Aunque la pelea entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich empieza retumbar a nivel nacional, en algunas provincias la dinámica de las internas sostiene sus viejas disputas y se empieza a acomodar en el escenario general. Sucede en Mendoza, donde los sectores identificados con la vicegobernadora Hebe Casado y el senador provincial Gabriel Pradines se disputan la conducción del PRO defendiendo las mismas banderas y lanzándose acusaciones similares.
En la tierra del sol y del buen vino, la discusión viene de larga data y responde a lógicas estrictamente provinciales. Allí la pelea de fondo es entre el gobernador radical Alfredo Cornejo y su exsocio Omar de Marchi, que en 2023 se abrió del armado de Cambia Mendoza para pelear por la gobernación con un espacio que llamó La Unión Mendocina. Ese fue el momento exacto en que todo se rompió. El PRO quedó intervenido y la discusión siguió su camino a cielo abierto.
Aunque la intención primaria era devolver la institucionalidad en la vida partidaria, el proceso que enfrenta a las listas de la vicegobernadora, Amarilla, y el senador demarchista, Propuesta Federal, fue levantando temperatura a partir de acusaciones cruzadas que judicializaron un proceso que, por ahora, se definirá el 30 de junio.
Las acusaciones cruzadas en el PRO
Lo llamativo de la discusión en Mendoza es que ambos sectores se acusan por querer “entregar el partido” y se escudan en la necesidad de “sostener la identidad partidaria” ante lo que entienden son aprovechamientos externos de una situación demasiado endeble.
El demarchismo insiste en que Casado busca sostener la estructura actual del oficialismo provincial, que hoy conduce el radicalismo. Basada en ese enfrentamiento explícito con la gestión, la vice afirma que Pardines y De Marchi juegan a dos puntas para romper Cambia Mendoza y poner al PRO a disposición de Javier Milei.
En ese escenario en el que todos desconfían de todos, lo concreto es que la elección determinará el futuro del partido en la provincia. Quienes ganen encararán un proceso que, como acaba de pasar en la provincia de Buenos Aires, podría tener una primera expresión en la ruptura de los bloques legislativos provinciales, que en los papeles ya funcionan divididos.
Hebe Casado con la cúpula del PRO en Mendoza.png
Hebe Casado en campaña, junto a la cúpula del PRO que apoyó su candidatura a la vicegobernación.
En el oficialismo mendocino no sólo insisten en las intenciones que no son descartadas de plano en los tinglados opositores, sino que acusan a La Unión Mendocina de “votar con el kirchnerismo” en Mendoza y “jugar con Milei” a nivel nacional. “No les interesa el partido, buscan quedarse con el sello con fines electoralistas”, afirman.
Línea Macri y Línea Bullrich
Con todo, a quienes protagonizan esta historia les resulta imposible desentenderse de la disputa nacional. Para Casado el impacto es indirecto. Sin tomar partido de modo explícito, su sector entiende que la pelea en la cúpula amarilla impide que haya directivas claras “hacia abajo” y que eso habilita una discusión que podría haberse evitado.
Conservar los valores y los lineamientos del PRO, y ayudar a la gestión de Milei sin sumarse es una definición del sector de la vice que coincide, en gran parte, con la actitud que Cornejo empuja en la interna del radicalismo. “Juntos pero no mezclados”, dice la dirigente a la que el demarchismo, en un particular giro cuyano, acusa de bullrichista.
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Es particular porque es el propio De Marchi el que forma parte del gobierno del que Bullrich es ministra de Seguridad, aunque sus hombres en Mendoza hoy se reconocen más cerca de Macri. “Nosotros queremos un partido fuerte e independiente y eso es lo que quiere Mauricio. Después veremos cómo se construye hacia adelante” dicen reivindicando esa posición consecuente con el contexto como una práctica habitual del espacio.
La judicialización en Mendoza
Mientas tanto, el proceso continúa el camino de la judicialización que fue impulsado por el sector de Casado. El jueves habrá una reunión que sentará al interventor Darío Nieto, el veedor del proceso Santiago Alberdi y los apoderados de cada una de las listas.
En disputa está el acta en la que la junta provincial bajó la lista de Pradines y que terminó siendo el argumento para que la conducción nacional decidiera intervenir en la contienda.
La vicegobernadora está convencida de que esa intervención fue un error. Habla de “intromisión” y “arbitrariedad” y sigue sin entender por qué el cúmulo de irregularidades, que habían dejado al demarchsmo fuera de la discusión por la asamblea nacional, no tiene las mismas consecuencias para la contienda que la tiene como protagonista. “Hay avales duplicados y avales truchos, es decir que no están cumpliendo los requisitos mínimos que exige la carta orgánica”, insiste el casadismo.
Pradines confía en que se votará el 30 de junio, que la convocatoria de la Justicia tiene que ver con cuestiones de tipo "procedimental" y que, por fuera de eso, la decisión del PRO a nivel nacional es que el futuro en Mendoza se defina mediante una elección en que ambas listas participen.