Un día para arriba y al siguiente para abajo, pero siempre moderadamente. El dólar se mantiene contenido para alivio de un gobierno que sabe que cualquier sobresalto puede transformarse en corrida y esta, en rebrote de la inflación, poniendo terminalmente en peligro el proyecto de reelección de Mauricio Macri. Así las cosas, la cotización de la divisa estadounidense avanza apenas un 1,5% en el mes que está por terminar, algo así como la mitad de la inflación acumulada en el período, a despecho de las especulaciones sobre la fórmula presidencial kirchnerista, los crujidos en Cambiemos y las encuestas desfavorables al Presidente. Sin embargo, el alivio cede cuando se observa la evolución de las reservas del Banco Central, que están en caída libre desde la llegada de los 10.800 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) el último 9 de abril, dinero que, desde entonces, se fue sin remedio. ¿Qué significa eso? ¿Debe preocupar?
La victoria a lo Pirro que se está logrando con el dólar a través del combo de tasas de Letras de Liquidez (Leliq, colocaciones a 7 días que se realizan entre los bancos para regular el dinero circulante) del orden del 70%, ventas de 60 millones de dólares diarios del Tesoro, lo que aporta el complejo sojero en concepto de liquidación de exportaciones y la posibilidad latente de que el Banco Central use los 9.600 millones de dólares que le habilitó el FMI para que intervenga a discreción, se diluye cuando se observa la evolución de las reservas.
El 8 de abril estas cerraron en 66.662 millones de dólares, para saltar al día siguiente a 77.481 gracias al giro del organismo. Desde ese mismo día empezó la declinación sostenida en 29 de las 32 ruedas registradas desde aquella fecha. En efecto, las reservas se incrementaron solo en tres jornadas desde entonces.
El viernes 24, las mismas finalizaron en 65.595 millones de dólares, con lo que oficialmente el último aporte del Fondo resultó devorado.
Los defensores de las políticas oficiales reclaman que se desagregue esa pérdida de reservas, lo que permite constatar que una buena parte de ella responde al pago de deudas, algo previsto en el propio acuerdo Stand-by con el FMI. Hay que recordar, en ese orden, que ese dicho desagregado se arma con información que la entidad que conduce Guido Sandleris decidió comenzar a retacear, lo que demora el acceso a los datos. Ahora bien, ¿que una parte sustancial de la caída de reservas se deba a que se pagó deuda debe resultar tranquilizador?
El analista financiero Christian Buteler le dijo a Letra P que “es verdad que, entre otras cosas, el FMI le prestó plata al país para garantizar los pagos de la deuda, pero también es cierto que la baja de las reservas no se debe exclusivamente a esas erogaciones. Es así en gran medida, pero también hay que tener en cuenta las ventas del Tesoro por 60 millones de dólares diarios. Y, finalmente, hay que recordar que en el último mes hubo una caída en la cotización del yuan, lo que afectó la parte de las reservas que están en esa moneda producto de los swaps con China”.
Según recordó, “cuando el Tesoro paga un bono, si los tenedores no retiran la plata, ya sea por renta o por amortización, y, por ejemplo, la dejan colocada en plazos fijos o compran Letes, las reservas no bajan. El problema, entonces, es que todo lo que se paga se lo llevan”.
Gustavo Reija, director de la consultora Mecronomic, le puso, a pedido de Letra P, números a esos ítems.
“Los pagos de deuda a acreedores privados, incluyendo Letes (Letras del Tesoro) no renovadas fueron de 6.590 millones de dólares, a lo que hay que sumar pagos al Club de París por 1.400 millones más. Además, hubo intervenciones (del Tesoro) en el mercado de cambio para disminuir volatilidad por 1.800 millones y una depreciación del valor en dólares del swap con China por la depreciación del yuan por 600 millones”, detalló. La suma de todos esos puntos arroja 10.390 millones, casi la totalidad de las reservas perdidas desde la llegada del último desembolso de la entidad que preside Christine Lagarde.
Reija coincidió con el diagnóstico de Buteler al señalar que “si bien es cierto que los fondos prestados por el FMI tienen el objetivo de pagar deuda, hay que considerar el marco en el cual este proceso se desarrolla para comprender la situación en su verdadera dimensión. En una economía estable, los acreedores continúan refinanciando con los fondos que se les abona por el pago del capital e intereses ganados. En Argentina esto no se verifica en la mayor parte de los casos y los fondos cobrados ‘se fugan’ del sistema”.
“A eso se suma la existencia de una ‘base monetaria paralela y remunerada’ que es el creciente stock de Leliq y que constituye un factor de inestabilidad permanente. Estos dos factores se dan en el marco de un proceso de dolarización por incertidumbre electoral que se acentuará a medida que avance el año”, añadió.
Quienes explican hoy que los dólares del Fondo están destinados, justamente, a asegurar el pago de las deudas de corto plazo olvidan que el objetivo básico de cualquier programa de ese tipo es que el país receptor recupere la confianza de los mercados voluntarios de deuda, de modo de que pueda volver a ellos para financiarse. De otro modo, ¿qué pasará cuando ese respaldo se agote, ya a partir del año próximo, cuando esté debutando la nueva administración en la Casa Rosada? La respuesta es sencilla: refinanciación o default.
“Si todo lo que entre del FMI se usa para pagar, cuando termine el acuerdo, lo que va a quedar es la misma deuda, porque lo único que se habrá hecho es cambiar de acreedor, por más que sea a menor tasa. Por otro lado, todo lo que sea deuda que no esté garantizada por el Fondo no va a contar con esa garantía ni con el acceso a los mercados para refinanciarla. Solo se habrá perdido tiempo porque no se habrá podido revertir la situación en ese lapso”, indicó Christian Buteler.
"En una economía estable, los acreedores continúan refinanciando con los fondos que se les abona por el pago del capital e intereses ganados. En Argentina esto no se verifica en la mayor parte de los casos y los fondos cobrados ‘se fugan’ del sistema”, dijo Gustavo Reija.
Para el hombre de Mecronomic, “mientras el financiamiento internacional permanezca cerrado por el nivel del riesgo país, que se mantiene en niveles críticos por desconfianza internacional (ndr: en alrededor de 900 puntos básicos), no habrá posibilidad de ingreso de fondos extras para recomponer reservas”.
“En definitiva, la caída en el stock de reservas es un tema crítico que debe ser monitoreado en conjunto con el índice de riesgo país, porque esos dos aspectos son centrales para la evolución financiera del país”, cerró.