La licencia de Patricia Bullrich como presidenta del PRO significó un nuevo round en su interna presidencial con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Con un gesto institucionalista con el que procura marcarle la cancha a su rival, que analiza hacer lo mismo con su cargo en la Ciudad, la exministra de Seguridad cedió un espacio cuyas atribuciones el alcalde se jactaba de haber recortado.
De acuerdo a lo que reconstruyó Letra P, la decisión de pedir licencia comenzó a cocinarse a fuego lento hace tres semanas, cuando se produjo una discusión muy fuerte en el PRO por los cierres de alianzas en Salta y Tierra del Fuego. En ambos distritos, Bullrich decidió jugar a fondo contra el jefe de Gobierno. Esas acciones generaron que el secretario de Proyección Federal de la Ciudad, Eduardo Macchiavelli, uno de los coordinadores del armado de Larreta, convocara a una reunión de emergencia del Consejo Nacional del partido.
Allí se decidió limitar la capacidad de acción de la Presidencia del PRO ya que cada decisión sobre alianzas o cambios de interventores tenía que ponerse a votación del Consejo. Esa medida fue objetada por Bullrich, que, en su momento, cuestionó la legalidad de esa convocatoria. En ese escenario se iniciaron las conversaciones.
Según cómo se mire
Los armadores de Larreta consideran una victoria la licencia que Bullrich decidió tomar. “Deja ahora el sillón porque ya no tiene margen para hacernos daño”, afirmó uno de los encargados de juntar voluntades para el jefe del Gobierno en el interior del país.
Sin embargo, con este gesto que no le cuesta nada, Bullrich pone en un brete a Larreta, que, como contó este portal en exclusiva, tiene en agenda una medida similar en carpeta. En una de las tantas discusiones que protagonizaron las dos principales figuras presidenciables del PRO, los referentes del jefe de Gobierno iban a avanzar con pedirle a la exministra que se corriera de la Presidencia por lo que consideraban “desmanejos” en la forma de conducir el partido. Ella, consciente de eso, amenazó con pedir que el alcalde dejara sus funciones durante la campaña.
Ahora, su pedido de licencia condiciona al jefe de Gobierno. En los próximos días, el entorno de Bullrich avanzará para que Larreta tome la misma medida. Una muestra ya dio Damián Arabia, mano derecha de la exministra de Seguridad. “Celebro que, en el marco de su campaña presidencial, pida licencia. Reglas claras, limpias, no utilizando el cargo para su propio beneficio. Todos los candidatos presidenciales debieran tener las mismas condiciones y seguir su ejemplo”, afirmó.
En la Ciudad hicieron el mismo análisis, por lo que adelantan que tendrán que medir sus próximos pasos. “Corremos desde atrás, lo que nunca es bueno, pero hay una diferencia sustancial entre pedir licencia en un cargo que está vacío y hacerlo en una gestión”, reflexionó uno de los funcionarios más cercanos al jefe de Gobierno.
Incluso en el larretismo hay quienes creen que el expresidente Mauricio Macri podría estar detrás de la decisión de Bullrich como una “devolución de gentilezas” al jefe de Gobierno por su malestar con la concurrencia en las elecciones porteñas. Ante la consulta de este medio, en el entorno de la exministra aseguraron que el exmandatario no tuvo injerencia en el asunto.