La posibilidad de recurrir a un auxilio financiero del Fondo Monetario Internacional (FMI) es una alternativa que el entorno del presidente Mauricio Macri barajaba desde “hace semanas”, según confió a Letra P un integrante de la Jefatura de Gabinete. Aún así, el jefe del Estado no se lo dijo a ninguno de los interlocutores que recibió el lunes en Olivos y en la Casa Rosada. Dentro de ese ritmo febril del comienzo de la semana, en el único ámbito donde fue analizado el tema fue dentro de la reunión del equipo económico, donde el ministro de Finanzas, Luis Caputo, anticipó que podía ocurrir una nueva corrida cambiaria este martes.
Caputo dijo que podía pasar esto, repasó las herramientas que se pueden usar y este martes por la mañana, cuando arrancaron los mercados con esa tendencia, el Presidente tomó la decisión de "hablar con el FMI”, explicó el funcionario consultado.
En el Palacio de Hacienda, otro escudero confirmó la información. Según la versión oficial, la escena posterior fue un llamado telefónico urgente a la oficina washingtoniana de Cristine Lagarde, la titular del FMI. El primero en pedir formalmente el auxilio fue el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Minutos después, el Presidente tomó el teléfono y completó personalmente la solicitud en forma verbal, para hacer uso de la posibilidad de un “stand by” de 30.000 millones de dólares que está dentro de “la caja de herramientas” que dispone la Argentina en el organismo internacional.
El resultado fue la predisposición inmediata de formalizar las negociaciones por parte de Lagarde y Macri devolvió el gesto con el envío, sin demoras, de Dujovne a Washington para negociar la letra chica y escuchar cuáles serán los pedidos del Fondo en materia de ajuste para aflojar el desembolso.
Tras el telefonazo, confió otro funcionario, “Macri decidió salir a hablar y dijo que, si da personalmente noticias felices, cómo no iba a anunciar esto que era tan importante”, contó la fuente para describir la génesis de un anuncio oficial donde la comunicación de Cambiemos tuvo que incluir uno de los recursos más antipáticos de la economía política nacional: recurrir a los auxilios del FMI, luego de 15 años sin ellos y en un contexto financiero cargado de señales que bordean un escenario de crisis.
La decisión, mantenida en reserva, impactó como un cimbronazo en buena parte de aquellos que el lunes pasearon por la Casa Rosada para dar su apoyo y se fueron con un mensaje unívoco: “No hay plan B”. La lista incluye a los socios de Cambiemos, como la secretaria general de la Coalición Cívica, Maricel Etchecoin, y el gobernador mendocino y titular de la UCR, Alfredo Cornejo.
A pesar de la zozobra y del malestar interno por la medida inconsulta, en la Casa Rosada minimizan que el anuncio del Fondo sea un mazazo en la estrategia comunicacional de vender expectativas en un momento cargado de políticas antipáticas. “Son contextos diferentes a la última vez que Argentina acordó con el FMI”, se diferenció un hombre del ministro coordinador. “Si estuviéramos peor sería un problema, pero vamos a acordar con el Fondo con la decisión de mantener el gradualismo y con Dujovne vamos a tener el respaldo necesario para continuar con nuestro objetivo: hacer que la economía crezca”, dijo.
Ante las dudas sobre el contacto con la realidad de esa interpretación oficial, la fuente se amparó en el shock que reclaman algunos sectores empresarios. “Hay espacios de la política y la economía que nos piden que ajustemos fuerte, pero no vamos a ajustar fuerte. Nosotros dijimos que iba a ser gradual y va a ser gradual. Por eso no vemos cuál es la mala noticia en la calle, porque esto no se percibe”, concluyó.
Con la confirmación del acercamiento con el FMI, la sombra de un ajuste traumático no cede, sino que se proyecta a los traumas culturales de las últimas crisis económicas que jaquearon al bolsillo de la población. En el Gobierno admiten que esa sombra existe, pero aseguran que durará “hasta que afloje la situación en los mercados”. Hasta que eso suceda, el Gobierno redoblará la presencia de sus voceros en los medios, redoblará las campañas de spots publicitarios y comenzará a tejer una “agenda positiva”, que tendrá su primera escala este miércoles en Mendoza, cuando Macri se muestre con Cornejo, que también se enteró por los medios del nuevo pacto con el FMI.
Dicen que fue una suerte distinta a la que corrió Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, que sabía de antemano y, apenas Macri enunció su mensaje, ordenó enviar un comunicado de apoyo irrestricto para el segundo capítulo del mandato de Cambiemos en el poder, cuando ya no hay herencia recibida que les permita afrontar la incertidumbre del presente.
Macri comenzó a tejer su propio legado, al calor de un ajuste que este miércoles tendrá un round determinante en la Cámara de Diputados, cuando comience la sesión para tratar, entre otros puntos, los proyectos de la oposición para frenar el tarifazo. En ese momento, Dujovne estará en Washington con Lagarde y la Plaza del Congreso será el escenario de una protesta convocada por el Sindicato de Camioneros para repudiar el tarifazo que Macri busca ratificar, aún a costa de un veto, para recuperar parte de la confianza que no deja de perder fuera y dentro de los mercados.