El peronismo de Tucumán transita un camino inédito. La Corte Suprema de Justicia suspendió las elecciones de este domingo y el gobernador Juan Manzur pasó de candidato a vicegobernador del oficialismo a calzarse el traje de jefe de campaña y presidente del Partido Justicialista para no perder ni un milímetro de protagonismo en la campaña que ahora tiene a Miguel Acevedo como compañero de fórmula de Osvaldo Jaldo. La nueva fecha de convocatoria a las urnas aún es una incógnita, aunque el exjefe de Gabinete de Alberto Fernández haya estimado a viva voz que será en la primera quincena de junio. En cualquier caso, los casi seis meses que vienen hasta la asunción del nuevo gobierno el 29 de octubre próximo mostrarán la puja por el liderazgo del espacio que manda en la provincia desde hace 20 años.
El terremoto que dejó en estado de parálisis al PJ tucumano se produjo el martes 9 a la hora de la siesta. A tres días de que la Junta Electoral Provincial (JEP) enviara las primeras urnas a las escuelas de alta montaña, el máximo tribunal dio a conocer su decisión de poner en pausa las votaciones. La medida fue el resultado de una causa que inició en abril el intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro, candidato a vicegobernador por Juntos por el Cambio (JxC), para declarar inconstitucional la candidatura a vice de Manzur, que acumula dos mandatos consecutivos como vice (2007-2015) y está terminando su segundo periodo al hilo como jefe provincial. Ante un recurso del propio gobernador, el año pasado la Corte Suprema provincial lo había habilitado para competir.
El gobierno de Tucumán respondió el miércoles a los requerimientos de la Corte para resolver la cuestión de fondo, pero eso no calmó del todo al oficialismo, porque quedaba abierta una ventana que generaba más dudas que certezas: los jueces no tenían plazo para responder y cuando lo hicieran podían fallar en contra de Manzur. Una bomba volvió a estallar en las narices del peronismo cuando, en menos de 24 horas, el tribunal, con las firmas de Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Juan Carlos Maqueda, rechazó el pedido del Ejecutivo provincial.
Con esta señal clara de que al final del recorrido legal el peronismo se vería obligado a cambiar de candidato a vice, mientras en los pasillos de la Legislatura y de la propia Casa de Gobierno ya circulaba un listado de posibles reemplazantes, Manzur convocó -junto con Jaldo- a una conferencia de prensa ese mismo día, en la que anunció que desistía de su postulación y que su reemplazante sería el ministro del Interior Acevedo, una pieza clave del manzurismo. Para repechar la cuesta y mostrar músculo, a la vez convocó para el viernes a una concentración de la militancia en la Plaza Independencia.
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La decisión de Manzur fue leída en el peronismo como un gesto de correr hacia adelante, sorprender con un reemplazante que no estaba en los papeles de nadie y conservar centralidad. Si la Corte lo obligaba a bajarse tras el periplo judicial, la derrota hubiera sido aún peor.
La convocatoria del viernes generó una postal que hacía mucho tiempo no se veía en las calles de la capital. Una multitud se dio cita frente a la Casa de Gobierno. "La decisión de la Corte que fue festejada por Juntos por el Cambio 'despertó al león'", reflexionó ante Letra P un secretario de Estado. Aún con la incertidumbre de la nueva fecha para votar, la parsimoniosa campaña peronista mutó en entusiasmo.
Una fuente del PJ consultada por el lugar que ocuparán Acevedo y Manzur en la campaña, respondió con una sugerencia. Basta con mirar las fotos del acto en la Plaza Independencia y de otro, que se realizó más tarde en Aguilares, en el sur tucumano, para tener una respuesta. "La campaña se hará ahora con tres apellidos, Jaldo, Acevedo y Manzur", aseveró.
La alquimia supondrá para el tridente del PJ tucumano un desafío de convivencia en dos etapas. La primera, hasta la fecha de las elecciones. La segunda se extenderá hasta octubre, cuando se produzca la asunción del nuevo Ejecutivo. Si las encuestas del oficialismo y de la misma oposición no fallan, el peronismo tendría garantizado cuatro años más de gestión.
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Mientras tanto, el jaldismo espera. El espacio se revitalizó en estos últimos días y sus principales referentes saben que hay que templar la paciencia. Algunos referentes otrora manzuristas de la primera hora ya comenzaron a dar señales de alineamiento con quien aún preside la Legislatura y puede encaramarse en lo más alto del poder. Cuando abandone la gobernación, Manzur seguramente ocupará la banca en el Senado que dejará vacía su otro yo, el senador Pablo Yedlin, quien se postula a la cabeza de la lista 830 del Frente de Todos por Tucumán por el departamento Capital y tiene asegurado un escaño en la Legislatura local. Yedlin llegó a la Cámara alta tras imponerse en su categoría en las legislativas de 2021, secundado en la boleta por Sandra Mendoza. El primer suplente en la nómina fue el exjefe de Gabinete. Mejor prevenir, dice el refrán.
Lo cierto es que a finales de octubre, Manzur dejará de ser el dueño de la lapicera y para entonces comenzará a escribirse otra historia en el peronismo tucumano.