El 15 de diciembre del año pasado, cuando fue electo para presidir la UCR, el senador Martín Lousteau se subió al proyecto de la renovación del partido y convertirse en la resistencia al gobierno de Javier Milei, con una parada intermedia necesaria y obligada en 2025 y un destino final para ser la alternativa de centro en 2027.
En ese camino, que lleva poco menos de cuatro meses, el porteño profundizó las críticas al Presidente, lo que le generó fisuras al interior del partido: de un lado, quienes, sedientos de fondos que oxigenen el ahogo financiero, se muestran colaboracionistas con el gobierno nacional; de otro, quienes pretenden recuperar las banderas históricas del radicalismo en defensa de la educación y la salud pública y en favor de las clases populares.
En las giras mediáticas que Lousteau encabeza casi a diario, se ocupa de dejar bien en claro el argumento medular de su discurso. "El DNU es inconstitucional", repite y, así, expone al otro sector radical que en el Congreso encabeza el cordobés Rodrigo De Loredo, cercano a la idea de acompañar la marcha libertaria.
La grieta de la UCR
Lousteau anota en sus filas a uno de los cinco gobernadores radicales, el santafecino Maximiliano Pullaro, quien se muestra despegado de quienes integran el Grupo Malbec, encabezado por el correntino Gustavo Valdés y seguido por el mendocino Alfredo Cornejo y el chaqueño Leandro Zdero. A mediados de marzo, los mandatarios lanzaron una carta venenosa con críticas a la conducción de Lousteau. De afuera, por ahora, mira el gobernador de Jujuy, Carlos Sadir.
Con Pullaro camina Lousteau pensando en protagonizar una alternativa de centro en 2027 que termine con el programa libertario que -considera- profundiza los problemas que Argentina arrastraba de los gobiernos anteriores. Allí abre la puerta a los sectores que planteen los mismos problemas y que también critiquen el modelo kirchnerista.
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Martín Lousteau y Maximiliano Pullaro.
La primera parada será el año que viene, cuando al senador se le venza su mandato en el Congreso. Lousteau tendrá una doble chance, lo que le abrirá un canal de negociación con algún otro espacio que vaya por el mismo sendero: podría encabezar una lista de postulantes a la Cámara de Diputados en representación de la Ciudad o buscar la revalidación de una banca en el Senado. De lo que está seguro Lousteau es que su proyecto es nacional y que para llevarlo a cabo el partido debe tener una posición clara, sin grises, algo que hoy asoma complicado.
El brazo territorial
Además de Pullaro en Santa Fe, el economista deberá poner un pie en otras provincias y amalgamar diferentes miradas en la UCR. Es decir, Lousteau quiere conducir, pero abre la puerta a los acuerdos. En la provincia de Buenos Aires pasa otra cosa, aunque también requerirá de consensos. El partido deberá renovar autoridades a fines de este año y allí pujará con otros sectores que disputan poder: el oficialismo, encabezado por Maximiliano Abad, y el protagonismo que intenta conseguir Facundo Manes.
Abad cuenta con una tropa de intendentes y legisladores provinciales que, en su mayoría, lo siguió en la estrategia de jugar con Patricia Bullrich en 2023. Sin embargo, el Foro de Intendentes Radicales anunció hace unas semanas que buscará cierta autonomía institucional y exigirá al partido unificar posturas. Allí estará Lousteau tratando de confluir con esos sectores territoriales necesarios para cualquier armado electoral en una doble misión: alinear a las intendencias del interior detrás de su proyecto y reforzar la estructura del conurbano bonaerense, dos variables necesarias en el distrito que concentra el 37 por ciento del parón electoral nacional.
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El diputado Facundo Manes y el senador Maximiliano Abad, rivales internos de Martín Lousteau.
Interior vs. conurbano
En el interior, el radicalismo conduce 27 municipios, aunque, excepto Tandil, casi ninguno supera los 30 mil habitantes. Mientras que, por otro lado, Lousteau considera que no hay manera de construir poder real en Buenos Aires si el factor conurbano no se aborda estratégicamente.
Dejar de ser una fuerza testimonial en un universo en el que votan millones de personas es la cuestión. Ejemplos: en 2023, sólo tres candidatos radicales se presentaron en el conglomerado de 24 municipios. Josefina Mendoza, en La Matanza; Macarena Posse, en San Isidro; y Pablo Domenichini, en Esteban Echeverría.
Sólo este último superó las PASO. En la Primera sección, apostará a la recuperación de Gustavo Posse, caído en desgracia el año pasado, quien busca reconstruir su armado territorial. El barón sanisidrense podría convertirse en un aliado que le dé algo más de volumen al radicalismo de Lousteau. Con todo, será necesario bastante más que eso para dar pelea en este territorio clave.