ES LA ECONOMÍA

Subte: un conflicto fuera de rieles y sin una solución para frenarlo

Metrodelegados le reclaman a Larreta y a la concesionaria. Paros, diálogo cero y la salud del personal como telón de fondo. Interna gremial y las compras de Macri.

Después de 15 jornadas de huelga en los últimos 60 días, el conflicto entre la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP), que representa a quienes trabajan en las seis líneas de subterráneos y el Premetro; la empresa concesionaria Emova Movilidad, del Grupo Roggio, y la administración porteña de Horacio Rodríguez Larreta, sigue fuera de rieles y sin una solución en el corto plazo que permita alcanzar un acuerdo sobre el reclamo de fondo. Ante la falta de una mesa de negociación para destrabarla, la puja entre las partes se profundiza y afecta a casi un millón de personas usuarias que a diario utilizan el sistema interconectado de la Ciudad de Buenos Aires.

Mientras Roberto Pianelli, secretario general de AGTSyP-Metrodelegados, reclama que “la secretaria de Trabajo, que depende del gobierno de la Ciudad, convoque a una mesa de trabajo y que demuestre la vocación de diálogo que pregona Larreta”; la secretaria de Transporte y Obras Públicas porteña, Manuela López Menéndez afirmó: "El conflicto es ciento por ciento político y no vamos a aflojar para defender un servicio esencial”.

La disputa más dura se generó a partir del pedido de los metrodelegados para que se cambie el régimen laboral y se les agregue un franco más por semana: quieren pasar de 36 a 30 horas de trabajo. Hay más causas de desacuerdo: la empresa descontó los salarios a los trabajadores por los días de paro y se niega a sentarse a negociar paritarias con la representación gremial con personería todavía en trámite. La Ciudad, en tanto, firmó un adelanto de paritarias con los delegados de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), el gremio que sí tiene sí reconocimiento sindical.

“Si vas a los puestos de trabajo, todos los compañeros tienen la remera del reclamo: '2 francos', los afiliados de la UTA no sé dónde trabajan”, dijo Pianelli en declaraciones a Letra P.

El asbesto, esa es la cuestión

El acortamiento de la jornada laboral que piden los metrodelegados va atado a otro reclamo del personal de subte que ya lleva cinco años sin resolverse: la presencia confirmada de asbesto o amianto en piezas mecánicas, estructuras, en la pintura exterior de los vagones y en las herramientas de los talleres donde se realiza el mantenimiento de las formaciones. El asbesto está prohibido desde 2001 en el país. Todos coinciden que hay que sacarlo.

“Vamos a convivir 10 años más con el asbesto en nuestros puestos de trabajo, es fundamental acortar los tiempos de exposición de los trabajadores, tal cual lo indica la ley ante un riesgo inevitable como en este caso; y para eso hay que agregar un franco más, incluso eso le dará mayor productividad al sistema”, argumentó Beto Pianelli ante una consulta de Letra P.

En tanto, la concesionaria EMOVA ya advirtió que agregar un franco más a quienes trabajan en el subte “no es viable para la operatividad del sistema". Igual posición tiene la ministra porteña López Menéndez. “Tienen uno de los esquemas más flexibles del mundo. Trabajan 36 horas semanales; en Nueva York, en San Pablo o en Santiago de Chile se trabaja un promedio de 40 horas semanales”, argumentaron fuentes ministeriales.

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Las compras de Mauricio Macri

En 2018, quienes trabajan en los subterráneos denunciaron la presencia de asbesto en piezas y partes de los trenes CAF 5000 del Metro de Madrid, que el expresidente y exalcalde porteño Mauricio Macri compró, de segunda mano, para la Línea B. El gobierno porteño primero negó el tema; pero luego se comprobó que en el contrato de compra-venta con la empresa española figuraba, entre las características técnicas de los vagones, que había piezas y partes con asbesto que se usa como aislante de temperatura. También se verificó presencia de amianto en la mayoría de las formaciones de las otras líneas.

Tras dos años de denuncias y de reclamos de los metrodelegados, la empresa Metrovías -del Grupo Roggio, al igual que la actual EMOVA- admitió la presencia de asbesto e inició estudios médicos al personal, que permitieron detectar que siete personas padecían neumoconiosis, del tipo producido por la inhalación de fibras de asbesto; otras seis con cáncer de pulmón y certificar que al menos tres personas fallecieorn. La exposición a las fibras de amianto causa enfermedades que afectan la pleura pulmonar. La enfermedad tiene 20 años de latencia, por lo que el personal deberá hacerse estudios cada año.

Pianelli le aseguró a Letra P que la EMOVA “no tiene un plan de trabajo para erradicar el asbesto y lo que hacen es ir a sacar el mineral a los lugares que los propios trabajadores les marcamos” y cuestionó la posición del gobierno porteño que, sostuvo, desconoce que el “asbesto está prohibido y no sirve mostrar un estudio con parámetros permitidos, porque no hay índices aceptados, está prohibido”. Fuentes de la cartera de Transporte porteña afirmaron, sin embargo, que “se hicieron más de 2.500 estudios de calidad de aire en los espacios de trabajo que dieron siempre dentro de los límites establecidos por ley”.

El secretario general de los metrodelegados también denunció que Larreta no está dispuesto a comprar nuevos vagones para reemplazar a los contaminados. "Tres veces nos hicieron firmar el compromiso y todavía no terminaron los pliegos, además la compra y fabricación de nuevos trenes es un proceso de 3 o 4 años mínimo”, aseveró.

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