A tan solo cinco días de la definición de las alianzas electorales, el ex ministro de Interior y Transporte Florencio Randazzo presentó “Cumplir”, la propuesta con la que, bajo el slogan “El valor de la palabra”, pretende presentarse a las primarias del 13 de agosto. Lo hizo en un acto para 300 dirigentes en el hotel porteño NH Bolívar, al que no permitió el ingreso de la prensa.
Aferrado a una estrategia comunicacional que piensa mantener, al menos, hasta el cierre de alianzas, Randazzo mandó a sus voceros y a su jefe de campaña, Alberto Fernández, a revelar detalles del encuentro. No se lo vio entrar, ni tampoco salir. Su presencia en el acto, de hecho, terminó por confirmarse cuando los asistentes ya estaban adentro del salón auditorio, alrededor de las 11.30.
El mensaje que el ex mandatario le bajó a sus aliados -intendentes, legisladores y sindicalistas- estuvo cargado de autocrítica. “Me llamé a silencio porque sabía que el gobierno de (Mauricio) Macri es fruto de nuestros propios errores”, expresó. Repitió esa frase, con más énfasis, y desencadenó un fuerte aplauso. Fue uno de los momentos álgidos de un discurso que duró unos 15 minutos.
No hubo ninguna mención a la ex presidenta Cristina Kirchner, partidaria de encabezar una lista de unidad en el peronismo. “No venimos a hacer política en contra de ningún compañero ni de ninguna compañera. Necesitamos que el pueblo vote, y que vote a los mejores candidatos de cara a octubre”, dijo, y reforzó el reclamo para competir en las PASO por la provincia de Buenos Aires.
El grueso de las críticas apuntó directo al Gobierno, “que no entiende cuál debe ser el rol del Estado, que tiene cero sensibilidad”. “No cumplieron ninguna de las promesas de campaña y no se hacen cargo de nada. Están permanentemente mirando el espejo retrovisor”, acusó Randazzo entre renovados vítores de los presentes.
“Respetamos un gobierno elegido por el voto popular. Pero lamentablemente pasaron 16 meses, y lo que era la esperanza, alegría, para determinados sectores de la sociedad, terminó en desesperanza, tristeza, angustia”, manifestó, y trazó un panorama crítico de la situación que vive el país, aunque sin referirse a sus propuestas para revertir ese rumbo.
El ex ministro advirtió que “los desocupados ven cercenada su posibilidad de conseguir trabajo, y los trabajadores tienen la incertidumbre de saber si van a mantenerlo”. Además, señaló que “ha caído el consumo interno, han abierto las importaciones, han aumentado las tarifas, y han abandonado la política de Derechos Humanos que nos enorgullece como argentinos”.
“No queremos ser predicadores del apocalipsis ni de malas noticias. Venimos a hacernos cargo de todos los errores que hemos cometido y de los aciertos, pero no de los pecados. De los pecados, que se hagan cargo los pecadores”, sugirió.
Reiteró además algo que ya había manifestado Alberto Fernández: que “no cree en los cargos”. “Creo que por encima de eso está el valor de la palabra, la defensa de una idea, de una convicción”, sostuvo, y agregó: “Acompañé al gobierno hasta el 10 de diciembre porque tenía un compromiso con la gestión, porque yo entiendo la gestión como una herramienta para transformarle la vida a la gente”.
En el acto estuvieron sus tres intendentes fieles: Gabriel Katopodis (San Martín), Juan Zabaleta (Hurlingham) y Eduardo “Bali” Bucca (Bolívar). Entre los legisladores se vio a Juan Manuel Abal Medina, Leonardo Grosso, Oscar Romero y Alberto Roberti, así como el dirigente del Movimiento Evita Emilio Pérsico. Del mundo sindical, asistieron Norberto Di Próspero (Personal Legislativo) y Sergio Sasia (Unión Ferroviaria), ambos integrantes del MASA (Movimiento de Acción Sindical Argentino).
EL SELLO. Sobre un fondo azul, una tipografía blanca, contundente, en clara mayúscula, expresa el nombre que Randazzo eligió para su espacio: “Cumplir”. La marca fue dada a conocer a la prensa mientras su líder hablaba puertas adentro. “Los convoco a cumplir, porque la política se trata de cumplir”, resumió al cierre, donde se cantó a capella la marcha peronista.
No fue un nombre caprichoso. Al hablar de “cumplir”, el chivilcoyense recordó que él mismo cumplió su promesa de retirarse de la carrera presidencial, su mayor ambición en 2015. “Cuando dijimos que nos íbamos a nuestra casa, nos fuimos”, dijo. Era en tiempos del “baño de humildad” pedido por la propia Cristina, que finalmente ungió como candidato a Daniel Scioli.
En el NH, Randazzo también aprovechó para hacer propaganda de su gestión en el Ministerio de Interior y Transporte, la que vinculó con su slogan. Habló del “derecho a la identidad” garantizado con los nuevos DNI, y del “derecho a poder viajar mejor después de 60 años de deterioro del sistema ferroviario argentino”.
LA CAMPAÑA MUDA. “Cuando llegue el momento de la campaña, va a hablar”. Lo dijo el legislador bonaerense del Movimiento Evita Fernando “Chino” Navarro, uno de los pocos asistentes que accedió a hablar con la prensa. Jugar al misterio tiene un justificativo: el randazzismo no quiere correr el riesgo de quedar en off side cuando ni Cambiemos ni el frente “1 País” -integrado por el massismo y el GEN- confirmaron a sus candidatos.
Randazzo se mantiene en la idea de que “primero hay que escuchar a la gente” y su campaña se sustenta hasta ahora en charlas con vecinos y visitas a pymes –este jueves recorrió una fábrica textil en Luján-. A eso se suma un perfil reactivado en las redes sociales. La presentación ante la prensa se hace esperar.