Puede leerse, escuchando sus definiciones, que hizo lo que podía hacer desde lo discursivo. Levantó la voz dirigiéndose a la geografía que gobierna para apuntar a su antecesor de otro partido; al mismo tiempo, en consonancia con la posición del PRO, morigeró las críticas al paleolibertario, aunque se guardó para sí la necesidad de exigirle una discusión sobre los recursos económicos.
Así, en lo que fue su primer informe del estado general de la administración provincial, el gobernador de Entre Ríos habló de “sacarle el velo a tantos años de gobiernos que buscaron preservar la oscuridad”. Algo para lo que ya “empezamos a orientarnos en el rumbo correcto”, agregó, por las dudas.
Fue explícito en la banca a la orientación del proyecto de Milei. Marcó que “no tiene lógica” que el Estado nacional se ocupe de pagar sueldos de empleados públicos provinciales, de la obra pública en municipios, ni de subsidios al transporte público. “De eso tienen que ocuparse las provincias y los municipios”, definió. Pero, con astucia, propuso: “Antes tenemos que reordenar cómo se distribuyen los recursos en nuestro país. Qué le toca a cada quién”.
“Posición constructiva”
Frigerio se subió al discurso de La Libertad Avanza (LLA) en el sentido de decir que hay gastos (si usamos la jerga de los moradores de la Casa Rosada) o inversiones que corresponden que realicen, por definición, las provincias. Acompañó esa idea con una sugerencia de rediscutir antes los recursos.
“Una posición constructiva, al estilo de Rogelio”, leyó un dirigente que lo acompaña y está aprendiendo a interpretarlo, mientras corrían las sillas en las que se habían sentado las autoridades.
La incógnita a despejar es si esta postura, comprensiva del contexto nacional y del rumbo marcado por Milei y que a la vez reclama una reconfiguración de la asignación de recursos a las provincias, es comprendida por la ciudadanía.
Sobre eso, Frigerio también asignó responsabilidades pasadas: “En el último año, debido a la demagogia electoral, las provincias perdieron recursos significativos que es necesario recuperar”, castigó sin nombrarlo a Sergio Massa.
Este punto funcionó a dos bandas. Como guiño por un lado y pedido por el otro a la Nación. Pero también como advertencia puertas adentro de Entre Ríos: “El equilibrio de la Nación va a estar acompañando de desequilibrios crecientes en las cuentas públicas provinciales”.
Beligerancia total con Gustavo Bordet
La posición beligerante con su antecesor en el cargo fue escrita y reescrita en las últimas 72 horas. Pensada y repensada. Se hicieron observaciones, en el sentido de que se le pegaba a un exgobernador que se retiró con buena imagen pública y al mismo tiempo se mostraba colaborativo con un presidente que recorta fondos a diestra y siniestra.
Sin embargo, la crítica con posiciones constructivas o propositivas con la Nación, y los golpes al peronismo local fueron la clave dominante. Las respuestas no se podían demorar y no lo hicieron.
“Dejé una provincia con orden fiscal y financiero, sueldos al día que le ganaban a la inflación, obra pública en marcha, y resulta que en dos meses este gobierno se pone la provincia de sombrero”, bramó Gustavo Bordet ni bien terminó el discurso de Frigerio.
El exgobernador no suele usar palabras tan contundentes. Incluso no las utilizó durante la campaña electoral. Pero entendió que este era el momento. “En dos meses este gobierno se pone la provincia de sombrero”. Un Bordet desconocido.
También habló del “ajuste que está llevando adelante el presidente Milei de la mano de Frigerio en la provincia, que quiere soslayarse mirando para el pasado”. No me miren a mí por problemas que se generaron ahora, está diciendo.
Los legisladores de la oposición escucharon a Rogelio Frigerio y escucharon a Bordet. “Es más fácil para el gobernador Rogelio Frigerio echarle la culpa al gobierno anterior que reclamarle con seriedad y responsabilidad al actual gobierno nacional”, explicaban diputados y senadores provinciales. Fueron en la misma línea que Bordet pero no alcanzaron su tono.
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El Gabinete de Rogelio Frigerio, en la Asamblea Legislativa de Entre Ríos.
Un Rogelio Frigerio para Nación y otro para la provincia
La idea de un Frigerio con discurso para Buenos Aires y otro para la provincia de Entre Ríos no es nueva. Durante la campaña, e incluso en los primeros días luego del triunfo electoral que lo llevó al Sillón de Urquiza, mantuvo un discurso más amigable y moderado en la geografía provincial y uno profundamente antikirchnerista en el plano nacional.
Un Frigerio para ganar las elecciones en Entre Ríos, que tenía un peronismo desgastado pero un Bordet con buena imagen, y otro que nunca abandona las intenciones de una proyección nacional.
Esa lógica tiene el escollo de que lo que se diga aquí puede no trascender a los medios masivos. Pero lo que se marca en CABA inevitablemente llega a las pantallas locales de inmediato. Esa lógica de funcionamiento por lo general le sirvió.
Hoy, con la obligación de gobernar y, con ello, tomar decisiones, la historia es bien otra. Se encontró en la necesidad estratégica de bancar algunas de las reformas, o por lo menos el sentido de ellas, que plantea Milei. Siempre en concordancia con su partido, el PRO, y permitiéndose matices suaves pero claros, en relación a los recursos financieros. Si esos matices son comprendidos por la ciudadanía, si le permiten diferenciarse, de un gobierno que ajusta y pega en el bolsillo de la gente, aun no se sabe.
Mientras tanto, para transitar el camino que permita gobernar con carestía de recursos, en la apertura de sesiones ordinarias inauguró el relato de una herencia pesada que desfinanció el Estado y que le costará revertir.