La decisión de Mauricio Macri de polarizar con el pasado kirchnerista marcó el inicio de la campaña electoral y generó la reacción de los referentes del Frente para la Victoria, que respondieron a los gritos a cada alusión del Presidente y calificaron su discurso de “cínico”. El resto del arco peronismo se fastidió ante la apuesta por la grieta y criticó en duros términos la actitud del primera mandatario.
“No fue un discurso para la Asamblea Legislativa, fue una arenga del Presidente a sus partidarios, un acto de campaña”, definió el presidente del bloque de diutados del FpV, Agustín Rossi, que interrumpíó dos veces a Macri. La primera fue para pedirle al Presidente que hiciera callar a los militantes de Cambiemos que gritaban enardecidos desde los palcos “¡No vuelven más!”. “Los insultos hablan de ustedes”, respondió Macri, que pensó que los cantos provenían del kirchnerismo. La segunda intervención del santafesino fue cuando el primer mandatario hizo alusión a las relaciones del kirchnerismo con Irán y mencionó el Memorándum de Entendimiento. “¡Se aprobó en el Congreso!”, respondió Rossi.
Para entonces, ya estaba claro que el Presidente había elegido apuntar contra el kirchnerismo, que hacía acotaciones a su discurso y lo abucheaba. La franja intermedia del recinto, donde se ubicaron senadores y diputados del peronismo federal, había contemplado el cruce de gritos y cantos entre ambos bandos durante toda la sesión. El clima contrastó en extremo con lo que sucedió en la Asamblea Legislativa de 2018, cuando la oposición escuchó en silencio al Presidente y recién criticó el discurso una vez terminada la sesión.
“En este marco de grieta no hay chances de que la Argentina salga adelante”, se lamentó al salir del recinto el presidente del interbloque Argentina Federal, Pablo Kosiner. “El ambiente y el tono barrabrava que se instaló hoy en el recinto de la Cámara de Diputados es uno de los grandes males de la Argentina", señaló su par del Senado, Miguel Ángel Pichetto.
Pese a las diferencias en el modo de actuar dentro del recinto, todos los sectores del peronismo interpretaron el tono “enojado” e “irascible” de Macri y los gritos del primer mandatario - que el oficialismo destacó como una señal de “fortaleza” y una muestra de firmeza frente a la crisis- como una señal de debilidad. “Es un papelón lamentable. Parecía asustado”, dijo un dirigente del peronismo federal. "Vino a hacer un discurso de provocación. Toda esa actitud tiene un solo nombre: despedida. Los gritos de Macri muestran una actitud de fracaso", opinó Felipe Solá.
En el kirchnerismo, sin embargo, también hubo cierta autocrítica. “Nos hizo pisar el palito. No se puede actuar así en la campaña, porque es lo que van a hacer constantemente”, le dijo un diputado cristinista a Letra P. Un legislador de Argentina Federal coincidió en el vaticinio: “Así va a ser la campaña. Esto quieren ellos, grieta a full”.
“Fue un discurso vacío de contenidos de alguien que pretende seguir siendo presidente pero sin hacerse cargo de su cargo. Macri mintió y planteó un país que no es la Argentina”, criticó la jefa del bloque del Frente Renovador, Graciela Camaño, que se plegó durante el discurso a los gritos opositores, sobre todo cuando Macri se refirió a la baja de la inflación.
“Fue un discurso cargado de cinismo, de provocación a la oposición, de gritos. Que el Presidente hable de empleo cuando se distruyeron más de 200 mil puestos de trabajo en Argentina es cínico”, apuntó la senadora mendocina del Frente para la Victoria Anabel Fernández Sagasti. “Es muy bueno que las pymes tengan posibilidades de hacer trámites más rapido, pero resulta que con esta política económica las pymes se está fundiendo todas”, dijo Kosiner. “Es increíble que el Presidente hable de la velocidad de Internet. Esos no son los problemas que está teniendo la gente”, coincidió el diputado entrerriano Juan José Bahillo.
En plena guerra, el único anuncio que provocó la aprobación de la oposición fue la comunicación de que el Gobierno aumentará la Asignación Universal por Hijo (AUH) un 46 por ciento.
Paradójicamente, la inauguración del período de sesiones ordinarias tuvo escasas referencias a la tarea legislativa. Por el contrario, el Presidente celebró el decreto de necesidad y urgencia (DNU) que dictó ignorando la tarea del Congreso y en colisión con la Constitución, lo que provocó el festejo de la bancada de Cambiemos. El anuncio del envío del nuevo Código Penal quedó en la nebulosa, junto con el nuevo régimen penal juvenil, que el Presidente pidió debatir al pasar. La artillería pesada estuvo puesta en la pelea con el pasado kirchnerista, en cadena nacional.