En medio de la crisis, el Gobierno y los empresarios coincidieron, casi por primera vez en los últimos meses, en la caracterización del contexto. La recesión y el clima enrarecido configuran una crisis netamente política y, en ese contexto, las medidas económicas –aisladas y de escaso efecto- deben ceder ante la negociación, la rosca y todo artilugio válido para evitar que la pandemia se prolongue en los siete meses que restan para las presidenciales. Así nació la intentona del Ejecutivo y un sector minoritario de la ancha avenida del medio de establecer una especie de pacto de gobernabilidad con diez puntos básicos. El objetivo: negociar paz hasta octubre. Lo cranearon el senador rionegrino Miguel Pichetto y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, con la venia del Jefe de Gabinete, Marcos Peña. La tercera pata fue el Círculo Rojo, que recibió misivas concretas para respaldar la iniciativa, aún estando inconclusa e indefinida.
Peña abrió el juego a los ministros para que pidieran respaldo. Sica, el más activo.
El ministro de Producción, Dante Sica, fue el principal artífice de la interlocución con el establishment. Fue su pedido el que generó sendos comunicados de respaldo del Grupo de los Seis (UIA, Construcción, los bancos nucleados en ABA y ADEBA, Bolsa, Comercio y el campo), la CAME y la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que nuclea a gigantes como Clarín, Techint y Arcor. El ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, otro de los activos militantes del pacto de gobernabilidad, habló con los constructores.
“Esto es la creación de una imagen”, confesó ante Letra P uno de los popes del G-6. Más allá del respaldo reclamado y otorgado, los empresarios observan que “en cuestión de horas” el acuerdo quedó “desdibujado”. Los hombres de negocios reclaman que haya un acuerdo real, con toda la oposición, porque consideran que el Gobierno, por las propias, no tiene la capacidad ni la espalda política para hacer una campaña ordenada. Son los mismos CEOs que le piden a Peña, sin éxito, que deje de alimentar la grieta como único método para triunfar en las elecciones.
Pichetto y Frigerio, los ideólogos del pacto.
Naturalmente, la mayoría aprovechó para señalar necesidades propias. Los más osados aseguran que esos diez puntos que popularizaron Frigerio y Pichetto fueron consensuados con algunos popes empresarios. Suena lógico. El titular de la CAME, Gerardo Díaz Beltrán, admitió haber recibido el documento y pidió una reforma laboral, la obsesión del sector corporativo. También aclaró que este tipo de acuerdos se da “en un contexto económico volátil y de incertidumbre electoral”.
El G-6, en tanto, dijo que, "sin acuerdos programáticos que convoquen y comprometan a todos los partidos políticos, Argentina profundizará los problemas que la llevaron a una década sin crecimiento”. Y la AEA aclaró que “este tipo de acuerdos contribuye a brindar mayor previsibilidad al futuro económico y social de la Argentina y, por lo tanto, hace posible generar un clima favorable para las inversiones y la generación de empleo”. También se plegó al apoyo la Asociación de Bancos de Argentinos (ABA), la cámara de entidades privadas de capital extranjero, que conduce Claudio Cesario.
Lo que llamó la atención a los sectores es la liviandad y el nivel básico del acuerdo de consenso. Tiene diez puntos que hace tiempo vienen pidiéndose y, según los CEOs, tiene más que ver con ralear al kirchnerismo y acercar a Macri con el PJ no K que con una intención real de encaminar a la Argentina a un contexto más propicio para la recuperación.
Se informaron, en las últimas horas, de detalles del pacto. Les contaron desde el Gobierno que Pichetto fue clave en el armado. Fue el senador el único que habló del tema en términos elogiosos y on the récord luego de que Clarín y La Nación dieran la primicia. Algunos de ellos hablaron con Roberto Lavagna y Sergio Massa, hasta con Juan Manuel Urtubey. Ninguno estaba enterado de lo que se hablaba. Lavagna, que cuando trascendió la información no estaba entre los convocados, salió fuerte a cuestionar el pacto. El ex ministro es el preferido de los CEOs ante un Macri vacilante. Massa, en tanto, convocó a una conferencia de prensa para las 18.30 de este viernes para marcar posición.
Macri fue a un acto en YPF y pidió “generosidad” para firmar los consensos básicos. Por ahora, rige el apoyo, pero sigue la desconfianza por las características reales de la iniciativa oficial.