Axel Kicillof es el nuevo gobernador bonaerense. Con la victoria de este domingo, el economista cerró una etapa que comenzó de menor a mayor. La empatía con el electorado y la bendición de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner fueron superadores a cualquier reticencia que el peronismo bonaerense -encuadrado en los intendentes- podía mostrar cuando el ahora mandatario electo se convirtió en el candidato del Frente de Todos. Con autodeterminación y libertad y a diferencia de sus antecesores se abrió camino por las rutas bonaerenses sin derrapar en ningún momento.
Kicillof siempre tuvo un horizonte claro. El PJ provincial solo se reducía a expresar que querían un intendente candidato. Pero esa persona nunca apareció. La victoria de esta este domingo lo pone ante otro potente desafío, como cuando en 2013 se convirtió en el ministro de Economía de la Nación. Ahora deberá gobernar la provincia más compleja y diversa del país, con altos índices de endeudamiento y pagos a saldar a partir de enero de 2020. Para acomodar la Provincia, indefectiblemente necesitará de la ayuda del Gobierno nacional.
Kicillof empezó a recorrer la provincia a bordo del Renault Clio de su amigo y exfuncionario de Cancillería Carlos Bianco. Su secretario ( Nicolás Beltram) y su vocera (Jéssica Rey) ocuparon el resto de los asientos. Atrás, otro auto con dos camarógrafos. Nada más. Fue el primero que instaló el mensaje de que( María Eugenia) Vidal era (Mauricio) Macri. Empezó hablando en plazas y centros de fomentos de distritos amigables. El jueves, en Punta Indio, terminó de recorrer los 135 municipios de la provincia de Buenos Aires.
En esas charlas y como opositor todo se hizo más fácil, en el terreno de la argumentación, cuando las consecuencias del modelo Cambiemos se empezaron a sentir, sobre todo después de 2017. El electorado estaba ahí.
“Buscamos reflejar en la discusión electoral los problemas que tienen los bonaerense. Los problemas no son si vengo de una tradición política o de otra, son el trabajo, la producción y la educación. Queremos dar respuestas”, le decía Kicillof a Letra P a bordo del Clio en plena campaña, cuando las fotos, abrazos y regalos que recibía eran parte de su vida diaria. Ahora, aunque no le caiga en gracia la idea, tendrá que usar custodia.
Los 4.918.935 votos conseguidos en las generales de este domingo (con el 93,85% de las mesas escrutadas al cierre de esta nota) los celebraron Todos. El empuje de Kicillof no solo barrió con Vidal, quien hasta el arranque de la campaña era la figura cuasi invencible que tenía el oficialismo, también fue cosecha para Alberto Fernández. El gobernador electo de la provincia que tiene el 37% del padrón nacional le aportó una montaña de votos.
Se supo candidato desde antes que llegase la confirmación oficial. Quiso serlo cuando el formato de las recorridas le empezó a gustar. Iba ser lo que le dijera Cristina. Y CFK fue quien lo quiso candidato. No en vano, los primeros pivotes de la política bonaerenses con los que contó AK fueron la senadora provincial y presidenta del bloque de Unidad Ciudadana, Teresa García, y el vicepresidente segundo de la Cámara de Diputados bonaerense, Carlos Cuto Moreno. Dos legisladores que llegaron a la Legislatura en 2017 por decisión de Cristina y para ordenar las cosas en esos bloques legislativos que tras la derrota de 2015 carecían de liderazgos. En la Legislatura que se viene no habrá kicillofismo puro. A priori, el electo gobernador no lo necesitará.
En la campaña cerró matices que tenía con Sergio Massa. En el Frente Renovador lo terminaron reconociendo como un gran candidato. También estrechó lazos con el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. Con estos dos dirigentes más el diputado nacional Máximo Kirchner, Kicillof deberá negociar lugares en el esquema de gobierno bonaerense.
Su equipo de trabajo es el mismo que lo acompaña desde antes de que sea ministro de Economía. Tendrán un rol importante en el Gobierno. Nunca conoció a Néstor Kirchner, su amigo Mariano Recalde lo acercó al kirchnerismo y Cristina se fascinó con él. Desde esos días hasta hoy, todo fue ascenso para el gobernador electo.