En el último encuentro de autoridades partidarias, realizado el viernes pasado en un hotel del centro porteño, la UCR planteó matices políticos con el socio PRO –llamó a “abandonar la agenda del ajuste”- y deslizó la disposición de presentar batalla interna en las PASO del próximo año “si no hay acuerdo”. Aunque ratificando sus pies en el plato de Cambiemos, desde el Comité Nacional a cargo del mendocino Alfredo Cornejo aseguran en voz baja que la intención del partido amarillo es relegarlos del armado de listas del próximo año y, ante ese escenario, buscarán ponderar la herramienta de las primarias. Mientras tanto, prometen no dejar de marcar diferencias “cuando sea necesario”, como sucedió con el tarifazo al gas. En ese esquema tendiente a preservar los intereses partidarios dentro del frente de gobierno, una figura cosecha un creciente volumen de críticas de sus correligionarios: el vicegobernador bonaerense, Daniel Salvador.
Aunque se aseguró la conducción del Comité Provincia por otros dos años, el número dos de Vidal es visto de reojo por algunos actores del radicalismo a escala nacional, quienes en el último encuentro –al que Salvador no asistió- intercambiaron reproches hacia su perfil “acrítico” que, advierten, ya no está a tono con las demandas partidarias a futuro.
En este punto, observan que el posicionamiento del vicegobernador bonaerense fue “útil” para obturar los resquemores iniciales de varios intendentes y dirigentes radicales que, al inicio de la gestión vidalista, apuntaban contra la escasa presencia de la UCR en el gabinete provincial.
En 2016, Salvador logró evaporar los reproches en voz alta y alinear a sus intendentes en el redil de Cambiemos para no generarle obstáculos internos a la marcha de la administración Vidal. Pero, con 2019 a la vista, hay quienes consideran que es necesario tener otro perfil.
“Su objetivo es mantener el statu quo”, arremeten para hacer foco en una hipotética aspiración salvadorista de repetir como compañero de fórmula de la mandataria bonaerense y cuidar los municipios ya obtenidos por el partido centenario, desistiendo de una construcción creciente que lleve a disputar el sello de Cambiemos en distritos hoy gobernados por el peronismo.
En este sentido, cuestionan la extrema cautela del titular del Comité bonaerense a la hora de definir una postura que pueda generar fricciones con los socios de la alianza.
Su silencio ante temas como la crisis social o los dardos disparados contra el radicalismo por la diputada nacional Elisa Carrió son aspectos que levantan la temperatura en dirigentes boina blanca que, sin tener una posición deliberadamente crítica del rol del radicalismo dentro de Cambiemos –como sería el caso de Ricardo Alfonsín-, consideran que es necesario “plantear matices” que no licuen en el vidalismo la identidad y las proyecciones de la UCR provincial.
“Lo que vemos es una figura institucional que es solidaria institucionalmente con el Gobierno, que todos coincidimos que tiene que ser así, pero hay veces en que hay silencios absurdos en cuestiones en las que tenemos la obligación de plantear miradas distintas, que son para engordar al Gobierno. No hablamos de críticas, hablamos de matices. Hay silencios que no se explican. Es necesario, ante esta situación política y social, que el radicalismo adquiera un volumen político mucho más importante que el que tiene para ayudar al Gobierno”, advierten voces críticas a la impronta de conducción salvadorista que detectan a intendentes del interior que “no ven un acompañamiento por parte del partido en la defensa de los intereses colectivos”.
Otra voz radical, con peso en el conurbano, se quejó de la escasa vocación del titular de la UCR bonaerense por construir postulantes propios en los bastiones del GBA, donde el PRO –escuelita de candidatos mediante- ya impone a sus referentes de cara a 2019: “Éste es un partido que ha abandonado el Gran Buenos Aires y al que le falta acción. Es un partido al que le falta dinamismo, esa vocación de construcción en lugares importantes de la Argentina como un actor social importante que esté en condiciones de ofrecerle a la gente una alternativa de poder”.
Estos resquemores tienen su traducción en la gran cantidad de internas del radicalismo que afloran en varios distritos del conurbano.
Con esa tónica, el Comité Provincia de Buenos Aires no se expresó acerca de la posibilidad que se puso de manifiesto en el encuentro del viernes pasado de dar batalla interna en las PASO.