En el sprint final de la campaña de Carolina Labayru en Rosario, Unidos dejó un mensaje claro. “Miren a los otros. Están asustados: saben que podemos ganar”, dijeron al unísono Maximiliano Pullaro y Pablo Javkin. Como un boxeador al que el golpe rival en lugar de hacerlo tambalear lo trae a la realidad, la coalición oficialista cambió el semblante en Santa Fe.
Unidos para Cambiar Santa Fe, con alineación completa
Este miércoles en el Bioceres Arena se respiró un aire distinto al del resto de la campaña por una banca en el Concejo municipal. Desde temprano, las figuras más importantes de Unidos para Cambiar Santa Fe dieron el presente, sin ninguna ausencia resonante. El deber de bancar se hizo sentir hasta en los referentes de la región. Se pudieron ver postulantes y figuras del oficialismo de las localidades cercanas, como Alberto Ricci, intendente de Villa Gobernador Gálvez. También hubo lugar para aliados como Omar Paredes, el diputado provincial que Amalia Granata echó de su bloque cuando el legislador decidió apoyar la reforma constitucional de Santa Fe.
Las sonrisas y el buen ánimo florecían. Todo el mundo parecía compartir la sensación de que Labayru viene recortando la diferencia con respecto a Juan Monteverde y Juan Pedro Aleart en el último tramo de la campaña, a caballo de un relato que apuntó a insuflar el orgullo rosarino y a poner en valor el logro de la pacificación de la ciudad tras años de altísimos índices de violencia. Hasta la elección del lugar fue en ese sentido: el Bioceres Arena es un complejo de espectáculos construido por privados en un predio estatal con el objetivo de revitalizar la faceta cultural rosarina.
Cincuenta minutos después de la hora señalada, cuando el público ya estaba ubicado, empezó a sonar “Somos uno”, el tema elegido para musicalizar la campaña y salieron al escenario los conductores del acto: el senador departamental Ciro Seisas y el candidato a concejal Pablo Gavira, elecciones obvias en virtud del pasado de ambos en los medios de comunicación. “Los nervios están en otro lado”, dijo Seisas, adelantando lo que iba a ser el tono de los tres discursos.
La receta que mejor le sale a Pablo Javkin
El primero en subir al escenario fue el alcalde rosarino. Como si las situaciones adversas lo motivasen, Javkin hizo lo que mejor sabe hacer: sintonizar con la fibra más íntima del orgullo rosarino. “A los de Buenos Aires, sean del signo que sean, les jode el ejemplo de esta ciudad humilde, de trabajo, que se hizo a sí misma, que le da a la Argentina mucho más de lo que la Argentina le da”, dijo el intendente. “Vienen a defender a un candidato que no sabe contestar una pregunta. A honrar a Manuel Belgrano, no vienen”, agregó, en un palo directo a Aleart y al presidente Javier Milei y su gabinete, ausentes en la celebración desarrollada en Rosario por el Día de la Bandera.
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Maximiliano Pullaro y Pablo Javkin junto a Damián Pullaro, Carolina Labayru y Anita Martinez.
“Vamos a los barrios a decirle a la gente que acá están el estado provincial y municipal para que sean de la gente buena y no de los narcos”, bramó Javkin antes de dar el primer mensaje potente de la noche. “El domingo estamos en condiciones reales de ganar Rosario y no es una arenga barata. Mírenles la cara a los demás. Miren la desesperación que tienen. Miren a lo que recurren”, dijo, haciendo referencia a algunas pintadas alusivas a su enfermedad que aparecieron en las inmediaciones de su casa.
Con el público bien arriba tras las exultantes palabras de su jefe político, Labayru subió al escenario tablet en mano, casi acostumbrada a su nuevo rol de candidata. “Hacelo por Rosario”, decían las pantallas interactivas del complejo. “Estamos a un puñado de votos de ganar la elección, necesito que cada uno de ustedes convenza a tres personas”, sostuvo la candidata, quien prometió devolver “cada esfuerzo militante” con lo mejor sabe hacer: "trabajar”.
“Volvió el orgullo de ser rosarinos”, cerró, antes de que un spot de su campaña se reproduciera en las pantallas con el mismo mensaje.
El elogio de Maximiliano Pullaro
“Los otros están asustados. La creían ganada y les mostramos que vamos a defender la historia de la ciudad en cada metro”, comenzó Pullaro al tomar el escenario para cerrar el acto. El orden de los oradores no fue casual: dos experimentados rodearon a la debutante. “No les vamos a entregar la ciudad a los que nos gritan desde Buenos Aires. No nos vamos a dejar arrebatar Rosario por chetos de izquierda o chetos de derecha”, siguió el gobernador, con un vocabulario raro en él, pero apegado a la partitura definida por el oficialismo.
Presente en toda la campaña como el militante que reivindica ser, Pullaro le regaló un potente elogio a Labayru. “La veo a Carolina y me veo reflejado en su forma de ser”, dijo. “Yo no soy un tipo carismático ni de esos que hablan bien, pero soy una persona de trabajo como ella”, explicó.
Sobre el final, el hughense apretó el acelerador. “Busquen votos abajo de las baldosas que les quiero dar una paliza para que no se la olviden más”, rugió frente a sus “queridos mohicanos”. “Unidos nunca va a estar de rodillas frente a porteños que nos vengan a decir lo que tenemos que hacer”, cerró.
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Carolina Labayru, en su cierre de campaña.
La voz de Fito Paez pidiendo salir a pelear inundó el lugar. Todos los candidatos de la lista subieron al escenario a sacarse una foto para retratar el cierre de campaña de un frente que siente que ganar está cerca cuando hace pocas semanas parecía imposible. Uno de ellos fue Damián Pullaro, que en medio de los aplausos buscó a su hermano y le dijo unas palabras al oído antes de abrazarlo. No fueron los únicos emocionados y tiene sentido: Unidos dejó en claro que va por la victoria en Rosario.