ELECCIONES 2019. CAMBIEMOS

La Cristina vengativa que construye la Rosada

A través de periodistas de acceso directo a Peña, de sus fans en redes y de sus funcionarios en off, el Gobierno anuncia el "Ministerio de la Venganza" si gana CFK. La campaña del miedo al exilio.

Cristina Fernández de Kirchner no pisa la Casa Rosada desde el 9 de diciembre de 2015, pero su nombre está cada vez más presente en los despachos que rodean al presidente Mauricio Macri. La adversaria preferida de Cambiemos ya no recibe las menciones iniciales de la polarización que busca profundizar el Gobierno. Desde que las encuestas de los últimos tres meses comenzaron a reflejar una posible victoria de la ex presidenta en la provincia de Buenos Aires y un “cabeza cabeza” a nivel nacional, los funcionarios de Balcarce 50 lanzaron un nuevo producto discursivo que ya repiten destacados editorialistas con acceso privilegiado al jefe de Gabinete, Marcos Peña, y oficialistas confesos en las redes sociales. Apunta a instalar una nueva fatalidad, pero con tono de metáfora: la creación de un “Ministerio de la Venganza” si CFK vuelve al poder. El producto discursivo es, entonces, la Cristina vengativa.

 

 

Con el miedo en su máxima expresión de impostación pública, las fuentes oficiales repiten ante los periodistas el mensaje que estrenaron hace un mes en los mercados y el establishment. El objetivo: cerrar filas en uno de los momentos de mayor zozobra del operativo reelección que lanzó Macri a comienzos de este año para disipar los rumores de un cambio en la principal candidatura de Cambiemos.

 

 

 

“Si vuelven nos vamos a tener que ir a otro país, porque sabemos que lo primero que buscarán hacer será vengarse”, se autovictimizó un funcionario que responde a Peña. La frase es mucho más que una lectura personal. Habla del clima que busca construir el Ejecutivo ante el crecimiento de Cristina en las encuestas.

 

Los arquitectos del clima de revancha que le endosan a CFK tienen despacho en Balcarce 50, pero recibieron una confirmación positiva del trabajo desplegado en boca de distintos dirigentes opositores que tomaron el guante discursivo y lo amplificaron con una candidez cercana a la inocencia o a las fundadas sospechas de funcionalidad en medio de la crisis. 

 

 

 

En rigor, la imagen discursiva que pulen en Balcarce 50 no sólo busca doblar la apuesta en la polarización con el kirchnerismo, sino, también, negar la dimensión de la crisis económica, una hoja de ruta que el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, también alimentó en las reuniones reservadas que mantuvo en Washington con el directorio del FMI y en los encuentros que tiene con empresarios.

 

SOCORRO, QUINTO AÑO. La certeza que comparten los funcionarios del Gobierno sobre el regreso al poder de una Cristina crispada y resuelta a vengarse de sus oponentes es acompañada por otro ingrediente discursivo: la incapacidad que le adjudican a la ex presidenta de afrontar un escenario de crisis como el que pronostican en el oficialismo, incluso aquellos funcionarios que apuestan a una eventual reelección de Macri. Para ese pelotón, el dilema gira en torno al “quinto año”, una inflexión que en la Casa Rosada consideran más determinante que sus primeros años al frente del Ejecutivo.

 

 

 

A contrapelo de las lecturas que se escuchan en todos los sectores que forman parte del panperonismo, donde hablan de un inevitable gobierno de transición orientado a construir acuerdos para contener la crisis, en los laboratorios comunicacionales de Cambiemos niegan esa variable y construyen la imagen de la Cristina que prefieren imaginar: una opositora con posiciones maximalistas que imagina cambios drásticos e irreversibles que buscarían ahondar la grieta.

 

Esa lectura no deja de resonar en boca de los más destacados voceros del Gobierno y de distintos editorialistas que ya comenzaron a reflejar el mensaje preformateado. Todos, con distintos matices, comenzaron a admitir la hipótesis de una sucesión opositora a Macri, pero imposibilitada de conducir el Gobierno a partir de 2020. 

 

Victoria Villarruel. 
Patricia Bullrich, ministra de Seguridad.

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