Lunes 18 de diciembre, pasado el mediodía. Una nutrida columna de militantes de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) se manifiesta en la calle Lima al 1000, en la puerta del Ente Nacional de Comunicación (Enacom), para reclamar la legalización de radios sin fines de lucro y la regularización del pago de los Fondo de Fomento Concursable de Comunicación Audiovisual (Fomeca). Cuando termina la protestas, a dos cuadras de ahí, un centenar de personas encabezadas por Juan Grabois entran a los empujones a las instalaciones de Canal 13. El objetivo era reclamar la inclusión del canal Barricada TV en la grilla de Cablevisión.
Ajeno a los códigos del establishment político, sus movimientos se parecen más a las acciones de impacto mediático que realizaban los movimientos sociales durante los primeros años del kirchnerismo que a actos de campaña de un partido tradicional. Pero el resultado es uno sólo: incomoda por igual a las organizaciones más cercanas a la ex presidenta y a sus socios políticos, con los que fundó la CTEP.
El respaldo público a los productores de hortalizas del Gran La Plata perseguidos por la policía, la defensa jurídica de los inmigrantes senegaleses devenidos en vendedores ambulantes o una protesta con chanchos en los tribunales de Comodoro Py se combinan con el clamor por el retorno de Cristina "sin los corruptos" y el lanzamiento de la campaña "Ella le gana".
En diferentes espacios kirchneristas, la percepción de estos movimientos es contradictoria. Por acto reflejo muchas acciones son vistas como "piantavotos", al menos inicialmente. También es cierto que sus explosivas intervenciones televisivas en los canales o programas oficialistas, donde hay escasa o nula presencia de adherentes a Cristina, compensan esa mirada negativa. "Es cierto también que cuando va a la televisión dice lo que muchos pensamos y no podemos decir", señala un dirigente que recuerda el round televisivo entre Grabois y el periodista Ceferino Reato.
Con el mismo pragmatismo con el que sale a la calle y lanza esas declaraciones, ahora Grabois se dispone a colocar candidatos propios allí donde los tiene y a respaldar candidatos ajenos en los distritos donde no hay tropa propia.
EL PACTO CON EL UNIVERSO K. En contra de lo que se podría imaginar, esos movimientos no provocaron -al menos hasta ahora- grandes conflictos con el núcleo duro del kirchnerismo, donde reconocen que el dirigente social tiene línea directa con Cristina y con Máximo Kirchner. Y que, por lo tanto, quien lo "ordena" es la ex presidenta. No obstante, también tiene relación directa con algunos de los principales dirigentes de La Cámpora, con los que se conoció transitado los claustros de la Facultad de Derecho.
"No existe un acuerdo electoral por candidaturas con la gente de Grabois y las fricciones que existen son las lógicas que suceden en un período pre electoral, no mucho más que con cualquier otra fuerza", señaló a Letra P un miembro de la mesa nacional de La Cámpora, organización en la que evalúan que la alianza con el dirigente "oxigena" al kirchnerismo e interpela a sectores -de izquierda sobre todo- a los que el peronismo no llega.
En la ecuación final, enojos y desconciertos incluidos, en el kirchnerismo están convencidos que su incorporación va a sumar más de lo que va a restar.
El kit de la campaña "Ella le gana" que lanzó Grabois.
En la CTEP, el panorama es bastante más complejo. Su desembarco en la escena política electoral detonó prácticamente la relación con el Movimiento Evita, una organización que desde los últimos años de Cristina buscó diferenciarse de la figura de la ex presidenta. Si hasta las elecciones de 2017 era Grabois el que les exigía a los referentes del Movimiento Evita que se despojaran de la identidad de la CTEP a la hora del juego electoral, ahora el reclamo es inverso. La diferencia es que el giro de Grabois, además, les disputa abiertamente la referencia como dirigentes sociales, sobre todo porque es un militante que, a diferencia de los popes del Evita, no cuenta con una trayectoria dentro del sistema político.
Más allá de las tensiones, existe un acuerdo tácito de no disputarse candidaturas entre las organizaciones que integran la CTEP. Por ahora, Grabois avanza con su armado electoral y sentó su base de operaciones en la Capital Federal, donde ya trabajan para instalar a Itai Hagman y a Ofelia Fernández como candidatos a diputado nacional y legisladora porteña, respectivamente. Tiene lógica: el economista, que participó de la interna de Unidad Porteña en 2017, le aportó su modesta estructura propia, que incluyó hasta el nombre del armado electoral: Frente Patria Grande.
De todas maneras, este también será el terreno donde van a tener que afilar la lapicera de candidaturas, ya que uno de los que tiene intenciones de competir es Rafael Klejzer, del Movimiento La Dignidad, un incondicional de Grabois en la CTEP.
NO CANDIDATO; SÍ CANDIDATOS. En el entorno del dirigente del MTE juran y perjuran que no será candidato en ninguna lista. La frenética actividad de Grabois, devenido en ultra cristinista, parece confirmar esa definición. "Su aporte es acercar espacios que no integraron los gobiernos kirchneristas, incorporándolos al Frente Patria Grande, pero también trabaja para acercar a aquellos que por diferentes motivos se fueron alejando", dicen.
Durante el verano, incursionó en varios distritos bonaerenses donde tienen desarrollo el MTE o alguna de las organizaciones que integran la CTEP, para empezar a respaldar de manera más o menos explícita a los futuros candidatos. La inmensa mayoría de ellos proviene del peronismo, pero reportan a terminales políticas muy diferentes.
A fin del año pasado, el dirigente social se mostró en Moreno, el municipio que hace cuatro años maneja el camporista Walter Festa. El interés en ese territorio no es apuntalar la figura de Festa, sino respaldar a Mariel Fernández, una de las principales figuras femeninas del Movimiento Evita. Fernández, pareja del secretario general de la CTEP, Esteban "Gringo" Castro, fue candidata a concejala por el espacio de Florencio Randazzo en 2017 y esta vez contaría con el apoyo de todas las organizaciones sociales para ir por la intendencia. Un dato, la semana pasada Máximo Kirchner visitó ese municipio y se mostró con Fernández asestando un doble golpe a Festa y a la organización que conduce Emilio Pérsico.
"Con ella le ganamos", la intervención en Casa Rosada.
Algo similiar ocurre en Cañuelas. Desde 2007, ese municipio bonaerense está gobernado por el matrimonio peronista que integran Gustavo Arrieta y Marisa Fassi, de excelente relación con Máximo Kirchner. Otra vez, a instancias de una dirigente de la CTEP, esta vez Marta Ferraro, Grabois se arrimó a esa localidad a mediados de febrero para brindarle su apoyo a un enemigo interno de Arrieta, Alejandro Cid Menna. Durante el kirchnerismo este concejal supo dirigir la delegación de la Anses en ese partido bonaerense y amagó a postularse a intendente en 2015, por el espacio de Randazzo, idea que finalmente no arrancó. Ahora podría ser candidato por el Frente Patria Grande, tal como lo deslizó en febrero, cuando se lanzó la fuerza en ese municipio.
Ni su oposición a la despenalización del aborto, que le valió reproches internos, ni las críticas al entorno de Cristina, le impidieron a Grabois mostrarse y apoyar a una de las referentes más cristinistas de la provincia de Buenos Aires, la diputada nacional Mayra Mendoza. Durante febrero participó de un acto en Quilmes, uno de los distritos de peso que Cambiemos le arrebató al peronismo hace cuatro años y donde el MTE tiene desarrollo territorial. Durante su participación en el lanzamiento de Tres Banderas, el nombre que eligió para su núcleo político de mayor confianza, el dirigente social respaldó públicamente la candidatura de la referente de La Cámpora y empezó a negociar lugares para dirigentes suyos en la lista.
En La Plata se repite un esquema similar al de la Ciudad de Buenos Aires, con la apuesta por el ex juez Luis Arias. El magistrado destituido por la gobernadora, María Eugenia Vidal, es un referente cercano a Patria Grande y es la apuesta de este sector para pelearle a Julio Garro la intendencia. Pero el panorama político de La Plata plantea complejidades, ya que la organización de Máximo impulsa la candidatura de la jefa del bloque de diputados provinciales, Florencia Saintout, mientras que otro sector del peronismo respalda la de Victoria Tolosa Paz.