La Casa Rosada ya tiene la hoja de ruta para las cuatro semanas de campaña proselitista que protagonizará el presidente Mauricio Macri hasta las PASO. El despliegue tiene una fecha de largada: el próximo miércoles 17, cuando comience a regir la prohibición legal para realizar actos inaugurales con fines electorales. Estará dividida entre desembarcos territoriales, con todo el cotillón del oficialismo, y unas “50 o 60 intervenciones microsegmentadas diarias” que, en su mayoría, pasan inadvertidas para los medios de comunicación y son realizadas por el equipo de campaña de Juntos por el Cambio mediante grupos de whatsapp y redes sociales.
Para esta semana, los recorridos físicos incluirán visitas a Santa Fe y Entre Ríos, en el marco de la cumbre del Mercosur que comenzó este lunes, y nuevos desembarcos en Mendoza y el sur cordobés para la próxima, con una visita casi segura a la ciudad mediterránea de Río Cuarto.
En todos los casos, la estética de campaña implicará un protocolo de marketing diferente: de ahora en adelante Macri protagonizará “fotos de familia” junto a los candidatos del oficialismo en cada provincia que visite, como parte de una táctica diseñada para atar su imagen a la de sus candidatos locales. Este lunes el Presidente “fue cuidadosamente fotografiado con los primeros candidatos locales” de Mendoza. Se trató del anticipo técnico de una puesta en escena que se reeditará en las dos provincias litoraleñas que el candidato a la reelección visitará durante los próximos días, sin obras públicas que inaugurar debido a la veda legal.
Las locaciones que Macri visitará en forma definitiva son resueltas con 48 o 72 horas de anticipación, pero en la agenda se visualiza un “casi seguro” cierre de campaña múltiple, que podría incluir tres o cuatro escenografías de 360° en el teatro Orfeo de Córdoba Capital, en la Ciudad de Buenos Aires, en una localidad del conurbano bonaerense y en alguna otra provincia. Un destino posible es San Salvador de Jujuy, la capital de una de los tres distritos que gobierna el radicalismo.
Hasta que se realicen esos despliegues, el búnker de campaña del PRO continuará trabajando en esas “50 o 60 intervenciones microsegmentadas diarias”. La cifra y el método son preservados “bajo secreto profesional”, con un hermetismo que impide la confirmación periodística del total de los despliegues realizados.
Esa intimidad forma parte de la cercanía que busca construir la jefatura de campaña, en manos del ministro coordinador Marcos Peña, que está concentrada en hacer llegar mensajes del Presidente a grupos de WhatsApp y en las redes sociales mediante audios, selfies y textos que serían presuntamente enviados por Macri a destinatarios designados por el aparato de marketing político de Juntos por el Cambio. Todo a partir del entrecruzamiento de las bases de datos que maneja la Casa Rosada, con la utilización sistemática de la madre de todos los padrones digitales: la base de datos de la Anses.
El remanido método de “microsegmentación” no se aplica solamente mediante grupos de WhatsApp y en las redes sociales. “También lo hacemos en los actos que protagoniza el Presidente, cuando se comunica con trabajadores viales en las rutas que inaugura; con los ferroviarios que reunimos cuando presenta un nuevo taller, o con las selfies que se saca en otro momento, como cuando fue a un penal para estar con la asociación Espartanos”, graficó una fuente con influencia en la campaña, que no pudo explicar de qué modo logran garantizar medio centenar de este tipo de intervenciones por día.