CRISIS EN BOLIVIA

El lamento boliviano de Cambiemos

Macri se limitó a decir que está "preocupado" y su gobierno habla solo de "crisis institucional". Gambeta y eufemismos que elevan la tensión entre el PRO y la UCR, que sí menciona la palabra "golpe".

La "sugerencia" de las Fuerzas Armadas de Bolivia para que el presidente Evo Morales renunciara volvió a desnudar las diferencias internas en el Gobierno de Mauricio Macri. Mientras el presidente se limitó a expresar su "preocupación", la Unión Cívica Radical (UCR) salió en bloque a repudiar el golpe de Estado, contrariando la postura oficial y el silencio de los principales referentes del PRO.

 

La grieta en torno a la interpretación de los hechos que ocurren en Bolivia sigue los pasos de la tensión reinante en Cambiemos durante los últimos cuatro años, pero también abre la puerta a lo que se puede esperar de la alianza entre el PRO, el radicalismo y el espacio de Elisa Carrió tras la salida del poder. Son matices que se repitieron y, a veces, se lograron sublimar a fuerza de promesas y diferentes mea culpa expedidos por el macrismo. Todo con la botonera gubernamental y la palabra empeñada del Presidente. Con Cambiemos en el llano, en cambio, se abre un interrogante en torno a cuál será el umbral de tolerancia de estas diferencias.

 

"Tendremos que convivir con esto", adelantan en la UCR. El radicalismo, que cuenta con tres presidentes forzados a dejar el poder por los mandos militares, salió rápido a repudiar la intromisión militar que el Gobierno niega abiertamente. Las diferencias con la lectura de Macri no salen únicamente de los radicales díscolos, que durante todo el mandato de Cambiemos protestaron contra el Gobierno. También, el jefe del interbloque de Cambiemos en Diputados, Mario Negri, muy cercano al Presidente, expresó una visión contraria y habló abiertamente de una intervención militar para sacar al presidente boliviano, al tiempo que reclamó elecciones "limpias y transpartentes". El senador nacional Julio Cobos y el abogado Ricardo Gil Lavedra se expidieron en la misma sintonía.

 

Negri puso en palabras lo que varias espadas radicales pensaban y no se animaban a publicar en sus redes sociales, a la espera de un pronunciamiento personal de Macri que nunca llegó. Con la declaración del diputado nacional por Córdoba se abrió el terreno para que otros legisladores lo siguiesen. Al coro radical se sumó el jujeño Gerardo Morales, que por la tarde de este lunes escribió en Twitter su rechazo al golpe en el país vecino y se convirtió, hasta ese momento, el único gobernador de Juntos por el Cambio que se expresó públicamente.

 

 

 

También por la tarde, la Coalición Cívica publicó un comunicado medido, ubicado en el centro de las posturas de Macri y la UCR. Aunque no menciona la palabra "golpe", el espacio de Carrió subraya que "las Fuerzas Armadas siempre deben subordinarse a las instituciones del Estado y abstenerse de toda participación que vulnere el orden democrático". En su intento de buscar equidistancia, la CC erra en un dato clave: Morales no fue candidato el 20 de octubre, como afirma el texto, por haber desconocido la derrota en el referendo de 2016 por la reelección indefinida sino por haber conseguido la habilitación al año siguiente por parte del Tribunal Constitucional, aunque sobre este órgano pesan acusaciones de proximidad con el ex presidente boliviano. Al mismo tiempo, Morales encaró un proceso electoral, maniobras judiciales mediante, destinado a perpetuarse en el poder, que generó la reacción opositora en las calles de Bolivia.

 

"Morales intentó una nueva reelección que le estaba vedada por la Constitución, llamó a un plebiscito para poder hacerlo, desconoció el resultado adverso de ese referéndum, se presentó, pese a ello, a la elección lo que coronó estos hechos con la adulteración del resultado electoral que la OEA señaló en su informe sobre las elecciones bolivianas del 20 de octubre pasado", cuestiona la Coalición Cívica.

 

 

El silencio de Macri, que dio vía libre al canciller Jorge Faurie para que hablara en nombre suyo, también golpea las costas de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, que se recluyeron en sus distritos y, al igual que el radicalismo, esperaron una definición del Presidente. "No es tema nuestro", devuelven en la provincia de Buenos Aires. En el radicalismo, como durante todo el mandato de Macri, se quejan por la decisión de la gobernadora y el jefe de Gobierno de evitar emitir un posicionamiento sin el aval del jefe de Estado. "Parecen feudales esperando aprobación de su señor", replican en la UCR porteña.

 

El enojo radical también se explica por la tardía reacción del Gobierno. Además, en la UCR no gustó el comunicado oficial de la Cancillería, que se centró el domingo a la noche en la "inestabilidad política" y en el acompañamiento al pedido de la Organización de Estados Americanos (OEA) para que las nuevas autoridades, luego de la renuncia forzada de Morales, convoquen a un nuevo proceso electoral. 

 

 

 

Al mismo tiempo, hay riña en Cambiemos porque mientras las principales espadas del Gobierno esquivan definiciones, el presidente electo, Alberto Fernández, sacude a esa alianza por su falta de reacción ante la crisis de Bolivia. El dirigente peronista felicitó públicamente al diputado de Cambiemos Daniel Lipovetzky por condenar el golpe militar a Morales y romper el cerco de silencio del oficialismo.

 

 

 

"Me tranquiliza ver que en el oficialismo hay gente con la dignidad democrática de la que otros carecen", fulminó Fernández al Presidente. Por esas horas, Macri únicamente dijo, ante periodistas que lo abordaron cuando ingresaba a la Casa Rosada, estar "preocupado" y delegó en Faurie la comunicación oficial.

 

 

 

"Condenamos los ataques al ex presidente Morales, pero esto no es un golpe de Estado", sostuvo el ministro de Relaciones Exteriores y Culto en declaraciones a TN. La Casa Rosada insiste en calificar de "crisis institucional" lo que sucede en Bolivia, pero los aliados radicales de Macri no dudan en afirmar que se trata de un golpe de Estado en toda la regla.

 

 

 

En paralelo, la UCR nacional, que conduce el mendocino Alfredo Cornejo, elevó un comunicado oficial institucional que tampoco satisfizo al pleno del radicalismo, cuyos dirigentes optaron por expresarse a título personal en las redes sociales. Sin embargo, el radicalismo porteño, en tensión permanente con el PRO desde la fundación de Cambiemos, pisó el acelerador y repudió el golpe de estado a Morales.

 

En el centro, Gildo Insfrán, presidente del Congreso del PJ, ladeado por Axel Kicillof, Lucía Corpacci y Juan Manzur. 
El Conicet, blanco de la motosierra libertaria.

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