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Mensaje a la CGT: la fórmula FF debutó con Moyano y el sindicalismo opositor

Cristina y Alberto F., acompañados de Kicillof y Magario, tuvieron su primer encuentro sectorial con el gremialismo enfrentado a la central. Preocupación por la economía y negociación por las listas.

La primera aparición política posterior al lanzamiento de la fórmula Fernández-Fernández, apenas un día después de anunciarse el Frente de Todos, trajo implícita un guiño al mundo sindical y también un aviso sobre los consensos que demandaría un próximo gobierno peronista. Durante la reunión realizada este jueves en la Asociación Bancaria, que conduce Sergio Palazzo, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner brindaron un gesto de reconocimiento al sindicalismo opositor a la conducción de la CGT. La charla, que se extendió durante más de una hora, incluyó también gestos de autocrítica de ambas partes, que se diluyeron ante la necesidad de unificar voluntades frente al crítico escenario económico, actual y futuro.  

 

Pasadas las 13.30, media hora después de lo previsto, la ex presidenta ingresó a la sede gremial de la calle Sarmiento, en pleno microcentro porteño, donde ya la esperaba el candidato presidencial y la fórmula bonaerense de su espacio, Axel Kicillof y Verónica Magario. Entre los sindicalistas estaban, además del anfitrión, el camionero Hugo Moyano, el líder de CTA Hugo Yasky, el gráfico Héctor Amichetti, la judicial Vanesa Siley, el titular del SOMU, Raúl DurdosRoberto Baradel de Suteba, Daniel Catalano de ATE Capital, el camionero Pablo Moyano, el canillita Omar Plaini, el curtidor Walter Correa y el titular de aeronáuticos Edgardo Llanos, entre otros.

 

El encuentro fue ideado inicialmente para reunir a los candidatos con los dirigentes del Frente Sindical por el Modelo Nacional (FreSiMoNa) pero, por pedido del Instituto Patria, se amplió la convocatoria a los sindicatos nucleados en las centrales alternativas. Todos los dirigentes coincidieron en que la reunión se desarrolló en un buen clima, donde no faltaron balances críticos sobre la relación tensa que tuvieron los gremios y el gobierno de Cristina, sobre todo durante el último tramo del segundo mandato de la ex presidenta. 

 

En el encuentro, tanto Alberto Fernández como Cristina hicieron un reconocimiento explícito del rol de los gremios disidentes, sobre todo, como aglutinadores de las fuerzas que confrontaron en las calles con la política económica de Cambiemos.

 

MENSAJE A AZOPARDO. La reunión es sí misma implicó un golpe para la conducción de la CGT. No sólo porque el binomio presidencial no se mostró aún con la cúpula cegeteista, sino porque ese reconomiento podría tener su reflejo en los nombres que integren las listas de candidatos que ya se están empezando a puntear. Máxime cuando buena parte del Consejo Directivo de la central obrera, hoy participando en la reunión anual de la OIT en Ginebra, apostó hasta hace algunas pocas semanas, a una fórmula que excluía a la senadora, la candidatura de Roberto Lavagna.

 

El compromiso de que, ante un eventual triunfo del peronismo en las elecciones presidenciales, el trabajo vuelva a ser el eje vertebrador de la sociedad estuvo acompañado por un tema más espinoso que ya empieza a preocupar al mundo sindical: la situación económica que heredará el próximo gobierno.

 

 

 

"Se vienen tiempos muy difíciles", fue la frase que escucharon de boca de los propios candidatos, lo que abrió paso a una puesta en común de un diagnóstico que anticipó que en la etapa que viene será necesario pactar consensos sociales que permitan superar la crisis en curso. El "contrato social", la figura a la que la ex presidenta recurre para englobar un pacto multisectorial que vuelva gobernable la situación económica, es una idea compartida por el mundo sindical que, no obstante, también provoca desconfianzas dadas las experiencias anteriores que, con la propia Cristina en el poder, dejaron heridos en todos los bandos.

 

La decisión oficial de inaugurar la ronda de conversaciones con un encuentro con el sindicalismo opositor pareciera tener como objetivo espantar esos fantasmas, al menos con la corriente gremial que se hizo fuerte en la confrontación. Y, al mismo tiempo, conseguir un reaseguro de paz callejera a cambio de compromisos de Estado.

 

Antes, claro, habrá que ganar las elecciones y satisfacer la demanda política de que el reconocimiento brindado en la reunión en La Bancaria tenga su correlato en las listas de candidatos o, incluso, en el futuro gabinete.

 

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Acompañado del ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, el gobernador Maximiliano Pullaro recibió los 80 móviles enviados por Kicillof.

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