El crédito crece por fuera de los bancos, pero los consumidores suman deudas.
La morosidad en los créditos otorgados por fuera del sistema financiero tradicional crece y enciende señales de alerta en un mercado donde el acceso al financiamiento es cada vez más amplio, pero también más frágil. Fuera de los bancos, con tasas más altas y menos controles, la deuda de las familias aumenta y muestra un deterioro progresivo en el pago.
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Según el último informe de Eco Go con datos a mayo, la mora en el crédito no bancario llegó al 12,8%, tras un salto de 1,6 puntos en apenas un mes. El dato refleja un deterioro creciente en un segmento clave del sistema financiero ampliado, donde operan fintechs, billeteras digitales y financieras no tradicionales. Más del 70% de las 100 principales entidades no bancarias mostraron un aumento en sus niveles de irregularidad.
El fenómeno también alcanza, aunque en menor medida, al sistema bancario tradicional, donde la morosidad trepó al 2,5% en mayo, desde el 2,2% del mes anterior. Si bien estos números aún están lejos de picos históricos, el deterioro simultáneo en ambos sectores refleja un cambio de tendencia que podría condicionar la dinámica del crédito en los próximos meses.
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La deuda de las familias fuera de los bancos aumenta y casi 13% está en situación irregular.
El crédito aumenta fuera de los bancos
Pese al deterioro en los pagos, el financiamiento por fuera del sistema bancario sigue creciendo. El crédito otorgado por proveedores no financieros aumentó 6,4% en términos reales en mayo y acumula un alza interanual del 95,9%. El stock alcanzó los $ 10,2 billones durante la gestión de Javier Milei, el valor más alto registrado, incluso por encima del récord de marzo de 2018, siempre con los datos de Eco Go.
En paralelo, el endeudamiento de las familias con entidades no financieras subió hasta representar el 27% de la masa salarial mensual, 5 puntos porcentuales más que en diciembre pasado. La cifra muestra que el sistema sigue incorporando demanda, pero también tensiona los márgenes de pago de los hogares.
“La mora es parte de la expansión”
“El crédito digital ya es una realidad consolidada que alcanza a más de 10 millones de personas y sigue creciendo en capilaridad”, explicó el CEO y fundador de COFA,SantiagoGorla, ante la consulta de Letra P. Según su visión, el aumento de la mora no debería leerse como una señal de alarma aislada. “Hoy estamos viendo una doble dinámica: crece el otorgamiento de préstamos en canales digitales, pero también la mora, especialmente en productos de consumo. No hay contradicción: es el comportamiento natural de un sistema que se expande”.
Gorla advierte, sin embargo, sobre problemas estructurales que agravan esta dinámica. Por un lado, destaca el rezago en la información pública sobre el comportamiento de pago, que tiene un retraso de 45 a 60 días. Por otro, señala la falta de mecanismos judiciales eficientes para ejecutar créditos impagos. “Sin un sistema que permita recuperar judicialmente lo adeudado de forma rápida y previsible, la mora estructural se convierte en un costo absorbido por el sistema y desincentiva la inclusión financiera real”, remarca.
La clave, según el CEO de COFA, está en mejorar la calidad del sistema de decisiones. “El crédito digital debe ser sostenible. Eso implica que el crecimiento venga acompañado por motores de decisión más inteligentes, protocolos de detección temprana de mora, criterios dinámicos de evaluación del riesgo y herramientas de cobranzas eficaces”.
La deuda con la tarjeta de crédito
En el sistema bancario, las tarjetas de crédito siguen registrando un uso elevado, pero con señales de tensión. Según datos de uno de los bancos privados más reconocidos que prefirió no ser identificado, los consumos con tarjeta crecieron 81% interanual en junio, con picos del 245% en artículos para el hogar y 150% en turismo.
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El endeudamiento de las familias crece y la morosidad, también.
Sin embargo, cayó el porcentaje de saldos pagados en su totalidad: del 85% en enero al 75% en junio. La mora, aunque aún contenida, muestra un aumento sostenido desde principios de año, comentaron a este medio desde la entidad. En abril, el sistema reportaba un 4% de mora en préstamos y un 3% en tarjetas. Si bien aún se está lejos de los máximos históricos, que se remontan a la hiperinflación, las entidades advierten que el comportamiento de pago está cambiando.
Interoperabilidad y finanzas abiertas
La necesidad de interoperabilidad entre bancos, fintechs y entidades no financieras se vuelve cada vez más urgente. En ese sentido, el decreto 353/25 busca avanzar hacia un modelo de open finance, que permita mejorar la circulación y actualización de la información crediticia. La expectativa del sector es que estas herramientas regulen con mayor precisión el acceso al financiamiento, reduzcan el sobreendeudamiento y amplíen la inclusión real.
Ualá acelera los créditos a personas sin historial
La demanda por financiamiento digital sigue firme. Un ejemplo de ellos es lo que está sucediendo con Ualá, uno de los actores más relevantes del ecosistema fintech, que aseguraron a este medio haber otorgado más de 8 millones de préstamos y cuotas, y agregaron que más de 245.000 personas sin historial crediticio fueron habilitadas para recibir su primer préstamo formal.
Una de las herramientas en las que la empresa de Pierpaolo Barbieri se apoya para dar crédito a sus clientes, es el sistema UaláScore, desarrollado con inteligencia artificial, permite otorgar créditos desde montos bajos hasta préstamos personales de $20 millones en 48 cuotas fijas, tomando la mayor información posible a disposición sobre el comportamiento financiero de los candidatos.
A través de su modelo de financiamiento en punto de venta ("comprá ahora, pagá después"), Ualá también llega a sectores que no acceden a tarjetas de crédito, permitiendo cuotas fijas en productos como electrodomésticos, motos, bicicletas o materiales para la construcción.
La apuesta es llegar a la mayor cantidad de usuarios, que no lograron ingresar al sistema financiero, y son una gran oportunidad de negocio para las empresas. “La penetración del crédito privado sigue siendo baja en Argentina, comparada con otros países de la región”, explican desde la empresa.