Una semana y monedas después de haber abandonado la Casa Gris, el exgobernador de Santa Fe Miguel Lifschitz lanzó en Rosario una fundación, “el think tank de lo que viene”, un espacio que propone romper las barreras de lo partidario y contener a las “ideas innovadoras”.
Lifschitz quedó como la referencia del socialismo en Santa Fe. Su antecesor Antonio Bonfatti perdió la elección a manos de Omar Perotti y le allanó el camino al ex intendente de Rosario para que lidere el partido de la rosa. Pero las ciudades más grandes de la provincia, que serán gobernadas por el Frente Progresista (FP), no tienen líderes socialistas. Pablo Javkin y Emilio Jatón accedieron a los Ejecutivos mediante el FP, no el socialismo. Entonces, el partido que gobernó treinta años Rosario perdió figura y liderazgo.
Envuelto el partido en una crisis, Lifschitz presidirá La Usina Social, el medio a través del cual procurará recuperar peso en Rosario, el viejo bastión socialista. El perottismo, a diferencia de la lógica que imprimió el PS en los últimos doce años, considerará a la ciudad de Santa Fe como el poder central. Rosario cumplirá su rol trascendente, pero la cosa se cocinará en la capital.
El flamante presidente de la Cámara de Diputados apuesta a congregar una movida que supere “ampliamente lo partidario”, a desarrollar un lugar de encuentro que escape al socialismo. La Usina pretende ser “una fábrica de energía”, la dosis que – quizás – necesita el socialismo para entender los motivos de la derrota y el “achanchamiento” que genera tantos años al frente del Estado.
El edificio está ubicado estratégicamente en el barrio de Pichincha, rodeado de bares, restaurantes y boliches. Tiene espacio de coworking, sala de arte, bar y proyecta el debate de una agenda “moderna”, como cuestiones de gestión cultural, hábitat, infraestructura, planeamiento.
“Necesitamos nuevas ideas, sin importar el lugar de procedencia, este es un lugar de puertas abiertas, amplio, joven”, explicaron los organizadores del proyecto que se presentó el martes. Lifschitz, en su discurso de lanzamiento, habló de un espacio de “ideas progresistas, conservadores y neoliberales abstenerse”.
Al exgobernador lo secundó la camada joven del sector que lidera, la concejala rosarina Verónica Irizar y el diputado provincial Joaquín Blanco, más el intendente de Villa Gobernador Gálvez Alberto Ricci, y empresarios que “colaboran con el proyecto”.
Lifschitz apuesta así a “interpelar a un sector de la sociedad que el gobierno de Perotti no interpela”. El eje son las “ideas innovadores por fuera de lo partidario”. Tiene olor a javkinismo, pero con impronta socialista, especialmente lifschitzmo. Desde allí procurará hacer todo lo que no pueda hacer desde la conducción de la Cámara Baja. Lo protocolar e institucional navegará por las aguas de la Legislatura y lo político e “innovador” se moverá desde La Usina. Y en Rosario, siempre Rosario, el puntal.