NUEVO MAPA POLÍTICO

Natalia de la Sota piensa en un nuevo armado de centro y opositor para 2025

La diputada conversa con dirigencia radical que no compra el cambio de Javier Milei. Apego peronista. Los chispazos con Juan Schiaretti y un juego preventivo.

La diputada Natalia de la Sota mantiene un rol activo en el recinto: hizo su parte para que el oficialismo libertario y el radicalismo cauteloso no patearan la reunión en la comisión de Transporte con una veintena de intendentes del interior y levanta la bandera de la defensa por los derechos de las personas con discapacidad. La hija del tres veces gobernador de Córdoba tratará de capitalizar los frutos de su postura cerrada contra el gobierno de Javier Milei y, en adelante, moverá rápido.

La foto de la diputada cordobesista con Daniel Passerini empieza a marcar un cambio de clima. Ambos con origen en las filas de José Manuel de la Sota y larga militancia compartida tomaron un impasse en la relación por desacuerdos en la formación de las listas electorales de 2023 para la capital.

Passerini endureció su discurso contra La Libertad Avanza porque cayó en la cuenta que no van a ceder a las demandas del interior profundo. Para el peronista -que se mantuvo en estricta reserva para la pulseada nacional- las medias tintas ya no van más.

En las últimas horas, la hija del tres veces gobernador se reunió con el radical Facundo Manes y con el exministro de Desarrollo Social de Alberto Fernández, el diputado Daniel Arroyo. Otras reuniones, por su peso específico, quedan bajo reserva. Sin embargo, el diálogo con Sergio Massa y referencias del Instituto Patria en Buenos Aires sigue hiperactivo.

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Como contó Letra P, fuentes camporistas piden no descartarla en la pelotera de nombres para integrar el esquema de nuevas autoridades del PJ a nivel nacional.

De la Sota activó la ambulancia de desencantados con el gobierno de Milei y de quienes, como ella, siempre supieron que el Presidente no iba cambiar su plan de superávit fiscal.

Un armado paralelo al de Juan Schiaretti

Por el momento, estas conversaciones exploratorias se mantienen en un universo aparte. No tocan con las ondas expansivas de Juan Schiaretti, el excandidato presidencial que se muestra nuevamente activo en las arenas de la política.

La relación entre De la Sota y la escudería schiarettista camina por la cuerda floja. La tensión alcanzó su punto máximo en la carrera electoral del año pasado. La diputada cumplió con lo mínimo requerido en la campaña nacional del cordobés porque, como se sabe, su blanco exclusivo fue Massa.

La profesora de música no dudó en subirse a la estrategia del entonces ministro de Economía para ratificar el lado de la vereda que elegía.

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Florencio Randazzo, Juan Schiaretti y Miguel Ángel Pichetto.

Florencio Randazzo, Juan Schiaretti y Miguel Ángel Pichetto.

Desde ese entonces, mantiene una postura crítica con el poder central. La situación le valió el reproche del gobernador Llaryora. Sus alfiles le fustigan a De la Sota su escasa disciplina partidaria en momentos de alta tensión con la tropa libertaria.

La diputada habla con Llaryora y el ministro de Gobierno, Manuel Calvo, con frecuencia. El entorno de la mujer que porta un apellido de tradición dentro del peronismo asegura que con el nuevo jefe del PJ cordobés está todo más que bien.

Sin embargo, no deja de ser llamativo el movimiento de De la Sota en momentos donde el schiarettismo y algunas fuentes encumbradas del llaryorismo aseguran que no habrá un lugar para ella en la lista que podría encabezar Schiaretti en 2025.

La rosca nacional del peronismo tiene a la diputada Natalia de la Sota entre quienes suenan para el recambio de autoridades.
Natalia de la Sota se subió a la campaña de Sergio Massa.

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