MEMORIA & BALANCE

El Círculo Rojo y la teoría de los topos en el PJ federal

Mientras la política hace gestos de moderación, los CEOs desconfían. Creen que Schiaretti los “defraudó” y es “un infiltrado” de Macri. Y que Massa está más cerca de jugar con la fórmula FF.

Dos topos, dos caballos de Troya. El Círculo Rojo rastrilló el terreno político post decisión de Cristina Fernández de ser la vice de Alberto F. y luego de que Roberto Lavagna se declarara en rebeldía con el PJ Federal. Del relevamiento salió una conclusión: hay dos insiders que están trabajando, para el Gobierno y para CFK, en un proceso de implosión de la ancha avenida del medio. La cuasi certeza pone al poder económico en guardia y en estado de sensibilidad, dado que la moderación de las puntas de la grieta había sido un anhelo, un deseo, una apuesta a que el país pudiese tener gobernabilidad y bonanza para negocios alicaídos.

 

El discurso de Juan Schiaretti tras el rutilante triunfo en Córdoba entusiasmó a todo el establishment. “Va a ser un hombre importante, tiene moderación y racionalidad y ahora que ya ganó en su provincia se va a dedicar a armar con el peronismo no K”. La frase la dijo un CEO que es miembro de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp), en su sillón, frente a la TV, mirando la coronación del peronismo cordobés no solo ante Cambiemos, sino ante un ausente kirchnerismo que debió plegarse al tren del “Gringo”.

 

“Schiaretti juega para Macri, va a ser recordado en Córdoba como un traidor”, se desesperó un cacique de la UIA.

Pero Schiaretti parece haber perdido todo el amor y la pasión de los CEOs en menos de un mes. “Juega para Macri, va a ser recordado en Córdoba como un traidor”, se desesperó un cacique de la Unión Industrial Argentina (UIA). Los empresarios creen que el cordobés es un infiltrado de la Casa Rosada para colocar TNT en los cordones de la ancha avenida del medio.

 

Molestaron sobremanera dos gestos: la foto sonriente con Mauricio Macri y el ruido en la moderación que inyectó cuando mencionó la posibilidad de sumar a Marcelo Tinelli y Daniel Scioli al espacio de Alternativa Federal. Como un alfil del cordobés ven al salteño Juan Manuel Urtubey, que se vio el jueves con el presidente de la Nación.

 

 

 

En la otra esquina, Sergio Massa es, para los CEOs, el enviado del post kirchnerismo para hacer la misma tarea. “Sergio tiene muchas ganas de acordar con Alberto y no lo vemos mal, pero no es lo que habíamos apoyado en un principio”, se sinceró un dirigente fabril que comió en la Rural el martes último, cuando "El Tano” Cristiano Rattazzi convocó a unos 380 invitados a la cena de los 100 años de FIAT en la Argentina.

 

Massa es, para los CEOs, el enviado del post kirchnerismo para detonar Alternativa Federal desde adentro.

Con Massa, de todos modos, son un poco más indulgentes, dado que viene mostrándose opositor a Cambiemos. Pero lo de Schiaretti fue un shock. No la vieron venir. Los más desconfiados dicen que era lógico: “El Gringo le debe a Nación desembolsos millonarios en obras, sin los cuales no podría haber hecho la gestión que hizo”, cuentan.

 

Naturalmente, la lectura sobre el fenómeno coincide con lo que piensa Lavagna, el candidato de la ancha avenida que más seducía a los CEOs. El ex ministro les dice a los propios que hay un acuerdo entre Macri y CFK para sostener la grieta debilitando a Alternativa Federal. Por eso, entiende “Don Roberto”, le penalizaron la rebeldía sin razón sumando a cuadros con los que no comulga.  El líder de Consenso 19 tiene detractores en el establishment, sobre todo en la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO), que recuerda aún con bronca aquel 2005 en el que se fue del kirchnerismo denunciando cartelización en la obra pública, en pleno evento de esa entidad.

 

 

 

“Pedíamos moderación y ahora son todos moderados. ¿A quién elegimos?”, sonrió un CEO en los pasillos del Hotel Alvear.

 

El Consejo Interamericano de Comercio y Prducción (Cicyp) recibió allí al titular de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, para un almuerzo con acceso restringido por pedido del organismo internacional. Pero el tema de las mesas fue otro más que las cuestiones regionales: el sacudón político que produjo CFK al anunciar que su candidato a presidente será Alberto Fernández. Aún no había ocurrido la movida de Schiaretti de citar en público a Tinelli y a Scioli.

 

A Almagro, que evitó referirse a cuestiones de la política local, lo acercó Gustavo Cinosi, el representante de la cadena Sheraton de mucho vínculo con el kirchnerismo en sus años de oro. En una ronda de la que participó el personaje junto a otros ceos como Daniel Funes de Rioja, de Copal, y el presidente de la UIA, Miguel Acevedo, se ponderó “el diálogo” que estableció Alberto F. Lo mismo ocurrió en IDEA, grupo de empresarios más alineados con Cambiemos.

 

Alberto F. participó en varias reuniones con ese polo corporativo. Por tomar solo un caso, en la UIA hay un fifty fifty respecto a los que valoran como positiva la medida de CFK y los que creen que es una ficción. El problema es que la implosión de Alternativa Federal puso patas para arriba al Círculo Rojo, que ahora no sabe qué elegir, qué votar y a quién financiar en una carrera que se desordenó y que promete misterio de aquí al 22 de junio.

 

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