Este miércoles, Aguas Bonaerenses S.A. (ABSA) no sólo formalizó el llamado a audiencia pública para abordar el primer aumento tarifario de 2019 –que se estima en un 38%- sino que también rubricó su ingreso al club de los grandes operadores mundiales de servicios de agua potable. El pomposo rótulo de este selecto círculo bien podría acoplarse al retorno al mundo autoproclamado por la gestión Cambiemos, más aún post G20.
Pero, posando la lupa sobre la composición y los actores que impulsan este club, se puede encontrar como común denominador el nombre y los intereses de la multinacional francesa Veolia, firma que (por entonces bajo el nombre de Vivendi) fue accionista de Aguas Argentinas durante la privatizada etapa del servicio de agua potable para el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Tal como contó Letra P meses atrás, Vivendi (ahora Veolia) fue una de las concesionarias que demandaron al Estado argentino por la recisión del contrato y la estatización del servicio en 2006. El Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), tribunal arbitral independiente del Banco Mundial, condenó el año pasado a la Argentina a pagar 383 millones de dólares a las ex prestadoras, deuda que este año el presidente Mauricio Macri se comprometió a saldar ante su par francés, Emmanuel Macron.
Con las viejas controversias saldadas en favor de los galos, Veolia volvió a desembarcar en el negocio del agua local de la mano del titular de ABSA, Raffaele Sardella, quien además de su rol en la estatal bonaerense, aún conserva su cargo de director de proyectos especiales de Sideco Americana, firma de la familia Macri. Desde finales del pasado año, la multinacional francesa está a cargo de la rehabilitación, mantenimiento y operación de la Planta “Donato Gerardi”, que abastece a usuarios de La Plata y la región. Para esto, el desembolso previsto es de $650 millones.
BIENVENIDOS AL CLUB. Pero Veolia no se quedó sólo con el manejo del agua en la capital bonaerense, sino que ahora logró el desembarco de una gruesa estructura que va en sintonía con sus intereses dentro y fuera de Francia, algunos puntos incluso donde logró la privatización del servicio a su favor.
El club de los grandes operadores mundiales de servicios de agua potable fue creado en 2011 por el Servicio de Agua y Saneamiento (Sedif, según sus siglas en francés), el cual opera en 144 comunas en torno a París y que hasta 2022 le otorgó el manejo de todos estos servicios a Veolia.
El Sedif es comandado por André Santini, secretario de Estado durante la presidencia de Nicolás Sarkozy y que, en sus años como diputado ante la Asamblea Nacional gala, fue promotor de una ley que lleva su nombre y que representó un fuerte espaldarazo para empresas fuertes del sector con intereses en otros países.
La “Ley Santini-Oudin”, aprobada en febrero de 2005, permite a las autoridades públicas emplear hasta un 1% de sus presupuestos para agua y saneamiento en actividades de “hermanamiento en el exterior”.
André Santini detrás del ex presidente francés Nicolás Sarkozy (Reuters).
Según advirtió Water Justice –ONG global que combate la privatización del servicio de agua-, “dado que una gran mayoría de los municipios franceses ha subcontratado el suministro de agua local a Suez, Veolia, Saur y otras grandes empresas privadas, el hermanamiento entre autoridades públicas francesas y sus contrapartes en países del sur podría significar la apertura de nuevos mercados para estos gigantes internacionales del agua. En el informe que conformó la base de la nueva ley, el diputado André Santini se refería explícitamente al objetivo de exportar «el modelo francés de suministro de agua» y de asegurar “la conquista de mercados de los grandes grupos franceses”.
El 19 de diciembre de 2017, Raffaele Sardella comenzó su acercamiento a este club al que sumó formalmente a ABSA este miércoles. Ese día, el hombre de Macri en las aguas bonaerenses mantuvo un encuentro en el Senado francés con autoridades del Sedif y directivos de Veolia en el despacho del anfitrión del mitin, el senador Christian Cambon. Allí, Sardella expresó su interés de ser parte del club.
Pero, ¿por qué estas cuestiones se dialogaron ante un senador francés? Sucede que Christian Cambon es presidente de la comisión de Asuntos Exteriores en ese ámbito. Pero también supo ser vicepresidente del Sedif y, como senador, impulsó en 2015 una polémica enmienda a la ley que prohibía en Francia cortar el agua por falta de pago. Esta iniciativa para reestablecer los cortes del suministro a los morosos puso a Cambon en el ojo de la tormenta y, de hecho, se generaron peticiones requiriendo su dimisión por “conflicto de intereses”, al marcarse su conexión con los intereses del Sedif y, por ende, de Veolia.
VIEJO CONOCIDO. También dentro del Sedif, como director General de los servicios técnicos, aparece
Christophe Perrod, ex
director de inversiones de Aguas Argentinas, quien participó del acto donde ABSA rubricó su ingreso al club. Conocedor del mercado local, la presencia de Perrod da cuenta de una reinserción con fuerza de los intereses franceses en las aguas criollas. En tanto, la comitiva gala estuvo encabezada por Richard Dell'Agnola, quien, además de ser vice del Sedif, es un ex diputado sarkozysta que en la actualidad es alcalde de la comuna de Thiais, en los suburbios meridionales de París. También participó el embajador francés, Pierre Guignard, quien viene poniendo especial énfasis en las iniciativas de Veolia.
Con la elección que catapultó a Emmanuel Macron a la cúpula del poder político francés, también asumieron representantes a la Asamblea Nacional directamente ligados a Veolia, una de ellas es Célia de Lavergne (a cargo de la responsabilidad social de una filial de Veolia en Níger entre 2006 y 2009). Otra electa al parlamento francés fue Brune Poirson, quien rápidamente se sumó a la gestión Macrón como secretaria de Estado en el Ministerio de Ecología. Poirson fue directora de desarrollo sostenible y responsabilidad social de Veolia en la India durante el proceso de privatización del servicio de agua en la ciudad de Nagpur, el cual fue complementado con el aumento de tarifas.
Las ciudades miembro del club de grandes operadores del servicio de agua (Fuente: Sedif).
En el club que pasa a integrar ABSA participan las siguientes ciudades (ver mapa): México, San Francisco, Milwaukee, Lima, Washington, Rabat, Praga, Delhi, Shanghai y Sydney. En todas, está asentada Veolia.
Según informó ABSA, los objetivos del ingreso a este club por parte de la empresa estatal son “promover intercambios técnicos entre los principales servicios de agua sobre la base de la asociación para capitalizar la experiencia y llevar a cabo acciones conjuntas”. Este acuerdo de "cooperación" fue celebrado por el propio servicio económico regional para el Cono sur de Francia, donde se dio cuenta de una actividad compartida entre miembros del Sedif, Veolia y el propio Sardella. El transcurso del tiempo dirá hasta dónde se extenderá la cooperación bajo el paraguas de esta estructura donde la multinacional francesa extiende sus lazos alrededor del globo.