A un año de las elecciones presidenciales, Felipe Solá no pudo con su pulsión rupturista, que lo lleva cíclicamente a saltar de los espacios que integra, y decidió ahora alejarse del Frente Renovador. No se va solo: arrastra a otros cuatro miembros del bloque del FR de la Cámara de Diputados, ya que se irá junto a Facundo Moyano, Daniel Arroyo, Fernando Asencio y Jorge Taboada.
La decisión del ex gobernador bonaerense no sorprende, pero deja en evidencia una vez más los problemas del líder de esta fuerza, Sergio Massa, para contener a su tropa. En este caso, lo hace en pleno armado del PJ y a días del debate del proyecto del Presupuesto 2019. Lo peor: Massa exhibe esta flaqueza cuando vuelve a presentarse como presidenciable. Su posoción inflexible acerca de poner al kirchnerismo como límite de su construcción es la razón de las fugas modelo 2018.
Solá, que hace tiempo venía mostrando sus diferencias con Massa y con Graciela Camaño, jefa del bloque en la Cámara baja y la otra anti kirchnerista intransigente del Frente Renovador, hará oficial su salida del bloque este lunes durante una conferencia de prensa que brindará en el Congreso.
Esta conducta rupturista de Solá se repite cada vez que se acerca una elección. De hecho, en 2009 se alejó del Frente para la Victoria para conformar una alianza con Mauricio Macri y Francisco de Narváez. Esa unión tuvo como único objetivo derrotar al kirchnerismo.
En 2013, se unió a Sergio Massa y formó parte del Frente Renovador. Ese año, el tigrense logró posicionarse como principal opositor al kirchnerismo cuando ganó las elecciones en la provincia de Buenos Aires con más del 44% de los votos.
Sin embargo, el ex intendente de Tigre no pudo controlar la fuga de dirigentes de su espacio y, dos años después de esa contundente victoria, cuando la cosecha de 2015 no fue la esperada, se alejaron de su partido Darío Giustozzi, Orlando Yans, Ramiro Tagliaferro, Mariano San Pedro, Sandro Guzmán, Baldomero “Cacho” Álvarez, Jesús Cariglino y Mario Giacobbe, entre otros.
La historia se repite y Solá, que reconoció que hace tiempo no habla con Massa, pegará el portazo junto a otros cuatro diputados para conformar un interbloque con el Movimiento Evita, la organziación que rompió el bloque del Frente para la Victoria después de la derrota peronista de las últimas elecciones presidenciales.
La idea de Solá y los otros ex massistas es configurar un espacio parlamentario con un claro perfil opositor, muy cercano al FpV en sus posiciones políticas pero con autonomía política y con articulación directa con el triunvirato piquetero de los movimientos sociales.
Con la incorporación de Facundo Moyano y del chubutense Taboada (dirigente de Camioneros), además, habría un puente garantizado con el movimiento obrero tradicional, en particular con el combativo "Frente Nacional por un Modelo Nacional", que el moyanismo encabeza junto a Sergio Palazzo (La Bancaria) y Ricardo Pignanelli (SMATA).
Lo cierto es que Solá ya había manifestando públicamente sus diferencias con Massa, cuestionando especialmente que el tigrense esté embarcado en una estrategia electoral que deje afuera al kirchnerismo y a la ex presidenta Cristina Kirchner, a quien el ex gobernador considera la dirigente más convocante de la oposición.
En medio de esa trifulca virtual, Facundo Moyano le enrostró a Camaño sostener una postura más antikirchnerista que antimacrista y los tres se cruzaron vía Twitter luego de las elecciones en Brasil.
Los realineamientos sindicales y políticos tanto de su padre, Hugo Moyano, como de su hermano mayor, Pablo Moyano, jugaron su parte en el viraje de Facundo.
De todos modos, el objetivo que desvela a todos ellos es la famosa "unidad" del peronismo, incluyendo a todos los sectores.