Desde el sábado a las 21:47, cuando comenzó el apagón masivo en la zona norte de La Plata, hasta este jueves en el que aún sigue sin reestablecerse por completo el servicio, el silencio predominó en el gobierno de María Eugenia Vidal. Y aunque los esfuerzos de la arquitectura comunicacional vidalista apuntan a encriptar las responsabilidades en Edelap, la empresa distribuidora a cargo de brindar el servicio en la capital de la provincia de Buenos Aires, lo cierto es que el Ejecutivo bonaerense posee áreas puntualmente responsables de desarrollar la proyección y efectuar el correspondiente control de los servicios públicos en forma directa o a través de los organismos reguladores.
Estas estructuras se enmarcan en el Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos a cargo de Roberto Gigante, quien, fiel al perfil que cultivó en sus tres años y medio como funcionario de confianza de Vidal (primero en la extinta cartera de Coordinación para pasar luego a su actual cargo), hasta el momento mantuvo el silencio y se posó al margen de esta crisis energética que impacta a miles de usuarios y ya registra pérdidas significativas para comercios de la zona.
Tal como reveló Letra P el año pasado, el mandamás de la obra pública bonaerense colocó en puestos clave de su cartera a varios de sus ex compañeros del Colegio del Salvador y ex miembros de directorios de grandes empresas, por ende, jugadores fuertes de la obra pública de ambos lados del mostrador. Con esa tónica, también colocó en el área energética a ex directivos de empresas del rubro.
Lo llamativo del caso es que los dos principales funcionarios de la energía en el gobierno de Vidal compartieron largos años en Edenor en tiempos donde era directivo allí el hoy dueño de Edelap, Rogelio Pagano.
El más notorio es el caso del director de Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires, Edgardo Volosin, quien previo a asumir en la cartera de Infraestructura en enero de 2016, se desempeñó 22 años en Edenor. En esa firma, Volosín compartió el directorio con Pagano. Ambos directores titulares, tenían también casilleros clave de la estructura organizativa de los Mindlin- McFarlane. Volosín fue director de Asuntos Corporativos, Pagano, director de Finanzas y Control, de acuerdo a lo que se refleja en el reporte de sustentabilidad de Edenor de 2009-10.
Por esos años, quien también formaba parte de Edenor –llegando a cosechar 22 años de antigüedad en esa firma, al igual que Volosín- era Alberto Oscar Rica, el cual se llegó a desempeñar como gerente de Planificación y Control Técnico hasta 2016, año en el que asumió en el gobierno de Vidal como director de Energía de la provincia de Buenos Aires.
Así dadas las cosas, Volosín (a cargo de Servicios Públicos) y Rica (a cargo de Energía) son los encargados de velar por el adecuado funcionamiento del servicio de energía eléctrica que no sólo en La Plata sino en la gran mayoría del territorio bonaerense (a través de Edelap, EDEN, EDEA y EDES) brinda el Grupo DESA, que encabeza Luis Pablo Rogelio Pagano, el viejo coequiper de ambos funcionarios vidalistas en tiempos de Edenor.
Tal es la injerencia de Rica y Volosín en el control del servicio de energía que voces cercanas al Organismo de Control de Energía provincial (Oceba) consultadas por este medio minimizan el peso concreto en la toma de decisiones del titular del Oceba, Jorge Arce (un funcionario de carrera que data de 2007 en el organismo) y apuntan a los ex Edenor como dueños de la lapicera.
En efecto, en febrero de este año, cuando este medio intentó en reiteradas ocasiones, sin éxito, tener la voz oficial de Oceba sobre un apagón que también había sufrido la capital bonaerense, cerca del organismo de control deslizaron que ni siquiera allí contaban con información certera sobre las proyecciones de inversión de Edelap. También, se supo que en el Comité de Crisis se acordó que estos temas serían manejados personalmente por el director provincial de Energía, Alberto Rica.
Lo cierto es que, más allá de las amenazas de sanciones a Edelap al calor de los apagones, con el correr de los días la distribuidora no modifica su postura de no inversión en obras clave como la subestación eléctrica en la zona norte que el propio intendente platense, Julio Garro, remarcó que se había planificado en 2007.
LOS DUEÑOS DE LA LUZ. Desarrolladora Energética S.A (DESA) cerró en marzo de 2017 la operación por la cual adquirió Edelap, distribuidora de energía eléctrica encargada de abastecer a La Plata y su zona de influencia. No lo hacía de todas formas en un escenario propicio. Un mes antes, en febrero de 2017, un fuerte temporal azotó a la capital bonaerense y dejó al desnudo las múltiples falencias en el servicio prestado por la firma que por entonces tenía como principal accionista a Alejandro McFarlane.
Con el desembarco de DESA los centelleantes reclamos se apagaron bajo las promesas de inyección de recursos para una optimización del servicio. Pasaron exactamente dos años para que un nuevo temporal deje al descubierto que Edelap cambió de manos pero no de nivel de calidad en la prestación: el apagón fue superlativo febrero de este año en la capital bonaerense. Y por estos días el escenario caótico se reactivó con mayor fuerza.
Financista de moderado perfil pero conocido en la city, Rogelio Pagano pasó por el Bank of America, Citibank, Citicorp, Morgan, Grenfell & Co., entre otros. Hasta 2012, fue director financiero y miembro del directorio de Edenor –con los Mindlin y McFarlane. Contador Público Nacional y licenciado en Administración de Empresas de la UCA, Luis Pablo Rogelio figuró en 2001 en el directorio de Alpargatas para luego comenzar un largo derrotero por empresas energéticas bajo el ala de Mindlin.
Entre 2016 y 2017, DESA adquirió la participación mayoritaria en las cuatro empresas de distribución eléctrica Del interior bonaerense (EDEA, Edelap, EDES y EDEN) por cerca de U$S 465 millones.
UN TRAMPOLÍN AL GABINETE. Más allá de la extensa raíz de deficiencias que giran en torno al servicio de Edelap, lo cierto es que esta empresa ha sido semillero de funcionarios del vidalismo. El caso más conocido es el secretario General de la Gobernación, Fabián Perechodnik, quien fue desde 2012 hasta el 10 de diciembre de 2015 director Clase A de Edelap. Otro caso, menos conocido, es el de Damián Andino. Su paso por el directorio de Edelap -entre 2006 y 2011- fue quizás la carta principal para ocupar su actual cargo como presidente de la empresa estatal de energía Centrales de la Costa Atlántica S.A.
La irregularidad de esta concentración en el manejo de la energía fue advertida por el sociólogo e investigador de Flacso Federico Basualdo en la investigación “La violación del marco regulatorio en el funcionamiento actual de la distribución eléctrica de la provincia de Buenos Aires”, donde plantea que ese esquema va contra el proceso de reforma neoliberal de los 90 -vigente actualmente- que adoptó como principio básico “la promoción de la competencia y mercados competitivos, junto con la privatización de las empresas públicas y el establecimiento de un nuevo marco regulatorio para la actividad eléctrica”. Una de las normas bonaerenses que aluden a ese principio de competencia que estaría siendo vulnerado por esta concentración es la Ley 17.771, vigente desde febrero de 1996.
Por esta situación, la Asociación de Consumidores Argentinos denunció penalmente en septiembre pasado a un grupo de funcionarios nacionales y provinciales (en el que se incluyó a la gobernadora María Eugenia Vidal) por "abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes del funcionario público, cohecho pasivo y activo, negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas y tráfico de influencias"; y por "acelerar el proceso de concentración dentro del mercado energético mediante el cual se benefició a distintos empresarios del entorno de Cambiemos".