LA ESQUIRLA MENOS PENSADA. La onda expansiva del superclásico fallido no para de crecer. Ya tiene en vilo al fútbol sudamericano e, internamente, le costó la cabeza a Martín Ocampo, eyectado del Ministerio de Seguridad y Justicia de la Ciudad a tres días de la cumbre del G20. Pero el estadio Monumental fue, el sábado, más que el epicentro de una violencia vergonzosa: también, el punto de reunión de centenares de hombres y mujeres de negocios, inversores financieros, cuyo estado de ánimo sufrió un impacto fuerte que pesa a la hora de decidir si compran o venden pesos, dólares y títulos de la deuda.
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AQUÍ ESTÁN, ESTOS SON. Los palcos, plateas y pasillos del estadio de River estuvieron llenos de esos miembros del Círculo Rojo económico. “Argentinos con intereses en el mercado financiero hubo muchísimos y, por lo que vi y me contaron, de afuera tranquilamente pueden haber venido unos doscientos”, le dijo a Letra P un operador local con contactos fluidos con los principales fondos del exterior que operan activos argentinos.
¿Tantos? “Más vale”, respondió. “Por las restricciones que puso el gobierno anterior, el 90% o más del mundo de la banca de inversión se fue del país y hoy atiende a sus clientes desde Uruguay o, especialmente, desde Miami, Nueva York y otras ciudades. Los que hacen wealth management de patrimonios de un millón (de dólares) para arriba vienen una o dos veces por año. Ahora, el que tiene veinte clientes, viene seguro cada uno o dos meses. Esos banqueros privados son muchos y muchos hicieron coincidir sus agendas con el clásico”.
Hablamos de personas que, en muchos casos, presionan una tecla de sus computadoras y deciden comprar o vender activos argentinos por, digamos, 100 millones de dólares. Algunos argentinos, otros extranjeros, todos futboleros, llaman todos los días por teléfono y siguen al detalle la actualidad económica, financiera y política del país.
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ESTADOS DE ÁNIMO. “Me están llamando de Suiza, de Nueva York, de Miami… Es gente que viene con otra cabeza. Se la pasaron yendo y viniendo, en medio de un desorden y, al final, se fueron sin ver el partido”, dijo el trader.
Los comentarios fueron unánimes entre el lunes y este martes: “Estoy harto de Argentina”; “Esto no va más”; “¿Cómo puede ser que el Gobierno no pueda ni siquiera controlar la calle en un partido de fútbol?”.
Todos gastaron 5 o 6 mil dólares y hasta se sintieron en riesgo por lo que pasaba fuera del estadio. “Para muchos, esto en el corto plazo le pega a la imagen del presidente”, Mauricio Macri, agregó el operador. “Piensan que no son capaces ni de organizar nada”.
No es que ese clima explique el serrucho reciente del dólar, la (enésima) caída de los títulos públicos o el regreso del riesgo país a la estratósfera de los 700 puntos. Los motivos de los que vienen preocupados por el país son otros, viejos y más de fondo, pero ciertamente la violencia contra un micro de futbolistas, los robos en la calle y los desmanes varios suman a la sensación de que imperan la desprolijidad y el desmanejo político.
¿La Argentina no tiene hoy mucho para regalar en términos de credibilidad?
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EL SUR TAMBIÉN EXISTE. No todo, sin embargo, pasa por las grandes finanzas. La concurrencia riverplatense contuvo a mucha gente que maneja empresas en el país y que vuelca sus ahorros en el mercado financiero. Esas personas, que cuentan con capitales disponibles de, digamos 200.000 dólares a un millón, también quedaron inmersos en el desánimo.
“Lo que pasó es el tema obligado, todavía hoy (por este martes) todos siguen hablando de eso. El que tenía un excedente y estaba pensando en comprar un bono, decide esperar y ni siquiera pregunta demasiado qué rendimiento puede darle”, contó el operador. “Para el que no conoce el mercado puede sonar raro, pero en el corto plazo al menos la decisión de comprar o vender está altamente influida por el estado de ánimo”, añadió.
Una final fallida, un escándalo mayúsculo y demasiadas esquirlas. ¿Habrá terminado la película?