Volvió a funcionar, pero con interferencias, el grupo de WhatsApp “Nuestra Voz”. Creado por el titular de Mercado Libre, Marcos Galperín, para apoyar las acciones de gobierno de Mauricio Macri, se reactivó ahora para quejarse por la ausencia del peronismo en el Congreso para bloquear el quorum para el tratamiento de la iniciativa Ficha Limpia, que propone que los procesados por causas de corrupción no puedan ser candidatos a una banca. “Menos calidad institucional y menos inversiones”, reza el texto que salió de la usina de CEOs con fórceps.
La mayoría de los miembros del foro apoyó el pronunciamiento, pero muchos cuestionaron que los objetivos iniciales del grupo se distorsionaron y que “ahora parece una reunión de amigos que hacen catarsis”. Otros, más extremos, dijeron a Letra P que “Nuestra Voz” está "herido de muerte”.
El último flyer de la usina Nuestra Voz.
El sacudón que conmocionó al chat y puso de manifiesto las grietas fue el resultado de las elecciones presidenciales. El triunfo de Alberto Fernández truncó las expectativas de muchos de los participantes y relegó a otros en una división que, simplificada, podría ser entre los que aceptan al peronismo y los que desconfían. El síntoma se vio en deserciones importantes que fueron adelantadas por este portal y que terminaron generando subgrupos.
Lo que molesta hoy en día es que, según los participantes, se viole el reglamento de Nuestra Voz, que prohíbe hacer elogios personales, utilizar emojis y stickers y comentar cuestiones personales. “Es una locura, Fernández quiere aumentar la carga impositiva, ¿vieron?”, agitó hace unos días una de las damas del chat, que supo trabajar cerca del ex ministro de la Producción, Francisco Cabrera. Le contestaron que el grupo no había sido creado para quejarse y hacer comentarismo.
Cuestionaron a Fernández por la carga impositiva.
La mecánica, según el reglamento, es que los temas puntuales de trabajo deben conseguir diez adherentes que los trabajarán en subgrupos (salud, educación, entre otros) y, una vez discutidos, allí se vuelcan al chat general. “Ahora ya se escribe cualquier cosa”, se quejó un industrial que sigue en el grupo.
El futuro del chat se divide entre los que creen que "falta estrategia política" para la supervivencia del grupo y los que directamente piden "cerrarlo". La manija la tiene su creador.