Unidos para Cambiar Santa Fe arañó la mayoría en la futura Convención y Maximiliano Pullaro se encamina a ser el gobernador que consagre una nueva Constitución provincial. El radical no llegó a los 500 mil votos, pero le sacó casi 20 puntos de ventaja al segundo. Su búnker habló: pocos festejos y la sensación de deber cumplido.
El vaticinio de Maximiliano Pullaro
Pullaro tenía dos cálculos, o esperanzas, en la previa. Por un lado, rondar los 600 mil votos, como contó Letra P hace un par de semanas. Además, como reveló él mismo en diálogo con este medio, superar los 30 convencionales. Al primero no llegó y no quedó cerca. Al segundo lo superó y quedó en 33, a apenas dos de la mitad más uno.
A priori, el gobernador tiene el camino allanado para alcanzar una reforma a la medida de sus intereses. Hay más de un futuro convencional que puede aportar los votos, pero en el arranque el trío que lidera la boxeadora Alejandra Locomotora Olivares asoma como el más accesible para el diálogo.
La vicegobernadora Gisela Scaglia fue la primera en abrir el juego de los discursos ante la prensa. Por un lado, celebraba el amplio triunfo de la lista de Pullaro, el hecho de haber vencido en los 19 departamentos, aunque prefería esperar los números de Rosario, donde finalmente triunfaría La Libertad Avanza (LLA).
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Más tarde la acompañó la tercera candidata de la lista, la diputada provincial socialista Lionella Cattalini. La segunda, la PRO Germana Figueroa Casas, fue borrada de los discursos y entrevistas –como ocurrió durante toda la campaña– y terminó siguiendo el mensaje triunfal de Pullaro desde abajo del escenario, entre la dirigencia y la militancia.
Rosario, un punto a discutir
Sobre las 21, se encendió el salón más grande de Puerto Norte, colmado a medias de dirigencia –sobre todo– y militancia. El intendente Pablo Javkin subió al escenario para destacar la elección de Unidos en la ciudad, que terminó tercero en la sumatoria de frentes, pero competitivo a su juicio de cara a las generales del 29 de junio.
Para el post, hay un análisis más sesudo y profundo para hacer en la ciudad más poblada de la provincia. En una legislativa prima la dispersión, pero el gobernador sacó ocho puntos menos que su media provincial luego de una fortísima apuesta en materia de seguridad y obra pública. ¿Desgaste de años de gobernanza? ¿Subestimación del electorado? ¿Mano blanda en medio término?
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Gisela Scaglia, Maximiliano Pullaro y Joaquín Blanco. Festejos moderados en el búnker de Unidos para Cambiar Santa Fe.
El presidente de la UCR santafesina, Felipe Michlig, subió para picantear el escenario. Con él ingresó una banda de vientos, símil murga, y una treintena de militantes radicales con banderas para cantar y corear por el gobernador. El de San Cristóbal no se la iba a perder y remarcó que los grandes derrotados fueron LLA y Amalia Granata, que terminaron tercera y cuarta, justo quienes pidieron la eliminación del Senado, cámara que lo tiene como cacique.
Pasadas las 21.30 subió Pullaro, a lo pastor, tomado de las manos de Scaglia, vicegobernadora y presidenta del PRO, y Joaquín Blanco, diputado provincial y presidente del socialismo. Sobrio, sin exageraciones, agradeció primero a “dios” y destacó los logros del sello, pero advirtió, en un llamado interno a la coalición: “La mayoría no nos debe dar la razón… agredirse ni siquiera paga electoralmente”.
Unidos para Cambiar Santa Fe y la tarea a futuro
Unidos tomó una ventaja considerable y está a las puertas de un logro trascendente para la historia de la provincia, pero tiene tarea para el hogar. Y no solo Rosario. Pullaro habló de “humildad” en su discurso, en una elección verbal que no sonó a casual.
Aun con toda la ventaja que alcanzó, aun con haberle sacado casi 20 puntos a Juan Monteverde, aun con haberse quedado con 13 de 19 convencionales en los departamentos, la coalición oficialista tiene más de un ajuste por realizar. Lo sabe el gobernador, lo saben sus referentes.