El gobernador electo de Córdoba, Martín Llaryora, compartió con sus asesores algunas impresiones del debate entre Sergio Massa y Javier Milei. En el entorno del todavía intendente de la capital buscan equilibrar el análisis político: “Uno, sobreactuó y jugó con información fina; el otro estuvo muy lerdo”. Definiciones repetidas en las últimas horas, pero que se redefinen en el contexto. Llaryora compartió estas precisiones en el refugio de la vida familiar en San Francisco, una parada natural después de la larga gira por el exterior que inició horas después de que quedaran reveladas las figuras que pugnarán por la presidencia en el ballotage. Dedicado a sus afectos permanecerá todo este lunes, para retomar las actividades oficiales recién el martes por la tarde.
“Silencio de radio”, es la consigna que se autoimpuso el sucesor de Juan Schiaretti para el sprint final de la campaña. Un poco en serio, otro en broma, en el peronismo hablaban de que si fuera por Llaryora, hubiera regresado al país después de del 19N.
Es que la postura dura de Schiaretti no ha sido fácil de llevar para el elenco peronista de la provincia. Tampoco para Llaryora, quien está dispuesto a sostener públicamente la sintonía política con el cofundador del cordobesismo, pese a las presiones de las bases y la complejidad de empezar una relación institucional con el pie izquierdo con quien resulte ganador el próximo domingo.
Como ya contó Letra P, Llaryora convive con las expresiones públicas a favor de Massa de algunos altos perfiles de Hacemos por Córdoba. También mandó a limitar algunas otras, como el comunicado a favor del ministro candidato que sacó el PJ de San Francisco. Aparecieron en escena el intendente de esa ciudad, Damián Bernarte, y el diputado Ignacio García Aresca, los verdaderos lugartenientes del departamento San Justo.
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Ahora bien, por estas horas en el llaryorismo ruegan que Schiaretti tampoco haga de las suyas. Hace una semana que, en su cuenta de X, el gobernador sigue un hilo de gestión. Puso una pausa a sus diatribas antikirchneristas que tocaron su pico más alto durante la gira de la semana pasada de Massa. La tregua se extendió durante el debate del domingo.
El recibimiento a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, fue otro gesto de Schiaretti que calmó las agitadas aguas del cordobesismo, como este medio ya describió al detalle.
Mientras todo discurra en una neutralidad verosímil, Llaryora también continuará sobre la línea demarcada. Gestión y futuro serán los temas que dominarán su agenda en horas decisivas para el futuro del país.
Rosca e inspiración
Este martes, cuando retome su actividad oficial en la Municipalidad de Córdoba, mantendrá reuniones con su sucesor, Daniel Passerini, y con parte de los hombres y las mujeres que integrarán los dos gabinetes más importantes de la política de la provincia.
Desde encumbrados despachos del Palacio 6 de Julio dan señales concretas -o al menos, eso quieren instalar- sobre el foco de atención de Llaryora. Reconocen que ya están delineando los ejes discursivos del 10 de diciembre, mientras planifican la sucesión de los actos.
“Llaryora tiene que firmar la sucesión con Passerini. Después el gobernador electo tendrá su instancia con Schiaretti y trataremos de ajustar todos los tiempos para participar de la asunción del próximo presidente”, adelantan las repuesta a una pregunta típica de la época que busca mostrar quiénes estarán y quiénes no en ese acto institucional de relevancia democrática.
Es una forma de ratificar la neutralidad bizarra del cordobesismo y que supone un eje atado al protocolo institucional, sea Massa o sea Milei a quien le toque colocarse la banda ante la mirada de todo un país.