José Luis Manzano se sentó a escuchar, tomó apuntes y hasta se quedó a intercambiar conceptos con los presentes al finalizar la ponencia. El ex ministro menemista, hoy dedicado a las artes del lobby y los negocios petroleros, se acercó a la charla que dio Axel Kicillofen Washington. Casi al mismo tiempo, el titular del Grupo América, Daniel Vila, se sentaba en primera fila en la presentación del libro de la ex presidenta Cristina Fernández. “Son señales que antes no estaban; no fueron a hablar con Axel ni a ver a Cristina, se fueron a mostrar en esos lugares”, diagnostican en el kirchnerismo ante la consulta de Letra P. Kicillof, cuentan en su entorno, trajo de su exposición en el Wilson Center una sensación similar: la de otra gestualidad respecto a la necesidad de escuchar su visión sobre Cambiemos y, además, una especie de sensación de que es posible el regreso al poder de la senadora.
No habla el ex ministro de una kirchnerización de los políticos, operadores y fondos que integran el centro de estudios creado en la post Guerra Fría, sino, más bien, de un cambio en la tendencia empujado por la imagen descendiente del Gobierno y los coletazos de la crisis. En la instalación fuerte de esto último en el exterior tuvieron mucho que ver los artículos de la prensa estadounidense, que empezó a mencionar el supuesto fracaso de la política económica de Mauricio Macri.
El caucus progresista, otra parada en la gira americana de Kicillof.
Cuando se anunció que Kicillof expondría en Estados Unidos, se programó la charla en un salón pequeño en el que hace unos meses había expuesto el gobernador de San Juan, Sergio Uñac. Pero la inscripción superó la capacidad y mudaron el evento a un auditorio más grande.
El Wilson Center nació en 1968 como un centro de estudios o think tank dependiente del Congreso de los Estados Unidos. Más inclinado hacia el polo demócrata y muy crítico del chavismo en Venezuela, aglutinó en la charla de Kicillof a ex políticos, operadores y algunos fondos de inversión. También hubo “algunos colados” de la Embajada americana y del gobierno de Donald Trump, según supo este medio de fuentes que escucharon al posible candidato a gobernador K.
Planeban hacer el evento en la sala donde habló Uñac. Debieron llevarlo a un auditorio más grande.
“Hasta ahora no había esa predisposición”, se entusiasman cerca del ex ministro, quien recibió una serie de preguntas coincidentes. La primera, “cómo va a terminar el gobierno de Macri en materia de deuda, reservas y recaudación”. La segunda, qué posición tomaría respecto a defaultear o no la deuda. Y la última y más relevante para la platea, “si CFK será candidata”. “No sé, hay que esperar”, les dijo Kicillof y no cerró la puerta a la posibilidad.
El aula donde el ex ministro dio el discurso.
Kicillof, afirman sus laderos, fue crítico con la descripción de la crisis al decir que “la política macroeconómica de Macri es adversa para la industria nacional. La performance económica y social del Gobierno ha sido desastrosa. Tiene siete meses de gobierno por delante y es su responsabilidad que no se agrave la situación. Debe tomar las medidas necesarias para evitar que se siga deteriorando la calidad de vida de los argentinos y para no agregar mayor fragilidad financiera”.
Pero, además, jugó una posición clara respecto al rol del FMI en la crisis. “La responsabilidad es también del Fondo –dijo- y de aquellos que apoyaron ciegamente el programa de endeudamiento”. “Lo que sorprendió, por decirlo de algún modo, era la avidez por escuchar la versión del kirchnerismo”, cuentan desde el kicillofismo.
Naturalmente, el Wilson Center, que lejos está de declamar kirchnerismo, analiza con los mismos parámetros que se usan en Argentina: encuestas y tendencias que muestran que CFK es aún una candidata con posibilidades de volver al poder. Y que, si eso ocurriese, habría que tener en claro qué ofrecería de diferente.