Detrás del jefe de Gabinete, Marcos Peña, está Mauricio Macri. No hay misterio. Marcos es Mauricio. Le guste a quien le guste. Bajo esa lógica de comunión política y económica, un movimiento de piezas que afecte al ministro coordinador no está en los planes del Presidente, por más corrida cambiaria que exista, presiones del establishment o, incluso, reclamos y quejas de parte de los más encumbrados dirigentes del PRO que lo acompañan desde el minuto cero.
El propio Peña negó versiones de modificaciones en la estructura del gabinete de ministros durante la conferencia del Consejo de las Américas. En el mismo lobby del Alvear Palace Hotel y a la misma hora, empresarios y dirigentes de peso del oficialismo se entremezclaban en furiosas charlas sobre la escalada del dólar y pedían abiertamente su cabeza. Macri lo sabe.
Lo vivió en carne propia semanas atrás, cuando buena parte de los cuadros oficialistas se expresaron en el mismo sentido. Nula gravitación tuvo la propuesta del amigo presidencial Nicolás Caputo, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, para reducir la estructura ministerial y mover piezas para “mostrar señales” al mercado, pero también a los gobernadores opositores, claves en la negociación por el Presupuesto 2019.
Esos reclamos se vuelven a escuchar con fuerza en el interior de la Casa Rosada y la quinta presidencial de Olivos, pero Macri se mantiene en la misma posición. Cuanta más presión siente de su propia tropa, de los gobernadores y del Círculo Rojo, el Presidente más se encierra y deposita su confianza en Peña y el camino de gestión que le marcan los vicejefes Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, los tres funcionarios a quienes hace meses calificó como sus “ojos e inteligencia”. Esa presión que llega hasta el despacho de Macri también emana desde medios de comunicación que en las últimas horas pidieron abiertamente un “cambio” en el gabinete. El diario Clarín publicó abiertamente que “la realidad impone cambios”.
En la lectura de Macri, que pidan que Peña dé un paso al costado es atacarlo directamente a él. No hay presión ni pizarra del dólar 24x7 en los canales de televisión que cambie ese pensamiento. Para el Presidente, Marco representan mejor que nadie el espíritu PRO. Llegó al espacio de la mano de Gabriela Michetti, pasó por la Legislatura porteña cuando el macrismo aún no era gobierno en la Ciudad y, una vez en la Jefatura de Gobierno, su poder interno fue in crescendo mes a mes, año a año. Hoy tiene el control de la comunicación, la política y la estrategia del gobierno de Cambiemos. Además, tiene una llegada a la juventud del espacio distinta al resto de la tropa amarilla, que aceptaron fatigar las redes sociales con la idea de Peña de masificar la leyenda #MacriYoTeBanco . La plana mayor del espacio no fue por esa vía, a diferencia de otras oportunidades en que sintieron un ataque contra su jefe político.
En tándem, Larreta y Vidal buscaron ampliar esa mesa, pero fue en vano. La incorporación de Emilio Monzó y los radicales Ernesto Sanz y Gerardo Morales no cambió la lógica: Peña, Lopetegui y Quintana jamás perdieron peso.
Macri lo considera el arquitecto de su llegada a la Casa Rosada y lo defiende en cada reunión, a pesar de la cantidad de disputas internas y externas que libró. El cortocircuito con la Iglesia, el más reciente. Todavía sostiene que es el artífice del triunfo del PRO puro que en 2015, mediante la alianza con la UCR y Elisa Carrió con Cambiemos, logró vencer al kirchnerismo, incluso rechazando un pedido explícito del Círculo Rojo para forjar un acuerdo con el peronismo, en ese entonces antikirchnerista, que lideraba Sergio Massa. “Marcos demostró que siempre puso los intereses colectivos por encima de la aspiración individual. Otros no lo hicieron”, lo defiende un funcionario nacional muy cercano al jefe de Gabinete.
¿Alcanza con cambiar el jefe de Gabinete? El ala política está a una distancia kilométrica de los pensamientos de Peña, pero no cree que su salida alcance para sortear la crisis. Esa ola del cambio de figuras debería ser más grande. “El éxito o el fracaso del modelo económico no depende de él”, sostienen cerca de Vidal. El ministro coordinador aseguró que Macri no tiene en mente cambios en el gabinete. Horas después, el ministro Rogelio Frigerio (Interior) sostuvo que nadie es imprescindible.
“La clave está en la estructura de toma de decisiones políticas”, rugen en el entorno de Rodríguez Larreta, que hace lo imposible por despejar rumores sobre un eventual desembarco en el Gobierno nacional. En tándem, Larreta y Vidal buscaron ampliar esa mesa, pero fue en vano. La incorporación de Emilio Monzó y los radicales Ernesto Sanz y Gerardo Morales no cambió la lógica: Peña, Lopetegui y Quintana jamás perdieron peso. La posibilidad de una apertura del gabinete o, al menos, la toma de decisiones al peronismo cercano se mantiene fuera de margen, a pesar de que el mercado y los propios aliados presionan.
En paralelo, hay una desconexión inocultable entre las principales figuras de Cambiemos. Rodríguez Larreta y Vidal se enteraron por la televisión del anuncio del Presidente sobre el adelanto de fondos del Fondo Monetario Internacional (FMI). Ambos estaban en reuniones de gabinete y vieron en diferido el mensaje presidencial, que para buena parte del oficialismo logró lo contrario a lo pensado: una ola de desconfianza que se tradujo en una corrida al dólar e intensificó los cortocircuitos hacia dentro de la coalición de gobierno. Por otra parte, tanto en la gobernación bonaerense como en Uspallata 3160 sostienen que no tienen información sobre la crisis que atraviesa el Gobierno.
Fin de semana de reunionismo. Se esperan febriles reuniones y poroteo de nombres durante el fin de semana. Lo más probable es que Macri, pendiente del minuto a minuto de la reacción de los mercados, haga base en Olivos . Si habrá cambios en el gabinete, se resolverán el fin de semana y no este viernes, como se especuló. De acuerdo a la agenda presidencial, Macri encabezó la reunión de coordinación en Olivos con quienes participan siempre de estos encuentros: Peña, Lopetegui, Quintana, Frigerio y el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne.
Para Macri, mostrar un cambio en la estructura sería una señal de debilidad. En especial si ese cambio incluye al corazón del gobierno, que para su visión sigue siendo Peña. Algunos funcionarios nacionales, que presionan para que haya un movimiento de piezas, recuerdan que los dos últimos cambios de gabinete se orquestaron y comunicaron un día sábado: el Gobierno informó el sábado 16 de junio por la tarde la salida de Juan José Aranguren y Francisco Cabrera de los ministerios de Energía y Producción, respectivamente. El viernes anterior a esa decisión el Presidente pasó toda la tarde en la Quinta de Olivos con Peña.