La resistencia que desde la vanguardia eligió el gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto, tenía caja de sexta: el peronista puro de la Patagonia se guardó un cambio para después del Pacto de Mayo en Tucumán y aseveró ahora que “la foto va a ayudar (a Javier Milei) a seguir empobreciendo a los argentinos”.
Ziliotto lanzó una chicana educada a sus pares de todo el país, pero sobre todo miró de reojo a los gobernadores de la Patagonia que se fueron hasta el norte para formar parte de esa postal, pese a que en los primeros meses de gestión habían sido los que agitaron la rebeldía de “las provincias unidas del Sur”.
En la región hubo un empate técnico ante la convocatoria de Milei: Ziliotto faltó pegando el grito en el cielo, pero en tonos más moderados también brillaron las ausencias de Gustavo Mellela, de Tierra del Fuego, y Claudio Vidal, de Santa Cruz. En cambio, atendieron su juego y formaron parte de la minicasta el chubutense del PRO Ignacio Torres y los provincialistas Rolando Figueroa, de Neuquén, y Alberto Weretilneck, de Río Negro.
Se venía viendo ese desmembramiento de la liga que sopló fuerte en el arranque de la gestión libertaria. “¿Los gobernadores que firmaron el pacto, ¿tuvieron algún beneficio extra?”, chicaneó Ziliotto.
El peronismo hace una épica de su resistencia
El peronismo pampeano decidió hacer épica del aguante. El gobierno, el Partido Justicialista y la militancia coparon las redes sociales con referencias a la tradición de resistencia del peronismo, apelando a ejemplos históricos. El oficialismo pampeano está invicto en elecciones ejecutivas desde 1983.
El relato para describir la actualidad trazando paralelismos llega hasta José Aquiles Regazzoli, el gobernador al que volteó la dictadura y que en la madrugada previa al golpe de Estado entregó las llaves de las viviendas sociales que aguardaba el pueblo peronista: el episodio se hizo mito y es parte del imaginario popular compañero.
Ziliotto tomó otros ejemplos más acá en el tiempo para demostrar que “La Pampa tiene historia de resistencia cuando vinieron por lo que es de los pampeanos, ante cada extorsión”. Se refresca que, pese a las presiones del menemismo y de Domingo Cavallo, “Rubén Marín no privatizó el Banco de La Pampa ni entregó la caja jubilatoria”; se remarca que “Carlos Verna no acompañó el consenso fiscal macrista de 2017” y se completa el recorrido con un “Sergio Ziliotto rechaza el Pacto de Mayo libertario en 2024”.
“Cuando vienen por nuestros recursos y nuestros derechos, La Pampa resiste y el pueblo lo sabe”, completa el recorrido.
En La Pampa, desde el fondo de la historia
Desde la ciudad de Toay, en un acto potente y masivo, Ziliotto dedicó el acto del 9 de Julio a reafirmar la defensa del federalismo y a denunciar que Milei pisotea la Constitución con el confeso objetivo de “fundir a las provincias”, pero el gobierno sabe que el fondo anticíclico que le permite a La Pampa tener un canuto contra el recorte de fondos es finito.
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La motosierra de Milei ya le rebanó a la provincia unos $40.000 millones. El rejunte opositor impide por ahora que Ziliotto pueda sacar un impuesto a la riqueza para atender a la emergencia alimentaria. Si bien el gobernador repasa la historia para encontrar éxitos peronistas en aquellos hitos, nada garantiza que la historia se repita.
Verna salió de aquel enfrentamiento con el PRO denunciando a sus propios pares, cuando los acusó de que estaban “más cerca de Mauricio Macri que de Perón”. Después terminó siendo engranaje clave en la unidad del peronismo que propuso la fórmula de Alberto Fernández y CFK.
Media Patagonia se puso el traje
Ahora, como Verna durante el macrismo, Ziliotto trata de modo parecido a los gobernadores que amagaron a estar cerca de su posición, pero se pusieron el traje oscuro cuando Milei los mandó a firmar. El PRO no tardó en ponerse en la vereda de enfrente: este 9 de julio difundió un documento donde lamenta la ausencia de La Pampa en el Pacto, manifiesta "preocupación" por la posición de Ziliotto y lo acusa por sus "mezquindades e intereses políticos".
Sobre los vaivenes de sus pares patagónicos, Ziliotto dijo puntualmente: “Tendrían que contestar ellos, la verdad tendrán sus razones, soy muy respetuoso de ellos como personas, pero también a partir de su representatividad popular”.
Sin medias tintas, agrega: “no comparto la decisión y por eso no fui a Tucumán a firmar un pacto al que ni fuimos invitados, que no tiene ningún asidero institucional o jurídico, que le sirve al gobierno nacional como plafón para seguir ajustando, para seguir concentrando la economía y distribuir inequitativamente la riqueza, seguir al servicio de los capitales que buscan saquear al país”.
En ese camino, no esquivó el bulto para referirse a Terminator, uno de los actores clave de esta hora: “Creo que el DNU ha quedado casi olvidado en la memoria de muchos argentinos, pero también ha quedado soslayado por las facultades delegadas. Federico Sturzenegger es el brazo ejecutor de las facultades delegadas que le dieron al Presidente y sabemos cómo piensa Sturzenegger, qué modelo de país propicia y dónde quedan la mayoría de los argentinos en ese modelo: afuera”.