NOVENA SECCIÓN

Sobre los escombros, empieza la guerra por la conducción del PRO bonaerense

Acéfalo, en el medio del caos político, y sin un rumbo claro en el PRO, hay dirigentes que buscan reconstruir la oposición. Santilli, Ritondo, los intendentes y el voto de Jorge.

En el medio de un caos sin precedentes en Juntos por el Cambio, provocado por su segunda derrota electoral a nivel nacional, que esta vez los relegó a un tercer puesto cómodo, comenzó una silenciosa pelea interna por la futura conducción política del PRO bonaerense, el partido que, pese a todo, seguirá controlando algunos distritos de peso en la provincia y mantendrá cierto volumen en ambas Cámaras de la Legislatura. Toda una estructura visible entre escombros, acéfala y sin una plataforma política unificada, que algunos pocos buscan reconstruir de a poco pensando en el 2027.

Si bien existe una disputa a cielo abierto entre los que respaldan el acuerdo entre Mauricio Macri y Javier Milei, y aquellos que deciden mantenerse neutrales con un claro guiño político a Sergio Massa, por caso Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales, la realidad amarilla de la provincia del 37% del padrón electoral es otra: son pocos los que se quieren embarrar en esa disputa.

Con este escenario, que podría cambiar aún más de cara a la segunda vuelta del 19 de noviembre, emergen algunos nombres para disputar lo que viene, aunque ninguno de ellos, al menos todavía, con la legitimidad suficiente para representarlos a todos. Por caso Diego Santilli, el diputado que cayó en las primarias frente a Néstor Grindetti, ya avisó que se quedará en la provincia de la doble derrota para sostener a los suyos e insistir con su propuesta de moderación pensando en el largo plazo. A su modo, lo mismo quiere Cristian Ritondo, el también diputado que vio frustradas sus ambiciones de ser candidato a gobernador y hoy proyecta su propio éxito a partir de un posible triunfo del acuerdo entre el expresidente y el líder de la Libertad Avanza.

Que el Colorado haya comenzado una serie de reuniones en las últimos días con dirigentes locales habla de eso. No está claro quiénes lo siguen todavía, pero entre sus incondicionales están Agustín Forchieri, Lucas Delfino, Pablo Alaniz y Gastón de Castelnuvo, y creen tener aún el favor de algunos jefes comunales como Javier Martínez y Pablo Petrecca, que lograron sus reelecciones en Pergamino y Junín, y Ezequiel Galli, que terminará su mandato en Olavarría este año.

Detrás de esas escuchas, que persiguen la excusa de tomar posición ante el ballotage, se esconde también su idea de volver a la pole position. Con 56 años, estos respaldos, Santilli cree tener la capacidad de convertir los escombros en nuevo muro de contención antikirchnerista.

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Quienes escuchan a Ritondo aseguran que busca lo mismo, pero con otra estrategia. Hay quienes traducen sus actuales pasos políticos pensando en su candidatura a gobernador en 2027. Mucho antes de eso, es probable que su respaldo sin figuras a Milei se deba no sólo a un pedido explícito de Macri, que lo invitó a él y Santilli a su casa sin haberles anticipado que estaría el economista de pelos revueltos, sino a su propia aspiración de convertirse en el próximo presidente de la Cámara de Diputados. Con eso, y los dirigentes locales que tiene repartido en distintos puntos del territorio bonaerense, es posible también que se lance a disputar la presidencia del partido amarillo el año que viene.

La persona que hoy está al frente del sello es Daniela Reich, que accedió a ese cargo luego de que Jorge Macri renunciara a la presidencia que ocupó durante largos años para emprender su campaña en la Ciudad de Buenos Aires, con la que finalmente fue electo jefe de Gobierno. Senadora por la Primera sección electoral y esposa del intendente Diego Valenzuela, a ojos de sus pares corre con pocas chances de renovar su mandato, no por su desempeño en un cargo prácticamente de carácter institucional, sino más bien por las diferencias políticas internas que algunos líderes de primera línea comenzaron a trazar con el tándem de Tres de Febrero, después de algunos movimientos en la previa del cierre de listas y durante la campaña que los incomodaron sobremanera.

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De todos modos, Valenzuela no es de los dirigentes que consideran relevante detentar la presidencia del partido, aunque sí se muestra inquieto sobre la nueva configuración de poder bonaerense, en la que pretende posicionarse en el mediano plazo gracias a ser el único intendente del PRO en el conurbano que hizo una excelente elección, evitó el vendaval peronista y consiguió su tercer mandato. Por supuesto no es el único, también está Soledad Martínez, que pasó de ser intendenta interina, también tras la mudanza del primo de Mauiricio Macri a la Ciudad de Buenos Aires, a tener sus propios votos en un distrito relevante como Vicente López.

La elegida de Jorge, que antes que todo estallara fue mencionada como posible vocera de la agenda intendentista en la mesa nacional del PRO, deberá primero ensanchar su propio camino de gestión y política, en el que, si bien tiene su propia capacidad de construcción, será determinante lo que señale su jefe político sentado en la sede gubernamental de Uspallata, la perla amarilla con el que buscará visibilidad para liderar el PRO a nivel nacional.

Al cierre de esta nota, todavía es una incógnita lo que sucederá con Julio Garro, el intendente de La Plata que pelea voto a voto la conducción del distrito contra su contrincante peronista Julio Alak. De ganar el amarillo, quizá se pueda sumar a Valenzuela y Martínez, o por el contrario, deberá replantearse junto a otros dirigentes como Galli, Diego Kravetz o Nidia Moirano qué hacer en las próximas rondas electorales.

Le vale lo mismo a Grindetti, pero no hay dudas que estará donde se lo indique el expresidente, tal como lo hizo en los 40 años de relación política que tienen. De ahí que su nombre haya sonado como posible jefe de Gabinete de Jorge Macri, aunque en concreto la oferta no le llegó.

La Argentina asoma distinta cada semana, al menos en términos electorales, y en ese mundo muchas veces intraducible hay al menos algunas certezas: JxC está roto a nivel nacional, pero en la provincia hay esfuerzos de algunos de los mencionados, junto al radical Maximiliano Abad que no se despega de su celular, en mantenerlo unido. Aún con eso, sin conducción, con una mesa de decisiones que ya era amplísima, y hoy se asemeja más a la de un centro de estudiantes universitarios, no son pocos los que quieren acelerar el proceso de autocrítica y escucha para sostener el poder que alguna vez tuvieron.

Mauricio Macri y Diego Santilli. 
Mauricio Macri, junto a legisladores y legisladoras del PRO.

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