LA NUEVA DEUDA

El peronismo vela armas para darle batalla al ajuste en la arena del Presupuesto

Amenaza con unirse otra vez para trabar la ley que dará soporte jurídico al recorte que exige el FMI. Furia de los gobernadores y trabajo hormiga de Vidal y Larreta para ablandar al PJ racional.

Las heridas que dejó el tratamiento de la ley anti tarifazo en la relación entre el Gobierno y el peronismo están lejos de cerrarse. Aunque el presidente Mauricio Macri mandó a sus emisarios políticos de mayor peso territorial, María Eugenia Vidal y Horario Rodríguez, a tender puentes con los dos dirigentes que fueron garantes de gobernabilidad durante los primeros dos años de su gestión, Sergio Massa y Miguel Ángel Pichetto, la negociación con el FMI abre un nuevo foco de conflicto que puede tensar aún más la cuerda. Aunque el peronismo dialoguista quiere evitar convertirse en un factor de desestabilización, presiona con la amenaza de no votar el Presupuesto que convalide el ajuste.

 

Las negociaciones comenzaron horas antes de la sanción de la ley anti tarifazo, mientras el Presidente acusaba públicamente al peronismo "racional" de dejarse arrastrar por "la locura" de Cristina Fernández de Kirchner. El mandatario sabía que sus dichos eran inexactos. La ley de Tarifas Justas no había sido obra del kirchnerismo - que la consideró demasiado suave - sino de Massa y Pichetto. Casi en paralelo, el lunes 28 de mayo, dos días antes de la sesión en el Senado, Letra P revelaba en exclusiva que Vidal y Rodríguez Larreta almorzaban con el líder del Frente Renovador en una parrilla de San Telmo.

 

Aunque Massa negó el encuentro, varios dirigentes de Cambiemos lo dieron por cierto. Una semana después, superado el veto de la ley anti tarifazo, Vidal y Rodríguez Larreta cambiaban al tigrense por otro comensal, Pichetto, con quien se reunieron en un conocido restaurante cercano a la casa del jefe de Gobierno porteño. En los dos casos, el tema de conversación fue el mismo. La mesa chica del macrismo, a instancias de los dirigentes de Cambiemos, con influencia del amigo presidencial Nicolás Caputo y órdenes del propio Macri, buscaba reconstruir la malla de contención de los últimos dos años, antes que se rompa más.

 

La elección del momento no fue casual. Pocos días después, el Gobierno anunciaría el acuerdo con el FMI, con las implicancias que trae aparejadas en el Presupuesto 2019, donde se tendrá que ver reflejado el ajuste que exige el organismo multilateral. Según los términos del acuerdo, que difundió este viernes el Ejecutivo, las provincias deberán resignar un 74% del monto que se les destina en concepto de transferencias. Eso implicará un fuerte ajuste que deberá avalar el Congreso, algo que en las últimas horas pusieron en duda ante Letra P dirigentes de los dos sectores.

 

 

 

Pese a que el peronismo federal remarcó en varias oportunidades que, a diferencia de lo que hizo el Grupo A cuando Cristina era presidenta, no iba a dejar sin presupuesto al Gobierno, "las circunstancias cambiaron desde el momento en que fueron al Fondo sin avisarle a nadie y ahora piden que el peronismo comparta los costos del ajuste. Ya no son las mismas condiciones. Ahora nos llaman para que seamos socios en la desgracia. No puedo asegurar que votemos el Presupuesto", dijo a Letra P un importante dirigente del sector dialoguista.

 

Tanto Massa como Pichetto consideran que el oficialismo llegó "tarde y mal" a intentar reconstruir los puentes "que ellos mismos rompieron" con descalificaciones constantes al peronismo y con la no generación de instancias de diálogo. El presidente del interbloque Argentina Federal en el Senado lo dejó claro en la sesión por tarifas, cuando le reclamó al Gobierno por el rumbo económico y por haber "devaluado" políticamente al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, de diálogo permanente con el peronismo.

 

 

 

Por lo bajo, Pichetto tenía otros reclamos, que el Gobierno hubiera intentado "puentearlo" dialogando directamente con senadores de su bloque, generando una interna en la bancada, o que hubiera llamado a los gobernadores para buscar que actuaran sobre los legisladores. A eso se sumó la reunión con cinco senadores opositores que Macri tuvo en la Rosada el 29 de mayo y con la que el Gobierno apenas logró sumar la adhesión de la neuquina Lucila Crexell, que ni siquiera pertenece a la bancada del rionegrino.

 

 

 

Todo eso remarcó Pichetto en la reunión con Rodríguez Larreta y Vidal, a quienes les planteó duras críticas sobre el rumbo económico del Gobierno y les transmitió la idea que reina en la oposición dialoguista por estas horas: que el peronismo no va a ser un factor de desestabilización, pero que tampoco va a pagar el costo del ajuste. Algo similar a lo que dejaron trascender los gobernadores luego de que Macri los convocara a la Rosada tras anunciar que había decidido pedir auxilio económico al FMI.

 

Pese a la generación del diálogo, luego de la reunión se sumaron factores que provocaron fastidio. A los dirigentes opositores no les quedó claro cuál era la propuesta de Cambiemos. Mucho menos le agradó a Pichetto que lo que estaba previsto como un encuentro reservado se hubiera filtrado rápidamente a los medios.

 

Ahora, en el peronismo ven complejas las negociaciones. "Si no nos ponemos de acuerdo, prorrogarán el Presupuesto de este año, como tuvo que hacer Cristina", deslizó en las últimas horas a este portal un senador del peronismo que asegura que la batalla por los recursos con las provincias "va a ser muy dura". El Gobierno aprovechará el compás de espera que traza el Mundial para intentar acercar posiciones.

 

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