LOS CUADERNOS K

Carrió quiere aprovechar las anotaciones de Centeno para ir por Eskenazi y Brito

El ex dueño de YPF y el banquero son los empresarios que tiene en la mira. “Es una bocanada de aire”, dice sobre el desfile de ex funcionarios que ella había denunciado por Comodoro Py.

Lo vive “tranquila”, pero también se siente reivindicada. El escándalo de los cuadernos K sorprendió a Elisa Carrió durante su gira por el interior. No hizo declaraciones públicas, solo algunas menciones en Twitter. Su descargo fue en la intimidad: habló con asesores de confianza y hasta dialogó con el presidente Mauricio Macri, horas antes de que su primo Ángelo Calcaterra se pusiera a disposición de la Justicia en el marco de la megacausa de corrupción en la obra pública durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. No obstante, a cada interlocutor le marcó lo mismo: “Faltan otros”. Este lote, según la visión de Lilita, lo integran el ex principal accionista de YPF y titular del Banco de Santa Cruz,  Enrique Eskenazi, y el dueño de Banco MacroJorge Brito.

 

“Es una bocanada de aire fresco”, repite la chaqueña cuando le consultan por el raid de detenciones de empresarios y ex funcionarios kirchneristas acusados por presunta asociación ilícita en la investigación que siguen el juez Claudio Bonadio y los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo. La chaqueña cree que la dimensión del escándalo de los cuadernos de Oscar Centeno pone contra las cuerdas a la Justicia. Sostiene que hay una “oportunidad” de que avancen causas de corrupción que ella inició hace años, pero que duermen hace tiempo en Tribunales. Algunas documentadas en los escritos del ex chofer de Roberto Baratta y otras fuera de registro, como la compra y posterior estatización de YPF. En rigor, sostiene que la aparición y el contenido de los cuadernos de las coimas abre un antes y un después en la investigación de la corrupción en el país, por lo que confía en que avancen causas judiciales frenadas durante años. Incluso en otros rubros, como la energía y la Aduana.

 

Sus principales colaboradores recuerdan cuando en 2008 "y en soledad" denunció por “asociación ilícita agravada”, defraudación, evasión fiscal y lavado de dinero a Néstor Kirchner, Lázaro Báez, Julio De Vido, entre otros. Durante los últimos días, reconocidos popes de la obra pública desfilaron por Comodoro Py para blanquear pagos de coimas o aportes en negro para campañas electorales, pero Carrió advierte que “faltan otros” empresarios que ella denunció por corrupción durante la gestión K. Por estas horas, la líder de la Coalición Cívica apunta a Eskenazi y Brito.

 

Sobre el primero, Carrió denunció en 2007 la compra fraudulenta de 25% de YPF orquestada entre la familia Eskenazi y el presidente de Repsol, el español Antonio Brufau, en acuerdo con el matrimonio presidencial, según la diputada. En ese entonces, habló de venta fraudulenta, “vaciamiento” y declaró que “un conglomerado de empresarios amigos gana todas las licitaciones de obra pública y, ahora, avanza sobre el petróleo”.

 

“La valija de Venezuela que ingresó en la Argentina es una bijouterie al lado de la operación de venta de Repsol YPF”, sostuvo Carrió sobre la compra de la familia Eskenazi. Además, denunció a todo el directorio y al entonces ministro Julio De Vido (Planificación), al tiempo que reclamó la creación de una comisión investigadora especial sobre la venta.

 

 

 

Toda esa serie de argumentos los repitió cuando en el Congreso se debatió la nacionalización de YPF, que el entonces ministro de Economía Axel Kicillof, enfrentado históricamente con De Vido, defendió alegando un vaciamiento. Era el fin de la relación entre los Kirchner y Eskenazi, que la propia Carrió cuestionó hasta el hartazgo. Fruto de ese vínculo, el banquero Eskenazi logró, mediante la firma Grupo Petersen, quedarse con un cuarto de la empresa petrolera argentina sin poner un peso: ingresó mediante créditos bancarios –incluso uno de la propia Repsol- y luego iría pagando esos préstamos con los dividendos que cobrarían como socios de la compañía una vez dentro.

 

 

 

Además de prestar dinero, los españoles avalaron a Sebastián Eskenazi como CEO de YPF. “Debe ir preso, al igual que De Vido”, sostuvo Carrió sobre Brufau. “Hicieron los peores y mayores negociados”, agregó durante el debate de la estatización. La chaqueña se hace eco del informe presentado por el financista Aldo Ducler ante la UIF, días antes de morir.

 

Allí se explica la ruta del dinero recibido por el entonces gobernador de la provincia de Santa Cruz en 1993, Néstor Kirchner, de parte del presidente Carlos Saúl Menem, en concepto de regalías mal liquidadas por el estado nacional. Los denominados “fondos de Santa Cruz” –cerca de 600 millones de dólares- fueron depositados en el exterior mediante una gestión de Ducler, que años más tarde denunciaría que parte de ese dinero se utilizó para la compra del 25%  de YPF por parte de la familia Eskenazi.

 

 

 

 

Carrió también tiene en la mira a Jorge Brito, a quien calificó infinidad de veces como “el banquero del poder”. Lilita apunta al salteño por el caso Ciccone y sus vínculos con Amado Boudou -recientemente condenado a cinco años de prisión por la compra de la imprenta- y Sergio Massa, aunque lo empezó a investigar desde 2001 con la Comisión de Lavado de la Cámara de Diputados.

 

Según declaró el arrepentido Vanderbroele, Brito aportó el dinero para la compra de la imprenta. Por esa operación, el Tribunal Oral Federal N°4 condenó al ex vicepresidente Boudou a cinco años y diez meses de prisión efectiva por cohecho pasivo y negociaciones incompatibles con la función pública. También, fueron procesados Alejandro Vanderbroele, José María Nuñéz Carmona, Rafael Resnick Brenner,Guido Forcieri y Nicolás Ciccone

 

 

 

Sin embargo, hay otros involucrados y acusados en la investigación. Allí es a donde apunta Carrió, que en la intimidad fustiga contra el juez Ariel Lijo porque que en diciembre de 2017 tomó declaración indagatoria a Brito pero aún no resolvió si lo procesa o no. “Nadie quiere investigar porque no quieren tocar a Brito, que sabe todo, cuáles fueron los negocios, es un hombre de la corporación”,sostuvo Carrió en 2012, cuando estalló el escándalo de la compra de Ciccone.

 

“Boudou es el eslabón más débil de un entramado de corrupción”,marcó en ese entonces Lilita y recalcó que “el negocio empezó con Néstor Kirchner, continuó con Cristina y el enlace fue Brito”.

 

Alex Wahnish, el rabino de Javier Milei. 
Pullaro, el ministro Cococcioni y la secretaria de Asuntos Penitenciarios. Con más de 1.800 celulares incautados en requisas en las unidades penitenciarias santafesinas.   

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