiencia inédita dentro de la saga de competencias electorales que ha vivido: se trata de las primeras PASO nacionales que le toca transitar como Presidente, en la búsqueda de su reelección y acompañado por un compañero de fórmula de origen peronista.
Por esa razón, ninguna de las campañas electorales previas se parece al desafío que Macri enfrentará este domingo 11 de agosto. Se trata de una carrera que, para su hoja de ruta, caracteriza a las PASO como el primer capítulo de una elección bisagra que no se termina en la primera vuelta. Para el Presidente, la búsqueda de un segundo mandato no tiene dos etapas para organizar el despliegue de su marketing político, sino tres: las primarias de este domingo, las generales del 27 de octubre y el ballotage del 24 de noviembre. Cada instancia implicará una estrategia distinta, pero con el mismo objetivo: alimentar la polarización con el kirchnerismo para incrementar un antagonismo que, según pronostican en la Casa Rosada, se dirimirá “voto a voto”.
Con el mismo entusiasmo que siempre invirtieron para defenestrar la utilidad de las primarias, en el búnker de campaña del PRO ahora rescatan su importancia. Tanto el Presidente como sus colaboradores electorales más cercanos defienden las razones de semejante giro. Aseguran que un alto nivel de participación en las primarias de este domingo será clave para reducir los pronósticos negativos que le arrojan las encuestas.
El llamado enérgico de Macri se debate entre la interpelación de los desencantados y la movilización de su núcleo duro. “Los votantes del kirchnerismo van a ir a cada escuela, llueve o truene. Para ellos es una votación casi religiosa, van a ir como sea, pero nosotros tenemos que activar mucho más a los nuestros; por eso resignificamos el valor de las primarias”, se justificó uno de los funcionarios presidenciales que cuestiona a las PASO desde la primera candidatura de Macri a jefe de Gobierno porteño. Quizás por eso omite que hay una contienda clave que, por ley, no tiene tres etapas, sino dos: la provincia de Buenos Aires, donde la gobernadora María Eugenia Vidal busca un segundo mandato, pero definirá su suerte el 27 de octubre, sin opción alguna de repechaje en noviembre. La soga corta de esa contienda también refleja las internas que separan a macristas de vidalistas, porque cerca del Presidente se ofuscan cuando escuchan la diferencia de ocho puntos que ventilan desde La Plata.
Para el calendario de probabilidades que descansa en el escritorio del Presidente, los tramos de la campaña que tiene por delante es inversamente proporcional a las aspiraciones del Frente de Todos. A contrapelo de los pronósticos que ventilan los voceros del Gobierno, Macri espera conquistar su reelección a fines de noviembre, mientras que el peronismo pronostica resolver la contienda en primera vuelta. En esa danza de estimaciones, las PASO cobran una importancia determinante para ambos, pero ese volumen implica una novedad para el PRO, cuyos operadores recobran la autoconfianza en tiempos de campaña. “Es como un partido de fútbol. Ellos salen a la cancha y todo cambia para nosotros, porque nos equivocamos cuando jugamos solos”, confía un ladero del jefe de Gabinete, Marcos Peña, mientras analiza los errores no forzados de sus adversarios y se jacta de la maquinaria tecnológica que utiliza para estudiar la demanda de la población. En ese contexto, ratifica el pensamiento presidencial y asegura que las primarias de este domingo son “una estación más la carrera electoral” que terminará en noviembre, pero que comenzó hace 16 años.
Para la aritmética del equipo de marketing político del Presidente, que desde 2005 incluye en su plantilla permanente al ecuatoriano Jaime Durán Barba, las primarias también contarán con un primer pantallazo cuantificable (y georeferenciado) sobre la intención de voto a favor y en contra del Gobierno. También, respecto al impacto real que generó el ajuste, la recesión y la crisis económica sobre su electorado. “Las PASO son así: funcionan entre la prueba y el error, pero para nosotros se alejó el fantasma de las PASO como un problema económico”, reflexionó otro alto funcionario consultado, que eligió eludir la suba del dólar de esta semana para diluir los temores que laten en la Casa Rosada ante el comportamiento que podrían adoptar los mercados a partir de las 10 de la mañana de este lunes.
Habrá comenzado el momento post PASO, que iniciará cuando el escrutinio provisorio haya delineado las tendencias y la paridad de la divisa estadounidense defina la capacidad de Macri para transitar las dos etapas siguientes. Para entonces, habrá comenzado otra elección.