Peronismo: la lealtad debe ser más un hecho cotidiano que un modesto festejo anual
El autor traza un puente con la fecha inaugural del movimiento justicialista, interpela la efeméride y se pregunta por el futuro de la fuerza que fundó Perón.
18 de junio de 2025, Plaza de Mayo. Las patas en la fuente por CFK (Foto: Victoria Gesualdi).
Este viernes, durante la celebración del Día de la Lealtad, habrá ciento de militantes y simpatizantes del peronismodesperdigados en diferentes actos, algunos muy cercanos, otros, lejanos. ¿Es eso lealtad? Si lo es, ¿lealtad a qué o a quién?
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La cuestión es definir no ya qué significa la Lealtad, sino quiénes están dispuestos a ponerla en práctica. Es que la Lealtad constituye una estrategia cotidiana y no solamente un gentío vivando consignas que suenan a leyendas.
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El peronismo de Neuquén salió a defender a Cristina Fernández de Kirchner tras la ratificación de la condena contra la expresidenta en la causa Vialidad.
El peronismo, según pasa la Historia
En 1945, Argentina era otro país, su composición humana era diferente y, por ende, otros los intereses y deberes de sus ciudadanos. Era una ciudadanía que, entonces, supo contener al peronismo como cuerpo emergente de una injusticia social que clamaba por otro orden de cosas que, al menos, reconociera e hiciera visible los derechos de la población trabajadora.
“El subsuelo de la Patria sublevado” que llegó desde las fábricas a la Plaza de Mayo y que mojó sus “patas” en la fuente constituyó, hasta aquel 17 de octubre de 1945, una anatomía desconocida para los sectores medios. La sorpresa de ver movilizada a esa masa de gente de manos agrietadas y de ceños fruncidos fue tan real como magnífica e irrepetible.
17 de octubre de 1945 fuente plaza de mayo
Plaza de Mayo, 17 de octubre de 1945. La icónica foto de las patas en la fuente. Nacía el peronismo.
Sin embargo, se trata de una fecha inaugural, de un origen que, sin su consecución, se hubiese acabado más temprano que tarde. Ahí sí hubo Lealtad. La hubo cuando aquellos nóveles peronistas entendieron su rol y supieron que el movimiento colectivo es más fuerte que cualquier poder omnímodo. Perón encendió la vela en un camino de frecuencias singulares, que todavía hoy clama por no apagarse.
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Es que la Lealtad en el peronismo funciona como el imprescindible recuerdo de un líder y, asimismo, como una práctica de convivencia solidaria, comprometida, esforzada por los demás. Ahí está la verdadera liturgia de la Lealtad.
El peronismo de hoy y el sentido de la Lealtad
Se trata de ver al otro, de dejar ingresar en el alma la cotidianeidad ajena, de tratar de resolver, sin resistencias de ocasión, los problemas vecinos. Esta acción es sencilla: solo es necesario decir sí, antes que no. No hay que irse lejos, alcanza con mirar el barrio.
Queda el resabio del peronismo y de su lealtad en la mano de la persona que recibe una demanda en la ventanilla de la burocracia; de quien encabeza el pedido de muchos por un derecho que no puede esperar; del que funda una Unidad Básica para alimentar a los vecinos; del que se llega hasta los lugares más olvidados a enseñar a leer. Cuando el Estado acompaña a estos héroes, las cosas salen mejor.
CGT
Daer, Rodríguez y Argüello, de la mesa de conducción de CGT, en el tercer paro general contra Milei
Lo que es seguro es que la Lealtad no se realiza de espaldas a la sociedad, en la implantación de jerarquías dudosas o hereditarias, en la acumulación de capital para mejorar la campaña. No, eso es otra cosa. Eso corresponde a la clase política.
La Lealtad peronista -alguien ya lo dijo- es celebrar en acto la posibilidad de que todos los habitantes del suelo argentino puedan “comer el domingo los ravioles con su vieja”. Tampoco es tanto lo que se pide y menos lo que exige un pueblo en la impostergable búsqueda de su felicidad.