El protocolo antipiquetes de la ministra Patricia Bullrich debutó este miércoles con un inédito operativo de fuerzas federales y la Policía de la Ciudad que logró acorralar y hacer marchar por las veredas a una movilización de grupos piqueteros y sectores de la izquierda hacia la Plaza de Mayo para recordar el 19 y 20 de diciembre de 2001.
Lo logró aunque con incidentes menores: apenas algunos empujones y encontronazos cuerpo a cuerpo entre efectivos y manifestantes de Unidad Piquetera que se dispersaron con gas pimienta y dos detenidos en total en una marcha que tuvo menor convocatoria a la anunciada, quizás como efecto del operativo disuasión apuntado a los beneficiarios de planes sociales que se resumió en el eslogan "El que corta no cobra", repetido por el gobierno desde temprano.
El despliegue de fuerzas de seguridad fue muy amplio. Por la mañana, efectivos de la Prefectura, Gendarmería y la PFA se apostaron en las autopistas de acceso a la capital desde el oeste y el sur, revisando colectivos para detectar quiénes iban a la marcha y filmando al pasaje. Además, en las estaciones de trenes se difundieron mensajes recordando la prohibición de cortar calles y la decisión del gobierno de dar de baja los planes a quienes no obedecieran la orden.
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El bloque de Unidad Piquetera no tuvo apoyo de otras organizaciones en esta primera convocatoria a marchar contra el gobierno de Javier Milei y terminó manifestando en soledad, sin respaldo de centrales obreras ni gremial. El operativo disuasión y el despliegue del aparato represivo también surtieron efecto en la convocatoria. Los cálculos más optimistas de los organizadores hablan de una movilización total de 5 mil personas. Desde el gobierno dijeron que no fueron más de 3 mil.
Aunque la tensión se palpó todo el día en las calles del centro porteño por donde se iba a desplazar la marcha, al final de la tarde la desconcentración fue rápida, pacífica y sin incidentes, un dato subrayado por el Gobierno en su intento de mostrar que el protocolo de Bullrich debutó con éxito.
La marcha convocada por Unidad Piquetera (el Polo Obrero y el MTR Teresa Rodríguez) y agrupaciones de izquierda como el MST y el MAS había sido anunciada como el primer round entre estos sectores y el gobierno, en el aniversario de las dos jornadas sangrientas que terminaron en 2001 con la renuncia de Fernando De la Rúa. Aunque el plan original era concentrar en Plaza Congreso y desde ahí marchar a Plaza de Mayo, finalmente se decidió achicar el recorrido, con dos puntos de concentración en Diagonal Sur y Belgrano y Diagonal Norte y Florida. Desde allí partieron las columnas, la más nutrida de ellas encabezada por Eduardo Belliboni, el referente del Polo Obrero.
Incidentes
Los incidentes se produjeron en ese momento de la marcha, con las dos columnas grandes intentando llegar al emblemático espacio verde ubicado frente a la Casa Rosada por las dos diagonales, en medio de un enorme desfile de fuerzas de seguridad que acorralaron con motos a las personas que se manifestaban obligándolas a subir a las veredas. Lo logró con empujones y amenazas, aunque entre la dirigencia piquetera hubo colaboración con sus propias columnas, a las que les pedían con altavoces que obedecieran a la Policía y "no caigan en provocaciones".
El ingreso a la plaza intentó ser triunfal. "Ahora el protocolo, se lo meten en el culo", cantaban las columnas, escoltadas de cerca por las fuerzas federales. Los manifestantes se ubicaron frente al cabildo, sólo interrumpiendo el tránsito de la calle Bolívar. Tras el acto, la desconcentración no llevó más de media hora en total y no hubo incidentes.