Así dadas las cosas, el consultor estimó “estanflación lisa y llanamente” para lo que resta de 2018 y, expectante sobre dónde caerán “los esfuerzos” del macrismo por hacer la dieta en 2019, consideró: “En un año electoral llevar adelante la mayor dosis del esfuerzo fiscal es por lo menos audaz”.
Limitándose a hablar de “anuncio” ya que “el memorándum de entendimiento con la letra grande y chica en definitiva no la tenemos”, el ex titular del Bapro alertó: “Todavía nos podemos encontrar con nueva información”.
Por lo anunciado este jueves, puso en tela de juicio “la necesidad del acuerdo”. Y ahondó en este punto: “Lo que se establece con respecto al Banco Central en cuanto a que deje de financiar al Tesoro, se podía hacer sin acuerdo del Fondo. Y la plata que se va a recibir en lo inmediato son 15 mil millones de dólares que también podrían haber tenido otra fuente que no sea el FMI. Pero bueno, el Gobierno lo decidió porque entiende que esto es lo que le va a dar confianza en los mercados financieros. Es posible que eso suceda en el corto plazo, pero las consecuencias para la economía real, para todo lo que tiene que ver con la producción, van a ser muy duras.
-¿Representa un riesgo significativo que la relación deuda/PBI pueda llegar a alcanzar el 70%?
-Me parece que lo que hay que mirar es cuánto representan los intereses y acá se está hablando poco y nada del déficit financiero. Todo se circunscribe al déficit fiscal, y el déficit financiero para este año y el que viene son muy importantes, pero además, lo que de alguna manera hay que seguir poniendo el eje de la situación es qué va a pasar con el sector externo, con la cuenta corriente, que es realmente un problema más sensible y de alguna manera el que detonó todo esto. Porque vos podés tener una situación de déficit fiscal y seguir teniendo déficit de cuenta corriente. No es cierto que si vos eliminás el déficit fiscal, eliminás en forma automática el déficit de cuenta corriente y eso está vinculado a lo que suceda con la relación precio-dólar. Habrá que ver en las próximas semanas lo que pasa con eso.
"Para los próximos meses el escenario es claro: pérdida de la capacidad del salario real, impacto en el consumo que es el 75% de la economía y situación de estancamiento".
-¿Y qué evolución imagina?
-Si el dólar flota y lo dejan subir es una cosa que por supuesto ayudaría a bajar el déficit de cuenta corriente pero también tendría un impacto sobre la inflación y consecuentemente sobre el tema de los salarios. Para los próximos meses el escenario es claro: pérdida de la capacidad del salario real, impacto en el consumo que es el 75% de la economía y situación de estancamiento. Hay que ver si a fin de año o comienzos del que viene, la economía muestra algún signo de recuperación en los sectores que van a ser ganadores, porque claramente acá va a haber ganadores y perdedores, y si esos sectores ganadores tienen eventualmente la fuerza para un generar algún tipo de reactivación económica.
-Sacando el sector financiero, ¿cuáles son los sectores que más ganan?
- El sector exportador en lo que refiere a los sectores de agro-alimentos que, con la devaluación, la inexistencia de retenciones y la baja gradual que no se ha interrumpido respecto de la soja, encuentran mejores condiciones. Después, algunos sectores de servicios muy específicos. Está claro que todo lo que tiene que ver con la producción de las 600 mil Pymes ya está en una situación difícil no sólo por la caída del consumo, sino también, y fundamentalmente, por un esquema que mantiene 40% la tasa de interés. Es muy importante ver qué pasa en las próximas semanas con la tasa de interés, porque la tasa de interés de 40% se traduce en lo que refiere al impuesto del cheque, que es una operatoria muy habitual en las Pymes, tasas que están en el orden del 70%, y también en lo que refiere a las dificultades para financiar capital de trabajo.
Entonces, hay un panorama que en la economía real, en las próximas semanas y meses, va a ser muy duro. Además, naturalmente, mayor conflictividad gremial y social porque, obviamente, todas estas rebajas que ayer se presentaron en abstracto, después tienen nombre y apellido y sospecho que todos los afectados no se van a quedar esperando en la casa.
-¿Cómo va a surfear en materia política el Gobierno estos anuncios económicos? ¿Cómo está impactando en la opinión pública?
-Nosotros justo habíamos medido los resultados de la última encuesta, y el 53% de la población era contraria a la incorporación del FMI en el esquema económico argentino. Me parece que el anuncio de estos recortes fiscales se hizo con lenguaje macro, pero después hay que ver la carta de intención, que supongo que se va a conocer una vez que esté firmada, en esto es muy importante poner el eje, porque ahí está toda la letra chica en toda su dimensión.
-¿Esa letra chica puede llegar a incubar un ajuste aún más drástico?
-Ya de por sí, el ajuste es muy exigente en los términos fiscales. Lo que hay que ver es si hay o no algún tipo de recomendación, al estilo de lo que hubo el año pasado con la famosa revisión del artículo IV (NdR: supervisión del FMI de la economía de sus países miembro, con foco en las políticas de cambio). Ayer se dijo que no se toca el gasto previsional, y que no se toca el gasto social. Bueno, fenómeno, esto supone entonces que tarifas, servicios, transferencias a las provincias, obra pública fundamentalmente, van a tener que tener un recorte muy importante.
Y al que está pagando $1000 de tarifas, ¿alguien le puede dar un marco, un sendero de certidumbre, sea bueno o malo? ¿Va a pagar 1300, 1500, 1800 pesos a fin de año? No lo sabemos. Porque en buena medida también hay una parte que tiene que ver con tarifas, energía y combustible que está dolarizada. Es muy difícil ser precisos en datos porque, en términos periodísticos, hasta acá conocemos el título, después viene la bajada y el contenido. Pero, en base a lo que está anunciado, me parece que no es muy difícil prever que en términos de actividad, empleo, pobreza, las condiciones van a ser duras, porque no hay ajuste de estas características que no sea cruento. Entonces, veo en algún sentido una audacia del Gobierno en llevar adelante un programa de estas características un año antes de las elecciones.
-¿Y qué empuja al Gobierno a esa “audacia”?
-O la situación es más delicada de lo que se plantea o, finalmente, tantos años de negarse a tener un ministro de Economía terminó en que el propio ministro sea el programa del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que actúa como una suerte de operación de cinturón gástrico sobre la economía argentina para aquel que no quería encarar la dieta solo.
-La “herencia” en la que insiste desde lo discursivo el Gobierno, ¿tuvo algún grado de incidencia para tener que desembocar en el FMI?
-Respecto a estos dos años y medio hay como mínimo un reconocimiento de mala práxis. Evidentemente había problemas en 2015, pero estos problemas en todo caso se aumentaron. De hecho, la bala de plata que era el bajo desendeudamiento de la Argentina, creció en más de 100 mil millones, que es lo que se endeudó el Estado nacional en estos dos años y, sin embargo, eso no es suficiente.
Por eso, lo conocido ayer no es algo para celebrar olímpicamente, porque es sumar deuda a la deuda existente, con lo cual, no quiero citar a (Carlos) Melconian en su mensaje cuando dijo lo que estuvieron haciendo en estos dos años y medio (NdR: el ex titular del Banco Nación apuntó contra la estrategia oficial: "Boludeaste dos años con la buena onda y recogés inflación"), pero te endeudaste hasta ayer en 100 mil millones y seguís teniendo el tema del déficit, el tema de la inflación, y tenés ahora un problema del endeudamiento, con lo cual lo mínimo que se puede decir es que en materia económica hubo un importante déficit por mala práxis.
-Y en ese escenario de incertidumbre que marcaba, ¿cómo impacta en el salario los constantes recálculos de la meta inflacionaria?
-Sabíamos que la meta del 15% era absurda, devenida en abstracta. Ahora para este año no hay meta de inflación. Pero la más baja posible con la mejor de las suertes, está en el orden del 27-30% y los salarios en el 15% que, aún con el refuerzo del 5, estarías casi un 10% abajo. Ponele que lo emparejen algunos sindicatos con más poder de negociación, pero indudablemente las cuentas para el salario real del sector registrado es negativa para este año, ni hablar del sector no registrado de la economía, que no tiene gremio, no tiene poder de fuego, no tiene nada. Ese sector se va a ver mucho más perjudicado.
Insisto en esto: en este segundo semestre lo que hay que mirar muy bien es qué es lo que pasa con la relación precio-dólar porque, suponte que a la inflación se suma otro 15% de acá a diciembre. Si el dólar se mueve 4 o 5%, se queda en el orden de los 25, 26 pesos, vamos a tener de nuevo el problema del atraso del tipo de cambio. Y si no pasa eso, si pasa que el dólar va acompañando la inflación, indudablemente vas a tener una economía con un piso inflacionario muy grande y una puja distributiva que se va a enfatizar, porque es lógico que los sectores de trabajo organizado hagan todos los esfuerzos para tratar de no perder o perder lo menos posible.
-¿La oposición capitaliza este escenario con miras a 2019?
-Hay un escenario que no es el mismo de meses atrás, claramente. Ahora, para que vos puedas capitalizar tenés que invertir capital político, en formular no sólo diagnósticos, sino eventualmente propuestas y acciones que hagan que la sociedad te mire de otra manera. Justamente en la última encuesta veíamos que, cuando le preguntás a la gente si votaría al oficialismo o no, el 32% te dice al oficialismo y el 43% a la oposición. Sabemos que ese 43% no es un todo homogéneo. Habrá que ver dentro de ese 43% cómo se establecen las estrategias para encarar esta situación y empezar a plantear un posible escenario de gobierno en 2019 bajo otro signo político, que pueda sintetizar propuestas que a la gente le resulten creíbles, ya no sólo al declarado opositor de este gobierno, sino a los que definen las elecciones, que son aquellos que esperan hasta último momento.
Este es el desafío de la oposición, creo que hay que evitar situaciones de euforia o depresión que hacía que algunos, hace cuatro o cinco meses, daban por sentado la reelección de Macri y ahora muchos piensan que esto se cayó inevitablemente. Hay que trabajar en todo caso para formular una propuesta que te permita ser competitivo el año que viene.