Con los puentes dinamitados, hace unos diez días Juan Schiaretti dejó de lado las formalidades y subió la apuesta. No habló de su candidatura presidencial, sino que proyectó al PJ cordobés disputando la conducción del peronismo de todo el país. En el massismo tomaron nota y empezaron a pintar el trapo con el que redoblarán la apuesta para disputarle el voto cordobés al gobernador y postulante de Hacemos por Nuestro País. “El peronismo somos nosotros”, repiten quienes reportan a Sergio Massa y salen en busca de apoyos territoriales que, aseguran, son más de los que mucha gente cree.
De esa manera, anticipan una jugada a fondo en el segundo distrito electoral del país, donde buscarán limar las chances de Schiaretti apostando a la desperonización de su figura de cara al 22-O. Como alguna vez hizo el cordobés para mostrar la amplitud de sus armados y que, ahora, le puede jugar en contra.
Letra P ya contó que la idea que mueve las acciones en las filas cordobesistas pone el foco en 2025. Descuentan una victoria a nivel nacional de Javier Milei, apuntan a conseguir la mayor cantidad de posible de bancas para engordar el bloque en la Cámara baja y esperan la implosión de Juntos por el Cambio y del peronismo que definen como “kirchnerista”.
El heredero natural de esa proyección es Martín Llaryora, a quien el massismo todavía observa como un dirigente con una postura distinta a la de Schiaretti, pero a quien se le empieza a terminar el crédito. En Unión por la Patria las opiniones respecto del gobernador electo estuvieron divididas desde el primer momento. Están quienes auguran una posición de acercamiento y están quienes no quieren saber nada con el sanfrancisqueño. En este último caso, esperan la estocada final para cortar lazos de modos definitivos. “Si en un ballotage no apoya a Massa, parece que no hay mucho más que discutir”, asegura uno de los referentes del massismo mediterráneo consultado al respecto.
Para que esa ruptura total se produzca habrá que esperar a que se confirme la segunda vuelta. En el peronismo cordobés esperan no tener que afrontar ese brete. Como ya contó este medio, Llaryora “no quiere quilombos” internos en los meses previos a tomar el mando en el centro del país. Por lo menos, de manera pública.
Más allá de De la Sota
En las últimas semanas, diferentes figuras encolumnadas en UP apuntaron contra las posturas del schiarettismo a partir de la reivindicación de la figura del tres veces gobernador de la provincia, José Manuel de la Sota. Para el schiarettismo, la jugada carece de valor, ya que consideran que es “imposible” separar la imagen del padre del cordobesismo con la del actual mandatario, con quien alternó el mando del peronismo mediterráneo durante casi un cuarto de siglo.
El último capítulo de esa disputa se dio a comienzos de esta semana con la votación por la eliminación de la cuarta categoría del Impuesto a las Ganancias. El schiarettista Carlos Gutiérrez y el llaryorista Ignacio García Aresca votaron en contra de la iniciativa enviada al Congreso por el ministro de Economía y candidato presidencial del oficialismo. Natalia de la Sota votó a favor, a la par de otro grupo de integrantes del Interbloque Federal. Aunque esa postura fue celebrada por el massismo cordobés, en las filas del oficialismo con asiento en Buenos Aires entienden que la discusión excede a la figura del gobernador. La pelea es por las banderas del peronismo, que el propio Massa busca reivindicar desde la gestión para aportar a la campaña.
“El peronista va a votar a quien mejor represente esa identidad, más allá de los nombres”, dicen en el gremialismo provincial que, en su mayoría, ya manifestó su acompañamiento a la candidatura del tigrense. “José fue el dirigente peronista más importante de la historia de Córdoba y todo lo que conseguimos fue gracias a él, pero hay que reconocer que ya no está y que nosotros tenemos que trabajar en un proyecto que haga honor a su legado. No sé si vale la pena ponernos a discutir quién es más o menos delasotista”, dijo a este medio otro dirigente que se sienta en la mesa que coordina estrategias con el peronismo nacional.
En esa línea, la pata peronista que se enfrenta a las posturas de Schiaretti empieza a apuntar al interior provincial y a coordinar acciones con intendentes e intendentas que desde hace rato vienen renegando con las decisiones del gobernador que encabeza la boleta presidencial de Hacemos por Nuestro País. Uno de los más activos es el jefe comunal de Canals, una pequeña localidad del departamento Unión. Edgard Bruno dijo esta semana que Schiaretti perdió la brújula y que sigue insistiendo con “aliarse con el PRO”.
“Eso es la búsqueda de algún cargo personal, de alguna embajada o de tener alguna función después del 10 de diciembre”, aseguró en una entrevista con la radio riocuartense LV16, en la que también consideró que, para colmo, esa supuesta idea del gobernador se vuelve cada vez más imposible ante un seguro ballotage “entre Milei y Massa”.
Bruno fue reelecto en la previa a las elecciones del 25 de junio y recibió a Llaryora para los festejos. Como anticipó meses atrás Letra P, su postura es unir al peronismo y por esa razón no tiene ningún problema en promover un corte de boleta que opte por el candidato presidencial de UxP y la lista que encabeza Gutiérrez para Diputados. Descubre la pelea de fondo: lo que importa es la presidencia. Como le dijo Carlos Caserio a este medio, “un diputado nacional más o menos no va a cambiar la Argentina, porque al país lo cambia un presidente o una presidenta”.
Agenda abierta
Al cierre de esta nota no había visitas confirmadas de Massa a Córdoba. Si bien se espera que el sprint final de la campaña contemple más de una presencia en tierras mediterráneas, en la mesa política de UP quieren bañar de peronismo las próximas visitas del ministro candidato. Allí también quieren marcar una distancia con Schiaretti, cuyos equipos ya activaron las reuniones con referentes territoriales en casi todos los departamentos de la provincia. “Esta campaña se gana con la gente, no con los dirigentes”, repiten, aunque auguran actos con una movilización significativa de militancia territorial que sirva para engordar el protagonismo que Massa logró conquistar a partir de la batería de medidas anunciadas durante este mes.
La pelea es por el peronismo que viene. Entre uno que quiere ganar y otro que ya sabe que pierde, pero apuesta a largo a plazo. Schiaretti quiere a Llaryora como protagonista de una renovación que Massa y compañía se imaginan encabezando desde la Casa Rosada.