Con todo el peronismo encolumnado detrás de su candidatura, el gobernador Gustavo Bordet se alzó este domingo con un triunfo contundente en las primarias de Entre Ríos, le sacó más de 24 puntos de ventaja al candidato de Cambiemos, Atilio Benedetti, allanó su camino hacia la reelección y le propinó una durísima derrota a la Casa Rosada en una de las provincias en las que el oficialismo tiene puestas mayores expectativas para las elecciones presidenciales.
La diferencia fue mucho más amplia de lo previsto, incluso en el corazón del peronismo entrerriano. El gobernador, que aspiraba a llegar tranquilo a las elecciones generales del 9 de junio con una diferencia que apenas superara los diez puntos, obtuvo el 58,13% de los votos, mientras que Benedetti cosechó el 33,64%, según indicaron los números oficiales con el 96,87% de las mesas escrutadas. La participación ciudadana también fue mucho mayor a la esperada y llegó casi al 73 por ciento del padrón.
Poco después del cierre de los comicios, en la Casa Rosada ya admitían que la distancia entre Bordet y Benedetti podía estar cerca de los 12 puntos. "Los oficialismos provinciales hoy están muy fuertes", explicaron en el seno del Gobierno. Las elecciones anteriores, en Neuquén, Río Negro, San Juan y Chubut, dieron cuenta del fenómeno, con diferencias que incluso superaron el 23%, como fue el caso de San Juan.
Sin embargo, en las elecciones de todas las provincias enumeradas se pueden encontrar diferencias contundentes respecto del caso de Entre Ríos. En primer lugar, en ninguno de esos casos la Casa Rosada había apostado al triunfo del candidato de Cambiemos. Tanto en Neuquén como en Río Negro, el Ejecutivo se dedicó a evitar el triunfo del peronismo, impulsando por lo bajo a los candidatos del oficialismo provincial y dejando a la deriva a sus propios referentes en las provincias, el neuquino Horacio "Pechi" Quiroga y la rionegrina Lorena Matzen, que obtuvieron 15 y 5,6 puntos respectivamente. Algo similar sucedió en Chubut, donde el radical Gustavo Menna no solo no recibió apoyos, sino que se dedicó a resaltar que no era un "representante del Gobierno". En San Juan, Marcelo Orrego ni siquiera llevó la marca Cambiemos en la boleta.
A diferencia de sus correligionarios patagónicos y de San Juan, Benedetti, que salió rápidamente a reconocer la derrota, contó con el respaldo explícito de la Rosada, que esperaba, al menos, achicar la diferencia. Diez días antes de las elecciones, el Presidente viajó personalmente a Gualeguaychú para compartir una recorrida con el radical, que también consiguió la ansiada foto con la estrella electoral del PRO, la gobernadora María Eugenia Vidal; recibió el aliento de Elisa Carrió y tuvo varios encuentros con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que en la previa había sonado como posible candidato a gobernador.
Macri lle puso el cuerpo a la campaña de Cambiemos en Entre Ríos: foto con Bendetti y el candidato a vice, Gustavo Hein.
Nada de eso alcanzó. En febrero, Bordet logró cerrar un acuerdo con el kirchnerismo, en una dura negociación que lo llevó a sentarse directamente frente a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En el Frente Creer en Entre Ríos, el gobernador incluyó once partidos, que representan a todas las corrientes peronistas y progresistas, desde el sector que responde al ex mandatario provincial Jorge Busti hasta el Partido Comunista.
Los números de 2019 confirman la suma casi matemática de los resultados de las generales de 2015. En su primera elección, el gobernador obtuvo el 42,30% mientras que la alianza Unión Popular, que llevaba a Busti como vice de Adrián Fuertes, alcanzó el 15,68%. Ese sector apostó esta vez por la reelección de Bordet.
"Costó mucho trabajo construir este frente, pero lo pudimos lograr. Tenemos matices, diferencias, pero es más importante ponernos de acuerdo en los ejes centrales", admitió el entrerriano en declaraciones a la prensa una vez que empezaron a conocerse los primeros resultados del escrutinio. Y cerró con un fuerte mensaje para el peronismo de todo el país, de cara a las presidenciales: "Estos criterios de unidad que se viven en San Juan y Entre Ríos tienen que traducirse también a nivel nacional".
El PJ, con José Luis Gioja a la cabeza, le respondió rápidamente. "Entre Ríos dio una muestra cabal de la potencia del peronismo unido. Esto no hace más que confirmar que la conformación de un gran frente electoral de oposición al gobierno de la alianza Cambiemos es la herramienta para sacar de la Casa de Gobierno, democráticamente, a Mauricio Macri y terminar con esta gestión que pasará a la historia como el peor gobierno de toda la historia argentina", dijeron el presidente del partido y el titular del Congreso Nacional, Gildo Insfrán, en un comunicado conjunto.
Así, el gobernador alcanzó en las primarias el número que las encuestas de imagen le dan a su gestión en la provincia. Aunque en categorías distintas y con lógicas diferentes, también dio vuelta de manera contundente la derrota que sufrió el peronismo entrerriano en las elecciones legislativas de 2017, en las que Cambiemos, con Benedetti como candidato, triunfó con el 53,02% de los votos.
Como explicó Letra P, Entre Ríos es la más pequeña de las provincias en las que el Gobierno tiene puestas sus mayores expectativas para la elección presidencial. El distrito que gobierna el peronismo desde hace 16 años tiene 1.080.298 electores habilitados para las PASO provinciales, lo que representa cerca del 3,2% del padrón nacional y la ubica en el séptimo lugar en el ránking, detrás de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, la Ciudad de Buenos Aires, Mendoza y Tucumán.
Entre Ríos es la más pequeña de las provincias en las que el Gobierno tiene puestas sus mayores expectativas para la elección presidencial.
El 22 de noviembre de 2015, los votos de la zona centro del país, con Córdoba a la cabeza, resultaron determinantes para depositar a Macri en Balcarce 50. Entre Ríos, después de elegir a al peronista Bordet como gobernador, le dio al Presidente el 53,86% de los votos en el ballotage. Resignado a perder las provincias de menor peso electoral, el Gobierno apuntará toda su artillería a esa zona para apuntalar la campaña.
Pero el peronismo unido en Entre Ríos le dio el primer revés, con una victoria mucho más contundente de lo que calculaban la Rosada y el propio PJ. El oficialismo provincial se impuso incluso en bastiones municipales de Cambiemos, como la capital, Paraná, donde gobierna el radical Sergio Varisco. Para sorpresa de la Casa Rosada, allí sacó ventaja el actual vicegobernador, el peronista Adán Bahl.
Las siguientes paradas de la región no prometen ser mucho más auspiciosas para Cambiemos. En Santa Fe, que tendrá primarias el 28 de abril, la pelea parece estar acotada entre el socialismo y el peronismo, mientras que en Córdoba, que elegirá gobernador el 12 de mayo, Juan Schiaretti marcha campante hacia una cómoda victoria frente al radicalismo dividido. Las alarmas están encendidas.