El PRO de Mendoza elegirá autoridades el próximo 2 de junio en medio del debate nacional por el futuro del partido. La puja en la provincia marcará un capítulo más de la pelea entre el gobernador Alfredo Cornejo y Omar de Marchi, su principal opositor, pero en el fondo la disputa definirá la continuidad amarilla en Juntos por el Cambio o el ensamble con La Libertad Avanza.
Con las listas oficializadas, la vicegobernadora Hebe Casado intentará quedar oficialmente al frente del partido amarillo enfrentando a la lista que encabeza el senador provincial de La Unión Mendocina, el partido de De Marchi, Gabriel Pradines.
“Tenemos que definir si vamos a ser un partido que toma sus decisiones como una fuerza independiente o si nos convertimos en un brazo de Cornejo, una especie de Franja Amarilla ”, dice el demarchismo, volviendo a marcar sus distancias con la administración provincial que comanda el mandatario radical.
En el sector de la vicegobernadora aseguran que el desafío es “recuperar los valores fundacionales” del PRO reivindicando, entre otras cosas, el armado coalicional que llevó a Mauricio Macri a la Casa Rosada en 2015 y al armado de Cambia Mendoza a partir del cual la escuadra amarilla se sostiene en la gestión provincial.
La interna y la intervención del PRO en Mendoza
El PRO está intervenido desde el año pasado, cuando el sector que comanda De Marchi decidió que no acompañaría la candidatura de Cornejo a la gobernación y propuso llevar el sello al armado de La Unión Mendocina, el espacio con el que terminó enfrentando al oficialismo.
De Marchi había consagrado como su sucesor a Álvaro Martínez y el sector de Casado denunció arbitrariedades en la junta interna que sirvieron como uno de los argumentos para que Patricia Bullrich, en plena carrera presidencial, definiera la intervención que, en aquel escenario de implosión, también restó poder al espacio con mayor cercanía a Horacio Rodríguez Larreta.
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Hebe Casado y Alfredo Cornejo.
En aquel escenario, la elección provincial marcó la primera división del partido, que repartió militancia entre los dos espacios que resultaron más votados de la contienda.
Si bien en un primer momento se designó como interventor al misionero Humberto Schiavoni, cercano a Bullrich y Cornejo, hoy el encargado de supervisar el proceso es el porteño Darío Nieto, secretario privado de Macri. Tanto Casado como Pradines reconocen al expresidente, aunque el hombre de La Unión Mendocina se autopercibe “en un 80%” cercano a las ideas que defiende LLA.
El debate amarillo en Mendoza resultará definitorio para la proyección de las alianzas que se reconfigurarán en 2025. Mientas se supone que Casado no estará en condiciones de romper filas con Cornejo y, por ende, abandonar la alianza con el radicalismo; la posición de Pradines es mucho más proclive a oficializar una estrategia común con el mundo libertario.
En sintonía con lo sucedido en 2023, en ambos sectores advierten que hay definiciones que se deben tomar “desde el territorio” y ponen como ejemplo el debate nacional que, en las provincias, dividió posturas respecto a la segunda vuelta presidencial que terminó consagrando a Javier Milei.
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El sector que responde a Omar De Marchi estará encabezado por el senador provincial Gabriel Pradines.
Los ejemplos más claros al respecto vienen del sector de De Marchi, que hoy forma parte del gabinete nacional y es un militante original del Partido Demócrata, uno de los sellos que le permitió a Milei participar de las elecciones nacionales.
Martínez, que presidía el PRO mendocino al momento en que se definió la intervención, ingresó a la Cámara de Diputados por la boleta de JxC en 2021 y en 2023 pegó el salto al bloque de LLA. En la última elección, dos de los legisladores nacionales que ingresaron a la cámara baja acompañando a Milei forman parte del armado provincial de La Unión Mendocina, donde participa el Partido Libertario.
El factor Alfredo Cornejo
Para el sector del PRO cercano al gobernador, ese cúmulo de coincidencias de las que nadie en el demarchismo reniega debería representar un límite a la hora de recuperar la “organicidad” de un espacio que busca ser normalizado. Esa es su principal crítica a De Marchi, a quien acusan de “personalista”.
En un escenario de ruptura, los argumentos se replican de ambos bandos. El último gran debate giró en torno a la reforma del Código de Procedimientos Mineros en la provincia, que Casado tomó como una cruzada propia. Con su rival en la interna sentado en una banca intentará empujar la aprobación definitiva en el Senado provincial que preside.
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Desde ambos lados también ponen números sobre la mesa argumentando las ventajas que en el plano territorial garantizaría el triunfo el 2 de junio, una elección donde están habilitadas para votar cerca de 18 mil personas afiliadas.
Si bien se descuenta que Casado pondrá a jugar en la interna a la estructura del oficialismo, el demarchismo advierte respecto de la ascendencia sobre la dirigencia del partido. De hecho, hasta el momento de la intervención, Pradines era el presidente del PRO de Guaymallén, el distrito con mayor peso del conurbano mendocino.