El detalle es que resulta difícil que dicha renovación se concrete cuando las mareas de la política siguen los designios de un presidente que encarna una revolución reaccionaria que, en tanto necesita institucionalizarse, se hace "casta" y pierde frescura. También cuando su suerte depende de aliados reciclados de una historia reciente y malhadada, y cuando lo que se le para enfrente sigue condicionado por una figura cuya elegibilidad trastabillará pronto entre los tribunales y el palacio legislativo.
Mauricio Macri en su laberinto…
De cara a las elecciones del año que viene, el sistema opera con presente puro, es decir con una hipótesis de fortaleza de La Libertad Avanza (LLA) y lo que resulten sus satélites. Sin embargo, falta para ese evento un año largo en el que pueden pasar mil cosas, revertirse todas y volver a ocurrir. El drama social, los alcances inciertos de la paciencia ciudadana, los tropezones de la desinflación y las inconsistencias, sobre todo cambiarias, del plan de Toto Caputo deberían llamar a una prudencia mayor a la hora de trazar escenarios.
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Javier Milei y Mauricio Macri.
El expresidente, que prueba hoy el mismo jarabe amargo que le suministró a la UCR a lo largo de su mandato, salió a alinear al PRO en respaldo al veto que pesa sobre la ley universitaria, abriéndole a la ultraderecha una ventana grande para soñar con el sostenimiento de su segundo veto.
Con todo, el partido no ahorró críticas al hablar de "un conflicto agravado por cuestiones internas del propio Gobierno" y al señalar carencias de gestión, lo que constituyó otro dardo hacia el jefe de Gabinete blue Santiago Caputo y, en verdad, contra el propio jefe de Estado. Sin embargo, el combo –apoyo y crítica– lo pone en un no lugar, en el que cargará con el costo político de acompañar una medida impopular sin obtener las garantías de cogobierno ni de trato favorable que reclama para negociar una eventual alianza electoral el año que viene.
Para facilitarle a Macri el paso del megabatracio por la garganta, el Gobierno anunció un aumento unilateral del 6,8% al personal universitario. El trago de agua es pequeño: el atraso de esos salarios supera el 50% en lo va del hiperajuste.
El líder amarillo no deja de amagar con una toma de distancia que no concreta o que, tal vez, no puede concretar por temor a que su electorado ya haya migrado en buena medida hacia LLA. Así, se pelea con su enemiga íntima Patricia Bullrich por mil motivos, pero termina por coincidir con ella en la falta de culpa con la que borra con el codo todo lo que había escrito con la mano hace muy poco tiempo en favor de la educación universitaria.
… y Javier Milei en el suyo
Tampoco el Presidente la tiene atada: a él, con el PRO no alcanza y sin el PRO no se puede.
Para blindar su veto contra los salarios de docentes y no docentes, el mandatario necesita a alinear a los "héroes" que consolidaron la licuación de las jubilaciones, lo que incluye a diputados de partidos provinciales y a los tránsfugas conocidos del radicalismo.
Javier Milei y Karina Milei
Javier Milei y su hermana Karina.
La suerte del veto comenzará a jugarse –o se jugará del todo– este miércoles en la cámara baja: si esta no insiste con dos tercios, la ley de financiamiento universitario caerá y la opinión del Senado resultará superflua. Los métodos más rancios de la "casta" vuelven a estar a la orden del día para convencer a los volubles, lo que a Milei le provoca una doble sangría: uno, lo expone ante la sociedad como más de lo mismo y no como el renovador que dice ser, y dos, ese sentimiento cobra relevancia cuando, con cada veto, amplifica el tendal de los heridos por su hiperajuste.
Mientras, en lo que respecta a la problemática universitaria propiamente dicha hay pronóstico reservado.
El costo político que pagaría el Gobierno, eventualmente, por otra victoria a lo Pirro parece desmesurado –Filosofía y Letras de la UBA fue tomada en la noche del lunes por el estudiantado– cuando se lo compara con el costo fiscal en juego, de apenas 0,14% del PBI. Sin embargo, lo que se dirime en el fondo es otra cosa: la cristalización de un esquema de gobernabilidad hecho de aplicación de los superpoderes recibidos en la ley Bases, decretos de necesidad y urgencia, y vetos cada vez que el Congreso se corta solo.
Si el financiamiento universitario se sostuviera, tal vez el mercado financiero –que vive una fiesta cotidiana– acuse el impacto. En ese caso, el Presidente y su ministro de Economía perderían el favor del actor que más le responde por el momento.
El horizonte de CFK
Cristina Kirchner "cedió" al pequeño clamor que logró generar en torno a su figura para presidir al Partido Justicialista, una herramienta que en el pasado le interesó tan poco que llegó a abandonarlo en 2017 para no darle el gusto de una primaria a Florencia Randazzo. Tal vez esas idas y vueltas justifiquen las cinco carillas que debió llenar de argumentos y razones.
En tanto, el riojano Ricardo Quintela ratificó su propia aspiración y mostró sus credenciales, poniendo de manifiesto una contestación al liderazgo de CFK que merece atención, más allá de que tenga o no tenga con qué sostenerla.
¿Habrá finalmente competencia, unidad o decisión de patear la pelota de la elección de autoridades para más adelante? He ahí otra película con final abierto en la Argentina que redefine su política sin saber si, en verdad, comienza a ordenarla.
Los recelos de quienes resisten a la expresidenta son conocidos y están dados por la fina frontera que separa el liderazgo de la unilateralidad.
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"Estoy dispuesta, una vez más, a aceptar el desafío de debatir en unidad (…). Sin embargo, la unidad necesita dirección y proyecto", escribió. Dirección y proyecto… ¿pero cuáles? ¿Unos construidos coralmente o los suyos y los de La Cámpora? Eso se pregunta la contra.
Es curioso: mucho se le cuestiona en cuanto a estilo de conducción y poco sobre la falta de renovación de ideas y consignas, cosa que sugiere, pero no termina de concretar. Será que sus críticos tampoco tienen por ahora mucho para aportar al respecto.
Les guste o no a esos sectores, Cristina representa más que cualquier suma de ellos en la base peronista, aun cuando esta se encuentre hoy lejos de lo que supo ser. Sin embargo, cualquier movimiento de "La Jefa" aparece extremadamente condicionado, lo que lleva a interrogarse otra vez si su salida al ruedo habla de futuro o de un last dance nostálgico.
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No se trata de aventurar qué respuesta podrían darle los votos, sino de advertir sobre una secuencia de eventos de potencial destructivo:
- Primer acto. La Cámara Federal de Casación Penal anunció, apenas después de la difusión de la carta de CFK, que el 13 de noviembre revelará su sentencia en la causa "Vialidad", por la que ya fue condenada en primera instancia a seis años de prisión. El sesgo sugiere la confirmación –año más, año menos– de esa pena.
- Segundo acto. Ni bien ocurra eso, arreciarán las voces en el Congreso para terminar se sacarle las telarañas al proyecto de ficha limpia, que ya tiene dictamen de comisión en Diputados y que establece la no elegibilidad de las personas condenadas en dos instancias por delitos de corrupción. La supuesta aprobación de dicho texto en el Poder Legislativo conllevaría la imposibilidad de CFK de participar en las elecciones del año que viene e incluso de presidir el PJ.
- Tercer acto… Aun si la ficha limpia encallara en el Senado, el peronismo quedaría atrapado en el pantano pegajoso de la polémica. Y si la hubiera, ¿podría forzar ella a todo el sector a enrolarse detrás de su figura como gesto unitario contra su proscripción? En todo caso, ¿qué clase de futuro le brindaría una cosa u otra al principal sector de la oposición?
"'¿Para Cristina está mal que vaya (a la conducción del justicialismo) un gobernador que emitió cuasimonedas (Quintela), pero está bien que vaya una expresidenta con condena judicial? Mirá vos’. La frase mordaz, pronunciada por un dirigente con peso territorial, expresa el nivel de aspereza intraperonista", escribió Pablo Ibáñez.
Así están las cosas. Mientras, el silencio de Axel Kicillof sobre la jugada de Cristina resultaba atronador al cierre de esta nota.
Un detalle –pequeño– para el cierre. Más arriba se mencionó a Randazzo… El exministro no puede con sus rencores e, indignado otra vez con CFK, anunció su renuncia al peronismo partidario. O, más bien, la formalizó, porque su declarada voluntad de cooperar con Milei dio cuenta hace ya bastante tiempo de una deriva llamativa.
¿Alguien lo echará de menos?