En diálogo exclusivo con Letra P, el candidato presidencial de Hacemos por Nuestro País, Juan Schiaretti, aseguró que no conoce a Javier Milei y que “no existe” diálogo entre el peronismo de Córdoba y los operadores de La Libertad Avanza. Enterró así, en una oración simple, la versión que coloca al cordobesismo y a su postulación como un combo funcional al crecimiento electoral de la expresión de ultraderecha.
En la última semana, la dirigencia peronista de la provincia que apoya a Sergio Massa se encargó de instalar en redes y en entrevistas mediáticas que el gobernador "quiere fundir al peronismo". En el alto comando de campaña del referente de Unión por la Patria reconocen que se trató de una estrategia, entre varias, para limar la cosecha del cofundador de Unión por Córdoba, que se encarga de resaltar que no tiene nada que ver con el kirchnerismo.
“No he visto en ningún lugar del mundo que las ideas de Milei se hayan aplicado”, recalcó a este medio un concepto que, minutos antes, desarrolló en el auditorio del Hotel Quorum, ante 200 intendentes e intendentas de toda la provincia que viajaron para apoyar su aventura nacional. Inmediatamente agregó que las propuestas libertarias conllevan el peligro “de una explosión inflacionaria”. Y reconoció: “Esto no lo digo solamente yo, lo plantea cualquier economista”.
El acto que encabezó con el gobernador electo de Córdoba, Martín Llaryora, tuvo por objetivo, precisamente, dejar en claro que la apuesta de Schiaretti es y será funcional a los propósitos del cordobesismo.
Sin posibilidad de dobles interpretaciones, Schiaretti fue directo y pidió el voto para Llaryora. La disonancia se evapora con el contexto: el gobernador sabe que sus chances son exiguas, aunque mantiene las esperanzas intactas de mantener la cosecha en su terruño. Este viernes desnudó el ariete final de los 24 años de cordobesismo que encarnó con José Manuel de la Sota, a quien rindió homenaje a cinco años de su muerte. El peronismo que viene, con su sucesor a la cabeza, deberá jugar por fuera de la isla.
Schiaretti entiende que Llaryora está llamado a liderar el peronismo del futuro. “Tenemos que ganar la elección presidencial en Córdoba por los tiempos que vienen, para construir otra alternativa. Si hay alguien que puede liderar una fuerza federal somos los cordobeses”, introdujo para ser más explícito aún con su mensaje. “En el peronismo que viene, el PJ de Córdoba está llamando a jugar un rol central en la política nacional. Hay que ganar Córdoba para consolidar a Martín y que él pueda desempeñar ese rol”, lanzó. Fin de la historia.
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Quedó claro. El mandatario pone en juego su prestigio y capital político para que Córdoba quede con la potencia suficiente en un país que ya imagina sin kirchnerismo ni cambiemismo.
Por su parte, Llaryora mostró una lealtad que combatió el desánimo de la concurrencia presente, que viajó desde varios puntos del interior con la certeza que domina al peronismo de la provincia: “Milei presidente”.
Schiaretti felicitó a Llaryora por su criatura recién parida, el Partido Cordobés, y animó a la dirigencia a construir el “Partido de Argentina”. La propuesta siguió con un velado apriete. El gobernador avisó que vio los resultados de las PASO “pueblo por pueblo”. Matizó al asentir que la contracción de la cosecha se explica por el huracán libertario.
Amante de los números, no hizo falta agregar al auditorio que contrastará resultados con las generales de octubre porque el mando fue claro. “Hay que ganar la elección nacional en la provincia”, enfatizó al respecto a un peronismo remolón que viene de varios bochazos en el interior.
La estrategia hasta el 22-O
Más allá de las entrelíneas de la política cordobesista, Schiaretti presentó el escenario electoral reducido a dos opciones nuevas: Hacemos por Nuestro País y La Libertad Avanza. Se permitió disentir con su acalorado delfín que lo precedió en el discurso. Dijo que Milei no es un salto al vacío, pero dejó claro que no se encuentran antecedentes empíricos de lo que propone.
Schiaretti prefirió llamar a Milei como un actor “disruptivo” para oponer el modelo de gestión comprobado por 24 años y que revalidó la continuidad por un período más en el bastión del interior.
El PJ de Córdoba respira un fin de ciclo nacional y ya acomodó sus piezas para buscar un nuevo anclaje después del 10 de diciembre.
“Aunque no les guste, se lo van a tener que aguantar. Juan Schiaretti es la mejor opción de la mesa electoral”, fur uno de los pasajes más efusivos del discurso de Llaryora, que trabajará en esta campaña como si fuera la suya. Quizás porque sí lo es.