Hubo sacerdotes de la opción por los pobres y de las villas. Un clérigo militante es el vocero. Mesa ecuménica y calle. "Menos oración, más revolución".
Paco Olveira, Juan Carlos Molina y otros curas villeros en la marcha por CFK
Captura de redes Curas K y la mesa ecuménica en la marcha por CFK
Captura de redesHoras después de que la Corte Suprema dejó firme la condena contra CFK, un grupo de curas y personas referentes del ecumenismo se reunieron frente a su casa en Constitución. Este miércoles, con Paco Olveira y Juan Carlos Molina al frente, marcharon a Plaza de Mayo y ratificaron su mensaje militante y religiosamente incorrecto: "Menos oración, más revolución".
La guardia de fe que rodea a Cristina Fernández de Kirchner no es nueva, pero cobró visibilidad tras el intento de magnicidio de 2022. Con un pie en los barrios populares y otro en la trinchera política, los Curas en la Opción por los Pobres (OPP) y otros espacios religiosos expresan su respaldo a la expresidenta sin eufemismos.
El más activo es Olveira, párroco en la capilla Beato Enrique Angelelli del asentamiento Eva Perón, en jurisdicción eclesiástica bonaerense de Merlo-Moreno. Figura de la liturgia militante, su voz resuena en actos, movilizaciones y pronunciamientos con sello kirchnerista.
Estuvo en el Senado, ayunó frente a Tribunales con el lema “Democracia o mafia judicial” y no falta a ningún llamado en defensa de La Jefa. Este miércoles volvió a encabezar la vigilia.
En nombre de un sector de la Iglesia que ve en la sentencia una proscripción política, Olveira ofició la palabra pública. “Somos herederos de los 30 mil que daban la vida por Perón. Decimos sin tapujos: la vida por Cristina”, arengó desde las redes sociales.
Junto a Olveira estuvo Molina, el sacerdote que estuvo a cargo de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar) durante el kirchnerismo.
Con pasado pastoral en Santa Cruz y vínculo directo con los Kirchner, combinó gestión y sotana, no sin controversias.
Su defensa del consumo no criminalizado y declaraciones sobre el narcotráfico lo expusieron a cuestionamientos. Pero su fidelidad política prosiguió en el tiempo.
Actualmente, su presencia en redes y en las calles le da volumen a un sector eclesiástico que se mueve en clave de kirchnerismo explícito.
El pasado domingo, una mesa ecuménica-interreligiosa, convocada con el versículo bíblico “Justicia, justicia perseguirás”, se reunió frente al domicilio de la expresidenta en el barrio porteño . Referentes del islam, el judaísmo, el protestantismo y el catolicismo cuestionaron lo consideraron una “decisión política” del máximo tribunal.
Desde un altar improvisado, Olveira ofició la arenga. A su lado estaban el sheik Mosend Alí, la pastora Viviana Pinto, el rabino Damián Karo y el intelectual Jorge Elbaum.
Tras la ceremonia, una delegación ingresó al departamento del segundo piso de San José 1111, para una oración privada con CFK.
Los Curas en la Opción por los Pobres publicaron un pronunciamiento en tono bíblico y acusador. Con citas del libro de Job, denunciaron un Poder Judicial “ciego ante la justicia” y alineado con “los intereses de los poderosos”.
Más que una defensa personal de CFK, la declaración es una interpelación institucional: “No se trata de estar de acuerdo o no con determinadas personas acusadas, se trata de transparencia y verdad”.
El mensaje cierra con una advertencia: “Un poder judicial como el que campea en nuestra patria no puede esperar ni credibilidad ni paz social”.
La protesta espiritual que acompaña a CFK se sostiene en una red transversal de curas villeros, laicas consagradas, monjas y pastores.
Figuras como el cura villero Chueco Romero, el diácono David López y los sacerdotes OPP Eduardo De La Serna, Ignacio Blanco, Bachi Angeli, Cristian Latricciano, Carlos Gómez, Lautaro Belloni y Marcelo Ciaramella tejen un frente eclesiástico que conjuga mística, militancia y política.
En sus palabras y gestos, invocan a Dios, a la justicia social y a un proyecto político que ven encarnado en CFK. Entre la sotana y la calle, su mensaje retumba: menos oración, más revolución.