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Hubo pan y hubo torta: la UCR y el socialismo midieron fuerzas y terminaron a mano

La Legislatura aprobó a medias una ley que quería Pullaro. Ambos bloques de Unidos midieron fuerzas y encontraron una salida parcial, pero consensuada.

Lo acontecido en la Cámara de Diputados en los últimos días deja algunas certezas y varios interrogantes sobre el funcionamiento y la convivencia en la coalición oficialista de Unidos para Cambiar Santa Fe. El socialismo y la UCR fueron los protagonistas, midieron sus fuerzas y cada uno logró, en parte, lo que buscaba. El disparador fue un mensaje del gobernador Maximiliano Pullaro en el que realiza profundas modificaciones a la ley que regula el funcionamiento del Ministerio Público de la Acusación (MPA), en el marco de una batería de reformas judiciales más abarcativas.

El proyecto que mandó el Ejecutivo para modificar la ley 13.013 del MPA tiene 43 artículos, pero solo se aprobando 11. El mandatario radical quería que sí o sí se sancionará esa normativa y se lo hizo saber a parte de sus funcionarios y, a través de algunos interlocutores, al resto del interbloque de Unidos. Fueron horas de contrapuntos, algunos chispazos, mucha rosca pero finalmente hubo ley. El socialismo sacó a relucir su papel de bloque protagonista al interior de Unidos –es el mayoritario y tiene la presidencia de Diputados– y también hizo su juego.

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El miércoles hubo distintas exposiciones de integrantes de distintos estamentos del mundo judicial que opinaron sobre la modificación al MPA y sobre otras iniciativas. Tras esa extensa jornada en el socialismo ponían paños fríos y decían que había que seguir negociando y ver qué saldría el jueves, si es que se podía aprobar algo. No daban por hecho que se iba a terminar sancionando el mensaje que luego se convirtió en ley. En la vereda del radicalismo se envalentonaban y aseguraban que se iba a llegar a un acuerdo, pero había modificaciones que no iban a aceptar.

Socialismo y radicalismo midieron su fuerza. Tironearon, negociaron y acordaron. Hubo pan y hubo torta, y ninguno se quedó sin nada. Finalmente Pullaro tuvo, en parte, lo que quería. El interlocutor del gobernador en el recinto, José Corral, pidió “disculpas por el entusiasmo de creer que íbamos a llegar a discutir en las comisiones artículo por artículo” y luego agregó: “El tema que hoy debatimos decidimos, en sus aspectos fundamentales, postergarlos a febrero”.

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En el socialismo también quedó cierta satisfacción. Por un lado, se cumplió con el juego legislativo y de coalición de aprobar un pedido del gobernador. Por otra parte, también se hizo notar que hay un bloque que puede marcar los tiempos y no aprobará cuestiones que le “incomoden políticamente”.

Se atendió lo urgente y lo más complejo quedó para el mes que viene. “Seguramente vamos a tener en febrero la posibilidad de mejorar esta ley, de rever otras cuestiones como el régimen disciplinario, de carrera, la forma de elección de los fiscales y el control”, indicó en el recinto la socialista Lionella Cattalini coincidiendo con Corral.

Podría pensarse que lo ocurrido en la Legislatura marcó una brecha entre radicales y socialistas. Aunque también se podría pensar que fue solo parte de la dinámica legislativa. O también que, a pesar de las discrepancias, los espacios encontraron un punto de acuerdo para avanzar. En febrero se escribirá el segundo capítulo de esta historia.

Edificio del rectorado de la UNL, institución clave en la vida política de Santa Fe.
Fernando Rovello

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