Días atrás, durante el acto por el 138° aniversario de la Policía Bonaerense, el ministro de Seguridad provincial, Cristian Ritondo, había ponderado el accionar de la fuerza en los últimos años y que el mismo se traducía en una merma de los hechos delictivos. Así, destacó “haber bajado en 60% el secuestro extorsivo en la provincia, haber bajado los homicidios este año debajo del 5 por cada 100 mil” y, para completar, remarcó que “bajó piratería del asfalto y robo automotor”. Todos números positivos.
Sin embargo, recientemente la Procuración General bonaerense dio a conocer un informe que echa luz sobre datos que omitió el ministro y que interpelan su gestión: las denuncias por robo aumentaron un 5,4% en 2017 con respecto a 2016, en tanto que los robos agravados por amas de fuego también se elevaron un 2,2% en el mismo lapso.
Puntualmente, de 70.347 denuncias por robo en 2016 se pasó a 74.157 instrucciones penales preparatorias por el mismo delito en 2017, lo que implicó un aumento del 5,4% en un año.
Los robos agravados por armas de fuego también se elevaron un 2,2% en el mismo lapso: de 50.288 se llegó pasó a 51.408 denuncias en el mismo período.
Si se analizan los datos de robos sin distinguir sus agravantes los casos aumentaron un 3,3 %. Los hurtos agravados también subieron un 2,3%: de 800 denuncias se pasó a 818 causas, en el mismo período.
Y los hurtos simples se elevaron de 45.363 a 53.730 en el mismo plazo, según las estadísticas que da a conocer anualmente de la Procuración General de la Suprema Corte.
Los homicidios consumados disminuyeron de 710 a 660 al comparar el período, entre 2016 y 2017, lo que implica una caída del 10 por ciento. También se registró una reducción del 9,4% de los homicidios dolosos denunciados y una fuerte caída en los homicidios en ocasión de robo, que pasaron de 51 a 25.
También fueron iniciadas 1.217 investigaciones por homicidios dolosos en grado de tentativa, una disminución de 131 casos respecto de los 1.348 de 2016.